A mi regreso a la capital, el pasado sábado, de un viaje al municipio de San Carlos, Río San Juan, recordé que para ese día las ONG opositoras y el MRS habían convocado con “bombos y platillos” a una “extraordinaria marcha” en Juigalpa, Chontales, contra el proyecto de construcción del Gran Canal anunciado por el Gobierno de la República.
La tan anunciada y promovida marcha de protestas por estos organismos políticos, además de la desmedida promoción realizada por los medios de comunicación afines a los organizadores de lo que llamaron un evento sin igual, despertaron mi curiosidad y decidí tomarme tiempo para constatar personalmente la vaticinada actividad gigantesca.
Durante el trayecto a Juigalpa no dejaba de pensar con algo de temor en que si la pronosticada marcha era tal como lo auguraban sus promotores, se les saliera de control y pudieran registrarse actos de violencia o en su defecto disturbios que pudieran poner en peligro el orden cívico, la paz y la armonía que vive ese tranquilo municipio.
En esa reflexión estaba cuando por fin llegué a la cabecera departamental de Chontales. Mi primera impresión me alegró un poco, puesto que lo encontré bastante calmado, a como usualmente es Juigalpa, aunque no omito decir que había bastante presencia policial debido a la famosa marcha y porque además se celebraría una feria en celebración al Día Internacional de la Tierra.
Mónicfa López, dirigente de una ONG opositora ligada al MRS, arenga a los escasos y presuntos «campesinos».
Eran como las nueve y cuarto de la mañana cuando me encontré en el puente conocido como La Tonga, exactamente frente al Maxi Palí de esa ciudad, allí fue donde encontré un grupo no mayor de sesenta personas con algunas pancartas y mantas en alusión a la marcha anticanal convocada por ONG opositores y el MRS.
Decidí parquearme y bajar de mi auto, el que puse bajo buen resguardo por cualquier cosa, la primera impresión que me vino a la cabeza fue que ese sería al punto de partida y que la gente estaba comenzando a llegar, pero después de un rato constaté que ese pequeño grupo era el “grosor” de la tan temida marcha que habían pronosticado sus promotores.
Como pude pase el cordón policial y en un momento me encontraba dentro de un reducido grupo que arengaba consignas contra el canal y contra el Gobierno. Quiero mencionar que la gran mayoría de todo los que estaban en esa protesta era de Managua, pude reconocer a muchos de ellos, quienes forman parte de ONG opositores y del MRS
En el pequeño grupo de personas, en el que también había vendedores y gente que esperaba buses, logré identificar a Henry Ruiz, Edmundo Jarquín y su hijo, Ana Quiroz y su pareja, Patricia Orozco, Violeta Delgado, María López Vigil y el directivo del CENIDH Gonzalo Carrión, acompañado de un séquito de unos quince miembros de ese organismo.
Cabe señalar que el tránsito estaba paralizado en ese sector, puesto que la presencia de este grupo de protestantes no permitía que el cerco policial dejara pasar a los carros. Fue entonces que un rumor de los organizadores de la marcha se dejó escuchar: “Hagamos como que el grupo se disuelve para que los vehículos pasen por encima de los hijos de p… policías”.
El mágico elixir -guaro lija- no faltó en Juigalpa a fin de retener a los pocos protestantes que llevaron.
Estas tan desesperadas como nocivas sugerencias me dejaron muy en claro una cosa, y es que el llamado poder de convocatoria del que tanto se ufana la oposición en Nicaragua, en este caso dichas ONG opositoras y el MRS, no existe, que solo son espejismos que perturban la mentalidad de sus inventores y la de los medios de comunicación que los arengan.
Después de ser testigo ocular de estos hechos, comprendí la publicación que el diario La Prensa le hiciera a la señora Francisca Ramírez, quien se puso a llorar en medio de la entrevista alegando que la Policía le impidió que marcharan.
Según lo que presencié, creo que las amargas lágrimas de la manipulada mujer se debieron al engaño de que fue víctima.
Le prometieron que esta vez sí llegaría gente a apoyarla, pero le volvieron a mentir. Veo que hay mucha manipulación en todo este asunto del canal. La Prensa y Confidencial por momentos me han hecho dudar sobre el poder de doña Francisca. Todo es un enorme fiasco.
Lo triste es que los pocos jóvenes que llegaron a la “gran marcha campesina” fueron retenidos en el lugar con bolsas de guaro que “garantizaron” los organizadores, según pude entender en medio de la repartidera del famoso elixir de las ilusorias “masas” opositoras.