Amy Goodman | Denis Moynihan
*El ejemplo de Dan Ellsberg ha animado a otros denunciantes, entre ellos Edward Snowden, quien, mientras era contratista de la NSA, participó en el desarrollo del programa secreto y global de vigilancia masiva del Gobierno de Estados Unidos.
Hace 50 años, el famoso denunciante Dan Ellsberg filtró una serie de archivos secretos comúnmente conocidos como los “Papeles del Pentágono”. Fue un valiente acto en defensa de la verdad por el que más tarde se enfrentó a una posible condena a cadena perpetua. Desde entonces, Ellsberg no ha dejado de luchar por sus convicciones.
En mayo pasado, solo unas semanas después de cumplir 90 años, el exconsultor del Pentágono reveló otro informe clasificado de seguridad nacional. Ellsberg habló recientemente en un panel moderado por Amy Goodman que se realizó en la Universidad de Massachusetts y en el que también participó el denunciante de la Agencia de Seguridad Nacional Edward Snowden. La conferencia se denominó “Truth, Dissent, & the Legacy of Daniel Ellsberg” (La verdad, el disenso y el legado de Daniel Ellsberg)”.
“Permítanme decir una verdad que he guardado durante 50 años”, dijo Ellsberg, antes de leer un informe secreto de 1958 que revela la intención de las autoridades estadounidenses de lanzar una guerra nuclear. “Copié ese informe. Lo guardé en 1969 en mi caja fuerte ultrasecreta. Y lo he tenido desde entonces”.
Ellsberg trabajó para la corporación RAND y como asesor del Gobierno de Kennedy. También formó parte del Cuerpo de Infantes de Marina de Estados Unidos y había participó en varias misiones de guerra en Vietnam.
En 1969, inspirado por el creciente movimiento contra la guerra y contra el reclutamiento militar, Ellsberg fotocopió los Papeles del Pentágono, unas 7.000 páginas de documentos secretos sobre las decisiones que tomó Estados Unidos durante la guerra de Vietnam.
Como no pudo encontrar ningún senador estadounidense que estuviera dispuesto a recibir y hacer públicos los documentos, Ellsberg optó por filtrarlos al periódico The New York Times.
El periódico publicó su primer artículo sobre los Papeles del Pentágono el 13 de junio de 1971. Dos días después, un tribunal federal aceptó la solicitud del presidente Richard Nixon de dictar una orden judicial que obligaba al periódico a cesar la publicación.
Después de que se hizo pública la identidad de la persona que había filtrado los documentos, Ellsberg y su esposa Patricia pasaron a la clandestinidad, pero Ellsberg continuó distribuyendo copias de los documentos a otros periódicos.
El asesor de Seguridad Nacional de Nixon, Henry Kissinger, calificó a Ellsberg como “el hombre más peligroso de Estados Unidos”. Por su parte, Nixon dijo durante una conversación grabada que entabló en el Despacho Oval con su fiscal general: “Tenemos que vigilar el objetivo principal. El objetivo principal es Ellsberg. Tenemos que atrapar a este hijo de puta”.
El 30 de junio, la Corte Suprema falló a favor del periódico The New York Times, prohibió la censura gubernamental de la prensa y permitió que continuara la publicación de los documentos secretos del Pentágono.
Temiendo nuevas revelaciones, Nixon intensificó su campaña contra el denunciante. En una conversación con Democracy Now!, Ellsberg dijo. “Entraron ilegalmente al consultorio de mi expsicoanalista, mandaron a 12 excombatientes cubanos que participaron de la invasión de Bahía de los Cochinos para que me dejaran incapacitado en las escalinatas del Capitolio.
El 3 de mayo escucharon mis conversaciones telefónicas de manera ilegal, sin orden judicial”. Cuando la conducta irregular del Gobierno de Nixon fue puesta en evidencia, el juez desestimó el caso de espionaje contra Ellsberg.
El ejemplo de Dan Ellsberg ha animado a otros denunciantes, entre ellos Edward Snowden, quien, mientras era contratista de la Agencia de Seguridad Nacional, participó en el desarrollo del programa secreto y global de vigilancia masiva del Gobierno de Estados Unidos. Snowden filtró una gran cantidad de documentos en 2013 y desde entonces ha vivido en el exilio en Rusia.
En la conferencia del 1 de mayo, Snowden habló sobre los denunciantes que lo inspiraron y dijo al respecto: “Todos ellos se enfrentaron a un gran riesgo personal para que la ciudadanía conociera la verdad que le estaban ocultando de forma intencional con fines políticos. Con el tiempo te das cuenta de que eso es más correcto que ir a la oficina todos los días, permanecer en silencio y perpetuar un sistema de injusticia”.
Snowden agregó también: “[Los denunciantes] Reality Winner, Daniel Hale, Chelsea Manning, Thomas Drake, Terry Albury y otras personas que se animaron a revelar la verdad en las últimas décadas han reivindicado la estrategia de Daniel Ellsberg, porque el abuso de poder no es algo que vaya a desaparecer”.
Reality Winner trabajaba como contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos cuando filtró información a la prensa que describía una supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016. Winner fue arrestada en 2017 y sentenciada a cinco años de prisión por violar disposiciones de la Ley de Espionaje. Estuvo en prisión durante más de cuatro años y el 2 de junio pasó a una vivienda de transición, donde cumplirá los seis meses restantes de su condena. Su familia está pidiendo un indulto.
Daniel Hale se declaró culpable de filtrar documentos clasificados sobre el programa secreto que disponía la utilización de aviones no tripulados para cometer asesinatos selectivos en Afganistán, Siria e Irak, en el que participó mientras se desempeñaba en la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Hale será sentenciado a mediados de julio.
La revelación que Dan Ellsberg hizo el 1 de mayo fue sobre un conflicto ocurrido en 1958 entre China continental y Taiwán por la disputa de varias islas pequeñas. Ellsberg reveló que Estados Unidos elaboró planes para lanzar armas nucleares contra China con el fin de apoyar a Taiwán. El informe que divulgó Ellsberg muestra que Estados Unidos sabía que un ataque contra China podría provocar un contra-ataque nuclear por parte de la Unión Soviética, lo que significaba la muerte de millones de personas.
A los 90 años, Ellsberg sigue defendiendo incansablemente los derechos de los denunciantes y la libertad de prensa. Ha pedido al Gobierno de Biden que retire las acusaciones contra Daniel Hale y Julian Assange, el fundador del sitio web de denuncia WikiLeaks, que publicó informes clasificados que documentan la existencia de crímenes de guerra.
Ellsberg concluyó su reciente entrevista en Democracy Now! diciendo: “Yo, más que nadie, he podido constatar la importancia y la necesidad de la Primera Enmienda [de la Constitución de Estados Unidos], nuestra excepcional Primera Enmienda, que protege la libertad de prensa y la libertad de pensamiento. Sin esas libertades, no hay democracia”.