Prensa Latina
El senador Bob Menéndez ha tenido que dedicar demasiado tiempo para tratar de desmentir lo que hoy demuestra la evidencia, el apego a conductas corruptas amparado en su posición en el Congreso de Estados Unidos.
Esta nueva serie sobre el legislador de origen cubano tuvo su más reciente capítulo en las nuevas acusaciones de soborno en su contra que lo involucran a Qatar.
El integrante del Senado por Nueva Jersey compareció este martes ante sus colegas diciendo que es inocente y rechazó igual que en ocasiones precedentes los llamados a renunciar.
Menéndez, de 69 años, negó con vehemencia las imputaciones en un discurso de casi 20 minutos en la Cámara Alta en el que mantuvo que nada reprochable ni condenable hizo y pidió al resto de los miembros de esa instancia a no apresurarse a juzgar antes de que él tenga la oportunidad de explicarse en el tribunal.
Según el expresidente del influyente Comité de Relaciones Exteriores del Senado, las acusaciones en su contra son «sensacionalistas» y es lo que ha llevado a crecientes solicitudes para que dimita.
“La Fiscalía de los Estados Unidos no está involucrada en un proceso, sino en una persecución”, dice y, además, «buscan una victoria, no justicia».
La semana pasada, un gran jurado federal emitió una segunda acusación sustitutiva contra Menéndez, alegando que ayudó a un hombre de negocios de Nueva Jersey a obtener una inversión multimillonaria de una empresa vinculada a Qatar e incluso lo imputan de haber intercambiado mensajes de texto con él sobre el presunto plan.
El senador reiteró que niega las acusaciones del gobierno de que él y su esposa usaron su influencia para embolsarse cientos de miles de dólares en sobornos, que incluyeron algunas bicocas como miles de dólares en efectivo y lingotes de oro, y reiteró que su inocencia será demostrada en el juicio.
Menéndez subrayó que «no hay evidencia de entrega o recepción de efectivo y lingotes de oro» y arremetió contra el gobierno por intentar “utilizar conjeturas infundadas, no hechos, para crear el tejido conectivo que fundamente las acusaciones”. «No daré un paso al lado”, subrayó.
La actual acusación ocurrió meses después de que Menéndez y su esposa, Nadine, fueran imputados de soborno por su presunta aceptación de grandes sumas de dinero a cambio de favores.
En octubre, al político le añadieron cargos adicionales vinculados a la aceptación de sobornos de un gobierno extranjero (Egipto) y de haberle “proporcionado información sensible”.
Menéndez se vio obligado a dejar su cargo al frente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado en medio de todo este escándalo, aunque como miembro del panel.
Ayer le preguntaron cuándo tomaría la decisión de postularse para la reelección, el senador respondió que aún no lo ha decidido. “La última vez que me postulé lo declaré en marzo, así que tengo algo de tiempo”, comentó.
En el principio de la madeja agentes federales encontraron más de 480 mil dólares en efectivo durante una búsqueda en la casa de la pareja en junio de 2022, “gran parte metido en sobres y escondido en ropa, armarios y una caja fuerte”, más de 70 mil dólares en una caja de seguridad, así como lingotes de oro por valor de más de 100 mil dólares.
El senador John Fetterman, demócrata por Pensilvania, renovó sus llamados a la expulsión de Menéndez tras la más reciente batería de acusaciones.
«No sé por qué este sórdido sigue aquí”, expresó Fetterman.
Bob Menéndez, considerado como “el más republicano de los demócratas”, se ha destacado por su posición de hostilidad hacia Cuba (país donde nacieron sus padres), siendo artífice junto a otro grupo de congresistas anticubanos, de una postura que busca impedir cualquier cambio de política del Gobierno de Estados Unidos hacia la isla.
En febrero de 2023, cuando el presidente Joe Biden salía del Capitolio tras su discurso sobre el Estado de la Unión, sostuvo un breve intercambio de palabras con el senador. Al saludarlo le dijo Biden: “Tenemos que hablar acerca de Cuba” y Menéndez algo perplejo le respondió que sí. El presidente apostilló entonces “en serio”.