Tras varios meses de un silencio casi absoluto, Jair Bolsonaro anunció este martes regresará a Brasil en marzo para liderar la oposición contra el gobierno de Lula da Silva. El expresidente ultraderechista abandonó el país con destino a Orlando, Estados Unidos, el 30 de diciembre, dos días antes de terminar su mandato.
«No estoy muerto», sostuvo Bolsonaro, en declaraciones al diario estadounidense The Wall Street Journal, que lo entrevistó en Orlando. En el reportaje volvió a colocar bajo un manto de dudas el proceso electoral que perdió ante Lula en octubre: «no estoy diciendo que hubo fraude, pero sí que el proceso electoral fue sesgado», sostuvo pasando por elto que sus seguidores asaltaron los edificios de los tres poderes el pasado 8 de enero para intentar un golpe de estado contra Lula, convencidos de que la elección estuvo manipulada. Y se burló sobre ese ataque a la democracia: «¿Golpe? ¿De qué golpe me hablan? ¿Dónde estaba el comandante, las tropas, las bombas?», minimizó.
Bolsonaro debe enfrentar en primera instancia judicial al menos cuatro procesos, mientras está siendo investigado por su vinculación con el intento de Golpe de Estado. La causa está a cargo del juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema).
El sábado pasado a la noche Bolsonaro se reunió con seguidores suyos en una iglesia evangélica donde dijo que regresará a Brasil porque su «misión sobre la Tierra» aún no ha terminado: «Yo también quiero volver a Brasil, pretendo volver a Brasil en las próximas semanas», declaró el líder ultraderechista en Boca Ratón, en el sur de Florida, durante un encuentro la noche del sábado con seguidores brasileños reunidos en una iglesia evangélica: «vale la pena el riesgo, puedes estar seguro de eso. La mayoría del pueblo brasileño está con nosotros», dijo en portugués el exmandatario en la Iglesia de Todas las Naciones, en Boca Raton, unos 72 kilómetros al norte de Miami, según el Palm Beach Post.
Los partidarios del expresidente temen que pueda ser arrestado a su llegada a Brasil. Mark Boykin, pastor de la iglesia evangélica que organizó el evento, presentó a Bolsonaro como el «recién elegido» presidente de Brasil y rezó en voz alta para que EE.UU. y Brasil algún día «aprendan a contar cuando hay elecciones», detalla el citado medio.
Bolsonaro, de 67 años, está pendiente de un «cambio de visado» solicitado por su abogado en enero para permanecer más tiempo en este país, al que llegó siendo todavía presidente. Sin mencionar los disturbios, según recoge el Palm Beach Post, Bolsonaro dijo a sus seguidores que deben correr riesgos para superar los problemas que creen que está enfrentando el país.
En otro evento llamado «Power of the People» organizado a principios de febrero por el grupo conservador Turning Point USA en un club de golf del consorcio del expresidente estadounidesnee Donald Trump, Bolsonaro ya había deslizado la idea de regresar a Brasil, donde a petición de la Fiscalía, el pasado 14 de enero, la Corte Suprema lo incluyóen la lista de investigados por la intentona golpista.