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* El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en entrevista con el periodista norteamericano Tucker Carslon, calificó de «guerra híbrida» lo que está ocurriendo en Ucrania, y afirmó que EEUU y sus aliados que suministran armas de largo alcance al régimen de Kiev, “deben darse cuenta de que estaremos dispuestos a utilizar cualquier medio para impedir que Occidente consiga infligirnos una ‘derrota estratégica'».
Rusia no quiere la guerra ni un enfrentamiento directo con EEUU y espera que las «señales» que está enviando tras los ataques a su territorio con misiles de fabricación estadounidense sean tomadas en serio por Washington, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en una entrevista con el reconocido periodista estadounidense, Tucker Carlson.
Carlson viajó a Moscú esta semana especialmente para hablar con el canciller ruso y abordar con él la política de la Administración del presidente Joe Biden, que, según anunció el periodista en un mensaje de video, lleva al mundo «cada vez más a un conflicto nuclear».
A la pregunta de si Lavrov cree que Moscú y Washington están ahora en guerra, el canciller respondió: «Yo no diría eso. En cualquier caso, esto no es lo que queremos. Por supuesto, nos gustaría tener relaciones normales con todos nuestros vecinos. En general, con todos los países, especialmente con un país tan grande como EEUU».
«Estamos enviando señales»
No obstante, Lavrov señaló que «lo que está ocurriendo en Ucrania se llama guerra híbrida». «Obviamente, los ucranianos no podrían hacer lo que están haciendo con armas modernas de largo alcance sin la participación directa de personal militar estadounidense. Es peligroso», dijo.
«Dado que contra Rusia se están utilizando ATACMS y otras armas de largo alcance, estamos enviando señales. Esperamos que la última, de hace un par de semanas, del nuevo sistema [de misiles balísticos de alcance intermedio] Oréshnik, haya sido tomada en serio», expresó el diplomático.
Lavrov calificó de «gravísimo error» subestimar las «líneas rojas» de Rusia, afirmando constantemente que la OTAN es una alianza defensiva, pero a veces «golpean primero». «Nuestra posición es legítima – ‘no’ a la OTAN en nuestra puerta», proclamó.
Prohibición de la cultura rusa
«Los que empezaron la guerra no fuimos nosotros. El presidente ruso Vladímir Putin ha dicho en repetidas ocasiones que lanzamos una operación militar especial para poner fin a la guerra que el régimen de Kiev libraba contra su pueblo en Donbass», recordó el ministro.
El diplomático dijo que, desde 2017, Ucrania ha adoptado una legislación que prohíbe la educación en ruso, el trabajo de los medios de comunicación rusos e incluso los medios de comunicación ucranianos en ruso.
Además, se canceló cualquier evento cultural en ruso, se descartaron libros rusos de las bibliotecas o los han destruido. El último paso fue la adopción de una ley que prohíbe la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica, enfatizó Lavrov. En este sentido, señaló que Rusia prefiere una solución pacífica, pero está preparada para cualquier evolución de los acontecimientos.
«No querían tener nada que ver con ellos
Lavrov también explicó las razones subyacentes de todos los acontecimientos y disputas que están teniendo lugar actualmente. «Es absolutamente inútil afirmar que las personas que llegaron al poder como resultado del golpe de Estado militar de febrero de 2014 [en Ucrania] representaban a los ciudadanos de Crimea o a los residentes del este y el sur de Ucrania.
Los ciudadanos de Crimea rechazaron el golpe de Estado. Exigieron que se los dejaran en paz. Declararon que no querían tener nada que ver con esa gente», recalcó.
Los crimeos celebraron un referéndum y se unieron a Rusia, mientras Donbass era bombardeado y atacado constantemente. «Comenzó la guerra, que se detuvo en febrero de 2015» por los acuerdos de Minsk, que Kiev no cumplió, según el canciller ruso.
«Se había acordado que este [nuevo] Gobierno [de Ucrania] entablaría un diálogo directo con el pueblo que no aceptó el golpe de Estado y promovería las relaciones económicas con esta parte de Ucrania. Nada de esto se ha hecho. El régimen de Kiev ha declarado que nunca hablará directamente con ellos», destacó el funcionario.
«El régimen de Kiev los ha llamado terroristas, así que lucharon contra ellos porque son más fuertes, y [las personas de estos territorios debían] morir en sótanos [en opinión de las autoridades]», denunció.
«En Ucrania nunca hablan de derechos humanos»
Por lo tanto, la población del este y el sur de Ucrania, así como de Donbass, «no considera que el régimen de Vladímir Zelenski represente sus intereses», afirmó Lavrov. «¿Cómo puede representarlos si su cultura, lengua, tradiciones y religión están prohibidas?», preguntó.
«En Ucrania nunca hablan de derechos humanos porque ven que esos mismos derechos humanos para la población rusa y rusoparlante están completamente prohibidos por la ley», añadió.
«Luchamos por nuestros legítimos intereses de seguridad»
Tucker también pidió a Lavrov que diera más detalles sobre la «señal» que Rusia envió a Occidente. En concreto, el lanzamiento de un misil balístico novedoso en una variante hipersónica no nuclear, Oréshnik, que se basa en tecnología que lo hace imposible de interceptar.
«El mensaje es que EEUU y sus aliados que suministran armas de largo alcance al régimen de Kiev deben darse cuenta de que estaremos dispuestos a utilizar cualquier medio para impedir que Occidente consiga infligirnos una ‘derrota estratégica'», reiteró el ministro. «Luchamos por nuestros legítimos intereses de seguridad», agregó.