Cascos y chalecos, una costosa pantomima

Ha llamado la atención que en Nicaragua, a raíz del fallido golpe de Estado del año pasado, periodistas de los medios de la oligarquía y algunos corresponsales extranjeros, utilicen cascos, chalecos antibalas y otras impedimentas militares al cubrir los shows mediáticos a que son convocados por el MRS a través de la Alianza Cívica.

No es el nuestro un país en guerra, sin embargo, los Estados Unidos y la Unión Europea han insistido en vender la imagen de inestabilidad y peligro en Nicaragua, pese a que la población a diario realiza en paz y tranquilidad sus labores cotidianas, y a que miles de turistas extranjeros nos visitan cada mes sin que sus vidas corran el menor peligro.

Entonces, ¿por qué los cascos? Desde hace varios años, el MRS y las ONG opositoras (muchas pertenecientes o dirigidas por el MRS), venían preparando las condiciones para un “golpe suave”, y el entrenamiento de sus periodistas ante situaciones de violencia fue asumido como una de sus prioridades.

Fracasado el golpe de Estado, el uso de cascos y chalecos es ahora un ardid para ofrecer una imagen distorsionada del país, aunque a la vez expresa la esperanza íntima de sus jefes de que en cualquier momento habrá el soñado levantamiento popular en contra del sandinismo. O quizás una intervención militar de los gringos.

Usar cascos y chalecos antibalas también hacen sentirse “importantes” a un sector de la actual generación de periodistas, que se creen “corresponsales de guerra” tomando fotos y entrevistando a un pequeño grupo de opositores sentados en el piso del parqueo de un centro comercial.

Es un lujo caro, por cierto, que no se lo da cualquier periodista. Reporteros Sin Fronteras (RSF), que ha hecho del periodismo un lucrativo negocio en todo el planeta, recibió del Ministerio de Defensa de Francia una donación de cascos y chalecos que ahora “prestan” a mujeres y hombres de prensa tras un depósito de 2 mil euros por el chaleco y 500 por el casco. En total, 2,807 dólares.

Ignoramos si RSF prestó o donó los cascos a los reporteros de Nicaragua, pero a como haya sido, tuvo que ser una inversión muy fuerte para los medios de la derecha que desde hace varios años se vienen declarando en quiebra. ¿De dónde sacaron el dinero? No lo sabemos, pero sí lo sospechamos.

Métale más pluma. Reporteros Sin Frontera también dispone de balizas de socorro proporcionadas por la empresa Sierra Echo, “dotadas de un sistema de localización GPS que, en caso de urgencia, permite a los servicios de rescate localizar inmediatamente al portador en cualquier parte del mundo. Para su préstamo es necesario dejar como fianza un cheque por 1000€”, señalan. Son casi 1,123 dólares.

Dicen los de RSF que para el préstamo de uno o varios de los componentes de este equipo de protección de periodistas, hay que dirigirse a Reporteros sin Fronteras: [email protected]. Por el momento, el material sólo se encuentra disponible en la sede de la organización, en París, y se presta como máximo un mes.

No obstante, cuando algo les interesa, los de RSF se movilizan por el mundo, y fue así que el año pasado, durante el intento de golpe de Estado, llegaron a Managua junto a una delegación de empresarios de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), “a constatar la grave situación de la libertad de prensa” en nuestro país.

Con semejantes jueces, era sencillo esperar el tipo de dictamen: “La violencia amenaza a decenas de periodistas que cubren la crisis”. Por supuesto que se referían a los periodistas de los diarios de la carretera norte y a otros contratados por la familia Chamorro a través del Grupo CINCO y la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, cuyos dueños son Carlos Fernando Chamorro Barrios y su hermana Cristiana, respectivamente.

Los periodistas de medios de la oligarquía o ligados a ella, jugaron un papel fundamental durante el fallido golpe al difundir noticias falsas o dar crédito a infundios de las redes sociales, con el fin de facilitar levantamientos populares o provocar angustia en la población.

El sandinismo no asesinó periodistas ni siquiera en los años 80 del siglo pasado, cuando Nicaragua fue víctima de una cruenta guerra de parte de un ejército mercenario financiado, entrenado y dirigido por el gobierno de los Estados Unidos.

No obstante, los golpistas frustrados achacaron al gobierno del presidente Daniel Ortega el asesinato de Ángel Eduardo Gahona, fallecido el 21 de abril de 2018 en Bluefields, mientras cubría las violentas protestas.

La viuda de Gahona de inmediato se asiló en Estados Unidos, donde se realizó cirugías estéticas y hoy posa junto a costosos vehículos y rubios acompañantes en las calles de Miami. No es asunto nuestro el hecho de que no muestre ni una pizca del dolor que dijo sentir antes de migrar, pero vale preguntarse: ¿De dónde sacó tanto dinero?

Una última observación: los cascos y chalecos también son utilizados por periodistas de medios antichavistas en Venezuela, donde tampoco hay guerra. No hay duda de que aunque los escenarios son distintos, el guionista es el mismo.

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