Escasez de pólvora. Es lo que enfrentan los países de la Unión Europea, algo que obstaculiza la producción de «cientos de miles de proyectiles» para la ayuda militar a Ucrania. La pólvora se utiliza para cargar los propulsores en los proyectiles estándar de la OTAN de 155 milímetros, entre otros, que se utilizan en muchas armas enviadas a Ucrania.
La agencia AFP ha informado que el bloque comunitario no posee, ni capacidades suficientes, ni componentes clave para su fabricación. El comisionado de Mercado Interno de la Unión Europea, Thierry Breton, dio la clave: Europa también tiene dificultades para obtener las materias primas para producir pólvora, ya que para su fabricación «se necesita un tipo específico de algodón que en su mayor parte proviene de China».
Dicho componente clave se conoce como nitrocelulosa o algodón de pólvora. Entonces, Breton se animó con su teoría de la conspiración: «Los envíos de este algodón procedente de China se detuvieron hace unos meses como por casualidad».
“Está claro, está demostrado, que China no está a favor de la guerra. […] En su política exterior, China siempre ha sido de pretender una estabilidad planetaria, de colaborar para que el mundo sea un lugar más pacífico, para que haya competencia económica, pero nada más, que no trascienda, ni a lo político, ni a lo militar”, señala el exdiplomático y profesor de la UNAM Héctor Lerín.
«China pudiera tener más armas económicas de las que uno puede suponer. […] Vemos aquí que la situación económica se mezcla con la situación política y la geopolítica. […] En algún momento [autoridades europeas] declararon a China como una potencia rival y esto es verdaderamente inaudito, cuando en muchas situaciones de carácter económico dependen de China», advierte Lerín.