Juan Carlos López │ Xataka
China tiene herramientas para responder a las sanciones de EEUU. Y las está utilizando. Este gigantesco país asiático dispone de muchos recursos naturales, lo que durante más de dos décadas le ha permitido erigirse como uno de los mayores exportadores de algunos de los metales más demandados por la industria de los semiconductores.
A principios del pasado mes de julio, el Gobierno de Xi Jinping decidió responder a las sanciones de la alianza liderada por EEUU con una medida contundente: controlando la exportación de galio y germanio.
El primero de estos metales tiene un rol muy importante en la fabricación de circuitos integrados y células fotovoltaicas, y el segundo se emplea sobre todo para producir catalizadores, soluciones de fibra óptica, dispositivos de óptica infrarroja y células solares. El control de la exportación de estos metales entró en vigor el pasado 1 de agosto y está teniendo un efecto demoledor: durante el mes de agosto China no vendió ni un solo gramo de galio y germanio en el mercado internacional. Y con toda probabilidad durante el mes de septiembre ha sucedido lo mismo.
Sin embargo, el Gobierno de Xi Jinping prevé que EEUU va a responder muy pronto a estas medidas con nuevas sanciones que presumiblemente perseguirán obstaculizar la llegada a China de algunos metales indispensables para sus fabricantes de circuitos integrados.
Además, la Administración liderada por Joe Biden ha declarado públicamente que está investigando cómo ha conseguido SMIC, el mayor fabricante chino de chips, producir el SoC Kirin 9000S del smartphone Mate 60 Pro para Huawei a pesar de las sanciones. Y con toda seguridad cerrará este proceso con más sanciones.
Los próximos pasos que van a dar EEUU y China son previsibles. En el contexto de guerra tecnológica en el que se han zambullido estos dos países, cada uno de ellos responde al otro con nuevas sanciones que persiguen tener un alcance similar a las prohibiciones del rival. Aunque, como he mencionado, China tiene muchos recursos naturales, no tiene de todo. Al menos no con la abundancia suficiente para satisfacer completamente las necesidades de su industria de los semiconductores.
Por el momento el único chip de 7 nm fabricado por SMIC es el SoC del Mate 60 Pro de Huawei, pero es razonable asumir que este mismo procesador o una variante de prestaciones similares llegará pronto a otros teléfonos móviles de esta marca. Para fabricarlos SMIC no solo necesita mantener en perfecto estado de revista sus equipos de litografía de ultravioleta profundo (UVP); también le hace falta un abanico muy amplio de materias primas. En la coyuntura actual no puede permitirse quedarse sin ellas, así que está haciendo lo único que puede hacer: intensificar los pedidos a sus proveedores.
Lo curioso es que buena parte de sus proveedores son compañías taiwanesas, y dada la afinidad de Taiwán con EEUU es solo cuestión de tiempo que la cadena de suministro de China se vea amenazada. Eso sí, la relativa lentitud con la que entran en vigor las nuevas sanciones y la complicidad de sus proveedores, a los que les interesa seguir vendiendo a las empresas chinas, juegan a favor de SMIC. Y lo está aprovechando. De hecho, el medio chino UDN.com ha confirmado que este fabricante de chips ha pedido de un solo golpe a sus proveedores las materias primas que necesita para sostener su producción de circuitos integrados de vanguardia durante dos años.