
Raúl Antonio Capote | Granma
* Se fue el «lanzallamas» con sus propuestas quirúrgicas contra Cuba a cuestas.
El «egregio» Mauricio Claver-Carone, quien se desempeñaba como enviado especial del presidente Donald Trump para América Latina, presentó su renuncia y dejará el cargo para reincorporarse al sector privado como codirector del Fondo lara, una firma de capital privado con sede en Miami.
Aunque oficialmente se argumenta que la renuncia responde al límite legal, que impide a los funcionarios especiales del gobierno ejercer funciones por más de 130 días sin la confirmación del Senado, diversas fuentes apuntan a causas más profundas.
Entre los posibles motivos de su decisión destacan las diferencias con el actual secretario de Estado, Marco Rubio, unido a un creciente aislamiento dentro del círculo diplomático trumpista.
La gestión de «lanzallamas» cubano, como es también conocido entre sus iguales, por su genio explosivo, estuvo marcada por enfrentamientos con figuras claves de gobiernos como el argentino, por lo que su renuncia puede generar alivio, más que otra cosa.
Fue un férreo opositor a los acuerdos financieros de países latinoamericanos con China, como el swap de monedas de Argentina, y presionó para que se cancelaran estos vínculos como condición para recibir apoyo de Estados Unidos o el FMI.
Se comenta en los medios que el equipo económico de la administración Trump reaccionó con alivio y entusiasmo a la renuncia del funcionario.
Es útil recordar que Claver-Carone tuvo un papel «destacado», sobre todo por el daño que su gestión ocasionó a los pueblos de Cuba y de Venezuela, en la primera administración Trump (2017–2021), como director senior para Asuntos del hemisferio occidental en el Consejo de Seguridad Nacional.
Por otro lado, en 2020, fue nombrado presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), siendo el primer estadounidense en ocupar ese puesto, gracias al impulso de Trump.
Sin embargo, su gestión en el BID terminó abruptamente en 2022, tras una investigación interna que reveló una relación sentimental con una subordinada, a la que benefició con salarios indebidos y otros frutos de sus trapacerías, lo que motivó su destitución por violaciones al Código Ético de la institución.
La renuncia de Claver-Carone reconfigura el equipo latinoamericano de Trump, en un contexto de tensiones geopolíticas mundiales y el protagonismo creciente de países como Brasil, México y Colombia en el hemisferio.
Se va el tipo de las propuestas quirúrgicas contra Cuba. Ahora se centra la atención en quién será designado para ocupar su lugar, quién será el nuevo enviado especial que tendrá que lidiar con Marco Rubio, crecido en su posición de «estrella en ascenso» en la Casa Blanca.