Hace una semana fueron asesinadas 18 personas en el departamento del Putumayo, en medio de un enfrentamiento entre disidencias de las FARC.
El Gobierno de Colombia anunció un importante despliegue de fuerzas militares en el departamento fronterizo del Putumayo, en el sur del país, para combatir a los grupos armados que operan en esa zona.
El ministro del Interior, Alfonso Prada, adelantó que se trasladarán a esa entidad, que colinda con Ecuador y Perú, seis pelotones adicionales con 400 soldados y oficiales que realizarán operaciones y control de manera terrestre y fluvial.
Esta información la ofreció el titular del Interior durante un Consejo de Seguridad Integral realizado en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, donde participaron el mandatario colombiano Gustavo Petro, el alto mando militar y funcionarios del Ministerio de Defensa.
Hasta el momento, el saldo de esta operación militar es de 10 personas capturadas y 720 laboratorios ilegales de producción de drogas desmantelados.
Con estas acciones, explicó Prada, se propone bloquear los corredores de tráfico de drogas que se establecen en esa región colombiana con los países situados al sur de Colombia. Se prevé que cada tres meses se realicen este tipo de operaciones militares.
Como parte de esta ofensiva militar, se logró la cooperación de los gobiernos de Ecuador y Perú, naciones fronterizas con el Putumayo; y de Brasil, Venezuela y Panamá, limítrofes con Colombia, según aseveró Prada.
En cuanto a la protección a de la población, el presidente colombiano pidió que se establezca un «diálogo directo» con los campesinos que cultivan hoja de coca, «para que los programas de sustitución sean construidos en conjunto con estas comunidades».
Una de las banderas del Gobierno de Petro en cuanto a la política antidrogas ha sido la eliminación de la erradicación forzada de hectáreas de coca, para darle prioridad al acuerdo de paz de 2016, donde se estableció la sustitución de cultivos ilícitos.
Incremento de la violencia
Esta medida en el Putumayo responde al incremento de la violencia producto del enfrentamiento de las facciones de los grupos armados residuales que operan allí y que se disputan el territorio para la siembra, producción y distribución de drogas.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), esta entidad se encuentra entre las tres primeras con mayores cultivos de coca en el país suramericano.
La semana pasada, al menos 18 personas murieron en combates entre dos disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en las veredas Las Delicias y Los Pinos, en el municipio de Puerto Guzmán, donde ya ocurrió una masacre en enero pasado.
Tras este nuevo hecho de sangre, Petro afirmó que si el Estado no soluciona el surgimiento de bandas criminales y la violencia letal vinculada al narcotráfico, «el mercenarismo» podría escalar a un escenario «dantesco» con situaciones parecidas a las que se viven en Medio Oriente.
Según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), que lleva un registro de las masacres en Colombia, hasta octubre de esta año han ocurrido cinco hechos de este tipo, con un saldo de 24 personas asesinadas en ese departamento.
Del mismo modo, esta ONG contabiliza el homicidio de 16 líderes sociales en el Putumayo en lo que va de año.