¿Cómo es la votación en los Oscar?

El plazo de votación de los Oscar está abierto. Los 6.261 miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas tienen hasta el próximo 23 de febrero para decidir quién será el gran ganador de esta 88 edición de los Oscar. Todo parece apuntar a favor de El renacido, el último largometraje de Alejandro González Iñárritu que defiende un total de 12 candidaturas. Además de ser la cinta más nominada del año, el filme se ha ganado el favor de otros muchos premios como los Globos de Oro, el Sindicato de Directores, los BAFTA recién entregados en Londres o el premio del Sindicato de Actores para Leonadro DiCaprio por su trabajo como un trampero abandonado a su suerte. Lo único que separa a El renacido de la victoria es precisamente el voto de los académicos que perfectamente podrían variar el curso de esta historia.

 

Tras un mes para ponerse al día con todas las películas nominadas en un año marcado por la polémica generada con la blancura de los candidatos en las categorías interpretativas, los académicos decidirán la obra más destacada del año por voto preferencial. Eso significa que en la categoría de mejor película los miembros de la Academia son conminados a ordenar sus preferencias, de mayor a menor, entre las ocho candidatas. De este modo se cuenta no solo la película elegida como mejor cinta del año sino aquella que el académico decida que era buena pero no tanto y coloque en segunda posición. Este tipo de votación ofrece en sucesivos recuentos la cinta preferida por todos los académicos, eliminando en el proceso aquellos con menos votos en todas las posiciones. De hecho se puede dar el caso de que la película ganadora no sea la que muchos, aunque sean mayoría, consideran la mejor. Un filme consistentemente en segunda posición puede acabar siendo el ganador aunque otro domine en primera posición pero consiga muy baja calificación entre otros académicos. La media le puede traicionar. Esa es la teoría que circula en las principales publicaciones de Hollywood que ven remota aunque posible una victoria de otras cintas como Spotlight o The Big Short, ambas ganadoras del premio del Sindicato de Guionistas, la primera victoriosa también en el Sindicato de Actores mientras que la segunda venció entre los productores. El renacido lleva las de ganar pero también son muchos los académicos que se han quejado de la violencia de sus imágenes o de ser una cinta espectacular pero sin trama.

El resultado de la votación es uno de los secretos mejor guardados de Hollywood como lo es la del número de votantes reales aunque la Academia asegura que la participación es “alta”. En 2013 fue del 90 por ciento, aseguró el entonces presidente de la Academia Hawk Koch, una cifra que según las mismas fuentes ha ido en aumento especialmente con la entrada en vigor de la votación por internet. Aún así todavía son numerosos los miembros que votan por correo en una papeleta donde si quieren expresarán sus gustos en las 24 categorías. ¿Es una buena idea? No es la más profesional dado que la rama de actores, la más numerosa, no tiene porqué saber de montaje sonoro, una de esas categorías que pocos aciertan en las quinielas del Oscar. Como exclamó en una ocasión el músico Randy Newman dejando claro su pintoresco sentido de la moda “¿cómo alguien puede dejarme votar a mejor vestuario?”

Ya ni tan siquiera existen las restricciones que durante años limitaban el voto en categorías como mejor cortometraje o mejor filme en lengua extranjera a aquellos que demostraban que habían visto las producciones. Ahora el visionado de las películas es un pacto de honor que la Academia facilita enviando un paquete de 13 dvds con estas producciones a todos los miembros, un lote que incluye entre otras la cinta colombiana El abrazo de la serpiente. A excepción de mejor película, en el resto de las categorías se escoge un solo candidato. Y quitando las categorías dedicadas a los intérpretes, el resto se vota siempre a la producción. Por ejemplo en mejor director no se indica que el voto va a González Iñarritu sino que se marca la casilla de El renacido. Una maquinara bien engrasada que lo que quiere es facilitar el recuento de la firma de PriceWaterhouseCoopers que debe de estar listo y guardado bajo llave cuando comience la ceremonia, el próximo 28 de febrero, con el momento más esperado de estos Oscar: el discurso de su maestro de ceremonias, Chris Rock, conocido por la mordacidad de un humor para el que no hay nada sagrado. Ni tan siquiera la raza.

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