Culto a la tierra con forma de arte

La elaboración de las vasijas de barro tiene sus raíces muy dentro de la historia de los pueblos indígenas de Nicaragua; nuestros antepasados las utilizaban para guardar agua y comida, pero en la actualidad esa tradición se ha ido perdiendo.

 Es importante saber que las vasijas de barro son obras de arte que recuerdan el origen de los pueblos originarios de estas tierras.

En Loma Panda, una pequeña comunidad sita a 8 km del casco urbano de San Lucas-Somoto, aún se cuenta con este interesante atractivo. Allí existe una profusa producción de artesanías de barro con gran diversidad de diseños que desarrolla la familia Muñoz.

En esta comunidad, de origen indígena, está viva la tradición familiar de elaborar diferentes utensilios en barro de uso doméstico, adornos, recuerdos y todo lo que se pueda crear con el barro.

Familias de esta comunidad han formado una cooperativa de mujeres para desarrollar una variada producción de piezas de barro decorativas y utilitarias como platos, tazas, jarras, floreros, etc.

Los diferentes acabados son obtenidos gracias al uso de varios tipos de barro o “tagüe”, como le dicen en la comunidad. En el taller de la cooperativa, además de la exposición y venta de las piezas, se puede apreciar directamente todo el proceso de elaboración de estas extraordinarias artesanías.

La familia Muñoz es una de las pocas que continuó con esta tradición de elaborar vasijas y adornos en barro, propias de esta comunidad; tienen más de 100 años en este trabajo, y la enseñanza viene de generación en generación.

Doña María Muñoz, a sus 85 años, dice sentirse orgullosa de su trabajo, sus abuelos les enseñaron a sus padres y sus padres a ellas, ella es una de las dos hermanas mayores de la familia Muñoz, quienes elaboran y venden sus piezas en barro, una señora sencilla, de campo, con sus pies descalzos nos explica la elaboran sus artesanías.

Su elaboración

Según doña María, los materiales básicos de una vasija son barro, agua y leña para el horno. Su elaboración toma unos tres días. No tienen problemas con la materia prima porque el barro es abundante en esta comunidad.

Ella recrea para nosotros su arte: “Primero seleccionamos el barro, lo aliñamos, luego se remoja hasta formar una masa, usamos cal o ceniza en las manos para tener un mejor manejo, se coloca la masa en el torno, después uno va modelando la pieza con las manos, se centra bien la masa de barro en el torno, es lo más importante para poder hacer bien la pieza, luego se empieza a trabajarlo suavemente dando le forma que queremos.

“Una vez hechos la vasija o traste en el torno, se dejan secar en una tabla o solera, una vez secos se lijan bien y se meten en el horno. Las piezas ya secas se meten en el horno y se calientan a una temperatura baja para que no se queme el barro, se tapa y se deja un noche completa.

“Cuando ya está lista, se decora de manera sencilla, con pintura natural”.

Su comercialización

Estas piezas en barro son vendidas en los mercados y puestos de Somoto, de igual forma se pueden ir comprar al taller que está en Loma Panda. La familia Muñoz y otras que integran la cooperativa, visitan las ferias de turismo en Managua y otros municipios para ofrecer sus productos.

“Nosotros hemos ido a varias ferias y nos va bien, la gente nos compra aunque nuestras piezas sean sencillas, porque hay otras más llenas de color. Nosotras preferimos no perder nuestra enseñanza y además estas son propias de Loma Panda”, dice orgullosa doña María.

Hay que rescatar el trabajo de alfarero

No hay dudas en torno a que este trabajo es más para mujeres, ya que la pequeña cooperativa está integrada por amas de casa y campesinas de Loma Panda que han aprendido esta labor de sus familias.

“Somos dos hermanas, de ahí todos son varones y tenemos muchos sobrinos, pero ellos casi no se interesan por el trabajo en barro, trabajan más en el campo, pero a nuestras sobrinas y sus chigüinas sí les gusta, nosotras les hemos enseñando y han aprendido muy bien”, añade doña María.

Si decide asomarse por Loma Panda, puede también visitar los petroglifos del bosque, a unos 500 metros del taller de artesanías. Aunque el camino no es de fácil acceso, los viajeros podrían sentirse muy recompensados en esta bonita comunidad.

Otro lugar muy interesante en San Lucas es la casa de la comunidad Indígena, ubicada contigua a la Alcaldía Municipal.

Para llegar a estos pueblos se toma la carretera al sur de Somoto, y muy cerca el uno del otro, a unos 11 Km entre cada uno, se encuentran los pequeños y enmontañados pueblos de San Lucas, Las Sabanas y San José de Cusmapa, con ambiente tranquilo y de carácter rural.

Nicaragua cuenta con muchos lugares bellos por conocer, y cada uno tiene su propia historia.

 

 

 

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