Yisell Rodríguez Milán | Granma
En tres días, Donald Trump pareciera dar por superada la gravedad de su contagio de Covid-19. Tras el alta del Hospital Militar Walter Reed, poco después de las 7:00 p.m. de este lunes, todo el mundo –literalmente hablando– pudo ver en redes sociales el video en el cual aparece, a la entrada de la Casa Blanca, quitándose la mascarilla e instando a los estadounidenses a «salir ahí fuera» y no tener miedo al coronavirus.
El mensaje de confianza y fortaleza contrasta con las estadísticas de la pandemia en su país. El lunes, Estados Unidos alcanzó la cifra de 7,453,582 casos confirmados y 210,117 fallecidos por la Covid-19, según la Universidad Johns Hopkins.
Esa es una de las razones para que, al ver el video de Trump, las reacciones en redes sociales se traduzcan en mensajes tan diversos como «está peor de lo que dice» o «nunca tuvo nada».
La otra razón es que, en la historia de Estados Unidos, cada vez que un presidente estuvo muy enfermo, se sintió amenazada la estabilidad política de país y los asesores de comunicación e imagen se las arreglaron para transmitir algo diferente a la nación.
George Washington: un tumor, influenza y neumonía
Russell Riley, codirector del programa de Historia Oral de la presidencia del Centro Miller de la Universidad de Virginia, cuenta a BBC Mundo que el primer presidente de Estados Unidos, George Washington, sufrió problemas de salud que amenazaron la estabilidad política del país.
En su segundo año de gobierno estuvo gravemente enfermo. Primero, debido a un tumor en un muslo que le fuera removido quirúrgicamente y que él mismo describió como «muy grande y doloroso», al punto de que le dificultaba caminar o sentarse. La sanación de la herida requirió seis semanas.
Al año siguiente, en la primavera de 1790, fue víctima de influenza y neumonía, lo que afectó su vista y capacidad auditiva. Los médicos habían perdido la esperanza de una recuperación, pero –explica el medio de prensa inglés– tras sudar profusamente una noche, repentinamente quedó fuera de peligro.
«Particularmente antes de la aparición de los antibióticos, cualquier enfermedad que sufriera un presidente –quien probablemente se hallaba en la etapa final de su vida– era motivo de preocupación para el sistema político», dice Riley.
Woodrow Wilson, ¿el primer mandatario contagiado en una pandemia en ese país?
Durante su estancia en París para negociar el Tratado de Versalles para poner fin a la I Guerra Mundial, Woodrow Wilson se contagió con la Gripe española.
De acuerdo con BBC, el Ejecutivo estadounidense decidió no informar con claridad lo que sucedía, y el doctor, Cary T. Grayson, médico personal de Wilson, dijo a la prensa que el mandatario se había resfriado a causa del clima lluvioso de Francia. Debido a la gravedad de Wilson, la representación de EE. UU. en las negociaciones de París estuvo en manos de otros altos funcionarios.
Meses después, ya recuperado, el Presidente tuvo otra recaída: un grave episodio cerebrovascular que lo dejó parcialmente incapacitado hasta el final de su mandato en 1921. La Casa Blanca, de nuevo, intentó mantener en secreto la gravedad.
Eisenhower y sus enfermedades aceleraron el esclarecimiento de la sucesión presidencial
Los graves problemas de salud de Dwight Eisenhower estremecieron en el ámbito político, porque no estaban claras las reglas de la sucesión presidencial.
Durante su primer mandato, la versión pública sobre su padecimiento fue que había experimentado problemas digestivos, cuando la realidad era que el mandatario sufría la enfermedad de Crohn, afección que provoca la inflamación del tubo digestivo, puede ser dolorosa y, en ocasiones, puede acarrear un riesgo mortal.
El consejo médico era no buscar un segundo mandato. Pero Eisenhower se postuló y volvió a ganar.
En noviembre de 1957, el Presidente sufrió una apoplejía, lo que le dejó temporalmente incapacitado para hablar o para mover su mano izquierda. Su completa recuperación terminó en marzo de 1958, así que se las arregló para seguir gobernando hasta culminar su segundo mandato en 1961. De acuerdo con BBC, la esposa del Presidente llevó las riendas del país durante ese periodo.
Ronald Reagan presidió con riesgos de salud
En 1985, al mandatario le extirparon un pólipo canceroso de su intestino grueso. Posteriormente, en 1987, se le eliminó tejido canceroso de su nariz. Sin embargo, la situación que más afectó su salud fue el intento de asesinato que sufrió en marzo de 1981, el cual le ocasionó una perforación en el pulmón.
De acuerdo con el historiador Russell Riley, ese es el ejemplo más prominente de un mandatario que tuvo que enfrentar un grave problema de salud que lo incapacitaba. «La salud del Presidente estuvo terriblemente afectada, mucho más de lo que los ciudadanos sabían en aquel momento», señala Riley.
En todos estos casos, la Casa Blanca ha procurado no transparentar la realidad de lo que ocurre.