Del ¡¡Heil Hitler!! a míster Trump

Elson Concepción Pérez

Repasando algunas partes de la historia del fascismo como movimiento político de extrema derecha, creado en Italia por Benito Mussolini, y que se extendió por Europa hasta la terminación de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, me convenzo de que, aunque los tiempos son otros, esa ideología no ha sido eliminada ni mucho menos.

Ahora, en pleno siglo XXI, hay movimientos políticos, y hasta gobernantes, muy identificados con la superioridad, el racismo, el hegemonismo, la exclusión y el nacionalismo extremo, que parecen maquillados con los nuevos tiempos, pero que en el fondo conservan su génesis fascista.

Y diría más: cuando Mussolini o Hitler impusieron el nazi-fascismo como forma de gobierno, no existían ni el desarrollo armamentístico actual, ni el mundo globalizado, pero a la vez unipolar al que se aferra a construir Estados Unidos, lo que hace más peligroso este renacer fascista.

Los supremacistas blancos, los antinmigrantes y los antisemitas que marchan libremente por las calles, el «yo» americano, e, incluso, el resurgimiento, al margen de un partido u otro, de grupos cuya filosofía es el odio y la violencia, constituyen exponentes del fascismo moderno, el de ahora mismo.

Una persona que conoció ese sistema en su propia carne, en su Checoslovaquia natal, la exsecretaria de Estado y exembajadora de Estados Unidos ante la ONU, Madeleine Albright, aseguró en su libro Fascismo: una advertencia, que es ahora cuando este flagelo representa una amenaza más seria que en cualquier otro momento desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Respecto a Trump dice que es el «primer presidente antidemocrático de la era moderna» y se pregunta: ¿Es así como empieza el fascismo? ¿Detendremos a Trump antes de que sea demasiado tarde?

Otros ejemplos del renacer fascista se presentan en varios países europeos, donde partidos de extrema derecha, incluso a través de elecciones, se han hecho del poder.
En muchos casos se trata del desplome del sistema neoliberal y de culpar del fracaso a las oleadas de inmigrantes, contra quienes aplican medidas segregacionistas.

No pocas veces se ha publicado en la gran prensa europea el concepto de que los inmigrantes son los nuevos enemigos de Europa.

En América Latina, aunque prevalecen concepciones y leyes de los años de las dictaduras fascistas, todavía hoy resurgen gobernantes como el brasileño Jair Bolsonaro, un exmilitar racista, que odia a los homosexuales, se burla de los pobres y las mujeres, y es capaz de defender la tortura como método a utilizar en las prisiones.

Su apego a la ideología de Donald Trump y a la imagen del magnate estadounidense, bien que merecen un ¡Heil Bolsonaro!, por quienes le siguen en su reverdecer fascista.

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