Estados Unidos, que en junio pasado abandonó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU bajo la mirada de muchos críticos, parece dispuesto hoy a usar ese tema en el organismo multilateral solo a su conveniencia.
Cuando la embajadora norteamericana ante Naciones Unidas, Nikki Haley, y el secretario de Estado, Mike Pompeo, dieron a conocer tal decisión, dijeron que se debía a un supuesto sesgo contra su aliado Israel, y a que sus llamados a modificar el órgano no fueron escuchados.
La controvertida decisión estadounidense ocurrió solo un día después de que el alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Raad Al Hussein, calificó de abusiva e inadmisible la política de la administración de Donald Trump de separar a niños inmigrantes indocumentados de sus padres.
“Nuestro compromiso no nos permite seguir siendo parte de una organización hipócrita y centrada en sí misma, que hace una burla de los derechos humanos”, manifestó en ese momento Haley, quien no hizo referencia a las denuncias contra su país por abusos, tanto dentro, como fuera de sus fronteras.
La salida de Washington del mencionado Consejo es solo uno de los numerosos pasos dados por el Gobierno del republicano para dar la espalda a la ONU, pues Trump también decidió sacar a su país de la Unesco, del Pacto Mundial sobre Inmigración y del Acuerdo de París sobre cambio climático.
Además, dejó de entregar fondos a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, entre otras acciones.
Hace una semana, al confirmarse que Haley abandonará el cargo al final de este año, la embajadora sostuvo junto al presidente en la Casa Blanca que la administración ha recortado 1,3 mil millones de dólares del presupuesto de la ONU.
Ahora, a pesar de esa postura hacia el organismo multilateral, Estados Unidos prevé realizar un evento contra Cuba en la sala del Consejo Económico y Social (Ecosoc), uno de los órganos principales de la ONU, como parte de sus arremetidas hacia la isla utilizando su gastado argumento de presuntas violaciones de derechos humanos.
La nación caribeña ya denunció que la acción de hoy, una campaña denominada ‘Jailed for what’ (Encarcelados por qué), intenta empañar el nombre de la ONU con un acto contra un estado miembro.
El propio carácter de la nota de prensa, distribuida por el Departamento de Estado, muestra claramente los objetivos que se persiguen con este evento, al anunciar el inicio de una insultante y falaz campaña contra Cuba, manifestó hace dos días en un comunicado la misión del país caribeño ante la ONU.
De acuerdo con esa declaración, el lanzamiento convocado por la misión norteamericana constituye una farsa política del peor gusto, edificada sobre falsos argumentos y con actores de reparto, algunos de procedencia cubana, quienes con oscuro historial al servicio de una potencia extranjera se suman a la escalada de acciones de Washington contra La Habana.
La misma nación que tildó de hipócrita al Consejo dedicado a los derechos humanos, la cual solo forma parte de 18 instrumentos internacionales relacionados con el tema, mientras Cuba pertenece a 44, vuelve a apelar a ese tipo de cuestiones a solo unos días de que se vote en la ONU sobre el bloqueo norteamericano a la isla.
El próximo 31 de octubre la inmensa mayoría de la comunidad internacional debe condenar nuevamente el cerco económico, comercial y financiero impuesto hace más de 55 años, el cual es denunciado por la mayor de las Antillas como la principal violación a los derechos humanos de sus habitantes.
Contradictoriamente, la cuestión de los derechos humanos es empleada por la administración estadounidense para justificar la permanencia de esa política rechazada por casi el mundo entero y por amplias partes de la población de Estados Unidos.
La acción de este miércoles se da, además, cuando varios sectores y la propia prensa norteamericana cuestionan el compromiso de la administración Trump con los derechos humanos.
En su página digital, la Leadership Conference on Civil and Human Rights (Conferencia de Liderazgo sobre Derechos Civiles y Humanos) enumera una lista de acciones del actual Gobierno estadounidense que la coalición considera retrocesos en esas áreas.
La conferencia, integrada por grupos norteamericanos de derechos civiles, mencionó medidas como el veto de viajes contra países musulmanes, el intento de impedir a las personas transgénero servir en el ejército, la decisión de eliminar el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia y la negativa de asilo a víctimas de violencia doméstica y de pandillas.
Sobre esos y otros temas que se le critican continuamente al Gobierno de Trump, la misión de Estados Unidos ante la ONU no tiene previsto ningún evento en el organismo multilateral, ni en otro espacio.