El desprecio de don Jaime a los nicas

El director del diario La Prensa, Jaime Chamorro Cardenal, tiene la costumbre de escribir todo lo que acontece a su alrededor. Dentro de los documentos que personas allegadas a ese diario no hicieron llegar, destaca uno donde plasma el por qué se involucró en la invasión armada contra Somoza denominada Olama.

Este don Jaime,  que cada día nos parece más “simpático”, en sus escritos denota un claro desprecio hacia el resto de los nicaragüenses que no forman parte de la oligarquía criolla al extremo que al héroe nacional Rigoberto López Pérez, el mismo que ajustició a Somoza, lo trata de “poeta loco” al expresar que días antes de ese hecho histórico había buscado a su hermano, Pedro Joaquín, y que éste no le hizo caso, y que le entregó “unos cuantos pesos” para deshacerse de él.

En ese escrito, también don Jaime narra la palmazón que pasó en los Estados Unidos cuando estudió ingeniería en la universidad Notre Dame, de Louisiana, donde incluso hubo un día en que aguantó hambre, pero eso no le hizo cambiar su arrogancia y desprecio hacia las clases pobres y trabajadores del país.

 

“Disfrute” leyendo el siguiente documento:

 

DE COMO ME INVOLUCRÉ EN OLAMA

Desde que yo tenía uso de razón los Somoza estaban en el podre, mejor dicho desde que nací en el año de 1934 En viejo Somoza era Jefe del Ejercito que se llamaba la Guardia Nacional, ese año el mismo Somoza mando a prender a Cesar A. Sandino y lomando a matar esa misma noche, Sandino estaba firmando la paz con el Presidente Juan Bautista Sacasa después de pasar años liderando una guerrilla contra la ocupación Norteamericana en Nicaragua.

Mi familia siempre fue enemigo del régimen de los Somoza que a la larga duro 40 años, mis padres habían sido expulsados de Nicaragua después de cerrarles el periódico en  1944 cuando yo apenas tenía diez años, así que siempre sentía una fuerte oposición por el régimen dictatorial.

Cuando yo estudiaba  Ingeniería Civil en la Universidad de Notre dame Indiana USA. Un poeta loco Rigoberto Lopez Perez mató de tres balazos al viejo Somoza, antes de matarlo visito a varias personas para pedirles ayuda financiera, entre ellos a mi hermano Pedro Joaquín Chamorro, pero mi hermano no le hizo caso y le dio unos pocos pesos para deshacerse de él.  Después del asesinato  hubo una persecución y pusieron presos a todos los opositores, llenaron las cárceles y usaron otros sitios como los sótanos de la casa presidencial ya que no había mas lugar en las cárceles, llegaron a ponerlos en jaulas junto a las fieras de un zoológico que había en los patios de la casa presidencial,  los torturaron para que confesaran, especialmente a los que creían más involucrados  o a los que habían sido más enemigos  del régimen.

En ese tiempo yo  estaba fuera del alcance de los somozas pero para regresar de la Universidad  a Nicaragua, por las vacaciones,  unos años después que mataron al viejo Somoza,  me informaron en  la línea aérea que el régimen había ordenado que toda persona que quisiera ingresar a Nicaragua debía de tener un visado aunque fuera de nacionalidad Nicaragüense,  primero me dirigí a Chicago donde  había un Cónsul que era medio pariente político  mío por mi hermana, este me dijo que mejor pasara por Nuevo Orleans que era donde daban las visas, me imagino que no me quiso decir que tenía que consultar a Managua, así que no quedó más que hacer  una parada de uno o dos días en Nuevo Orleans, que de todas  maneras era el puerto de salida  para viajar a Nicaragua.  Allí visité el consulado y me informaron que ellos  tenían que consultar a Nicaragua por varios días  me decían que no les había llegado la respuesta, el dinero que llevaba se fue acabando, yo ya había llamado a mi casa y me dijeron que me enviarían más dinero mientras tanto pase varios días entre el consulado y la agencia de envíos. Un día amanecí con veinticinco centavos, así que me tome un café y en la agencia o en el consulado me dijeron que en Nuevo Orleans se encontraba una ti amia, así que salí a pie hasta la dirección y efectivamente  encontré a mi tía Chila Chamorro de Solorzano en el apartamento que me habían dicho.  Estuve un rato platicando con gran hambre y le conté mi cuento y le pedí algún dinero prestado  y no  salí apenas me dieron el dinero ni les dije que no había desayunado ni almorzado me imagino que me dio pena, ahora no entiendo el por qué, pero así fue.

Mientras tanto a mi hermano lo torturaron y le hicieron un consejo de guerra y lo condenaron  a cárcel y posteriormente a un destierro a San Carlos, un pequeño pueblo al sur de Nicaragua muy cerca de la frontera con Costa Rica, de ese pueblo se escapó con su esposa Violeta en un pequeño bote por el rio San Juan y su afluente el rio Frío que  viene de Costa Rica y desemboca en el San Juan. Ya en Costa Rica, llevó a  sus hijos y con el tiempo empezó a planear como derrocar al hijo de Somoza que había heredado la presidencia, contaba con la ayuda del ex Presidente de Costa Rica José Figueres  enemigo de los somozas, de hecho cuando Figueres y Somoza eran  Presidentes hubo una guerra muy corta que aparentemente nadie ganó, no recuerdo los motivos ni como terminó pero me imagino que la intervención de la administración norteamericana puso su influencia para disuadirlos.

Estando exilado mi hermano Pedro Joaquín  en Costa Rica, yo me gradué de Ingeniero Civil y regresé a Nicaragua  y encontré un trabajo en una compañía Mexicana que estaba construyendo el muelle del Puerto de Corinto, después de un tiempo de trabajar en esa compañía, en la que me apreciaban mucho lo mismo que el jefe de los supervisores que era un ingeniero norteamericano con algunos años de edad.

En un fin de semana en Managua, un amigo mío me visitó y me contó de un plan para derrocar a los Somoza que consistía en una invasión desde Costa Rica que era jefeada  por mi hermano Pedro la  que se iba a llevar a cabo junto con un paro y una huelga general  en Managua y disturbios en la ciudad  los que iban a ser provocados por un grupo donde estaba él y me dijo que iban a poner bombas y hacer boicots y que si yo quería participar en estos actos o sublevaciones.

Yo siempre  he sido muy apegado a las leyes y normas, más sajón que latino y en ese tiempo estaba trabajando en esta compañía extranjera, no me gustó del todo eso de andar clandestino poniendo bombas (que al fin y al cabo no se pusieron) y decidí mejor  renunciar a mi trabajo e irme a Costa Rica y  juntarme con los invasores, o sea en otras palabras jugar limpio con la frente en alto sin esconderme.

La revolución fracasó por varias razones, pero la principal es que en Managua no hubo ninguna huelga ni una bomba!  

   

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