En cuestión de días, dos bancos de Estados Unidos y uno de Suiza han hecho saltar las alarmas.
En cuestión de días, dos bancos de Estados Unidos y uno de Suiza han hecho saltar las alarmas, con el fantasma de una nueva crisis financiera recorriendo el mundo. Ante la delicada situación, las mayores entidades financieras estadounidenses acordaron rescatar al First Republic Bank, mientras que el Banco Central Suizo adoptó una medida similar con el Credit Suisse.
La quiebra de Sillicon Valley Bank (SVB), el decimosexto banco de EE.UU. en activos, junto con el cierre del Signature Bank y el desplome en bolsa del Credit Suisse han provocado una turbulencia en los mercados mundiales. Por un lado, los gobiernos llaman a la calma, los inversores buscan refugio y los especuladores se frotan las manos.
Algunos expertos consideran que la actual situación no es comparable con la crisis financiera de 2008, aunque sí tienen un denominador en común: los supervisores estadounidenses han vuelto a fallar. «Nos dijeron que no teníamos que preocuparnos porque ya estaba todo controlado, que la supervisión iba a ser mucho más rígida y eficaz; que todas las entidades financieras se habían saneado y ya no había riesgo. Pero acabamos de ver que un banco mediano ha puesto en duda la solvencia de todo el sistema financiero», señala el doctor en Economía, Julián Salcedo.
Miles de millones de dólares para el rescate bancario
En un intento por evitar un efecto dominó en el sistema bancario, la Reserva Federal de EE.UU. prestó miles de millones de dólares a las entidades financieras del país afectadas por el colapso del Silicon Valley Bank. Además, los grandes bancos estadounidenses acordaron financiar con 30.000 millones de dólares al First Republic Bank para evitar su quiebra, mientras que Credit Suisse, el segundo mayor banco de Suiza y uno de los 20 mayores de Europa, recibirá un préstamo de 50.000 millones de francos (unos 53.600 millones de dólares) de la autoridad monetaria del país helvético.
En medio de esta situación, el Banco Central Europeo (BCE) volvió a subir los tipos de interés, demostrando que actualmente su principal batalla está en frenar la inflación. Desde la institución aseguran que el sector bancario europeo «es muy resiliente«, que cuenta con «altos» niveles de capital y una «limitada exposición».
Tanto las autoridades monetarias de EE.UU. y de la Unión Europea han recalcado que, si hay que inyectar liquidez en el sector bancario, lo harán. Algunos economistas recuerdan que, desde 2008 el BCE ha puesto seis billones de euros en los bancos del bloque comunitario. Es paradójico dicen, como las pérdidas se nacionalizan mientras que las ganancias van a las grandes empresas privadas.
«Fenómenos de cascada»
La actual situación «es para al menos preocuparnos», manifestó el analista económico Guillermo Rocafort. «Cuando ves que tres bancos han reventado en una semana, cualquier persona que entienda de estas cuestiones tendría que preguntarse si no es sospechoso […]. Son fenómenos de cascada, de contagio, de pandemia de crisis financiera que tienen que ponernos en alerta y exigir a las autoridades [explicaciones sobre] qué está pasando», agregó.
Las consecuencias de la quiebra de los dos bancos estadounidenses y del desplome de Credit Suisse ya se ha hecho evidente. La pregunta ahora es saber la dimensión de esta crisis bancaria y cuánto afectará a la economía de los ciudadanos, y solo el tiempo será capaz de mostrar si se repetirá una crisis mundial o solo ha sido un pequeño aviso.