El Nuevo Diario: crónica de una quiebra anunciada

Finalmente las familias Holmann-Chamorro, Chamorro-Argeñal y Chamorro Barrios, dueñas de La Prensa, obtuvieron lo que venían deseando desde los años 80 del siglo pasado: la desaparición de El Nuevo Diario (END), algo que buscaban desesperadamente a fin de quedarse solos con el pastel publicitario y los escasos lectores de periódicos que aún subsisten.

No pudieron lograrlo en los años 80 ni en los 90, pese a las constantes crisis del diario que entonces pregonaba “Un periodismo nuevo, para el hombre nuevo”, como un recuerdo de su origen revolucionario tirado por la borda poco después de la derrota electoral del FSLN en 1990, en la que hubo descarada injerencia de Estados Unidos.

Hoy vemos una noticia que jamás nos pasó por la mente a quienes mantuvimos a El Nuevo Diario en la cima de la circulación nacional. El triste epílogo del medio de comunicación que en su momento fue alabado en el extranjero por su particular línea informativa, destruida totalmente en 2006 cuando las primeras encuestas dieron como ganador de las elecciones de ese año al Frente Sandinista.

Para esa época ya se hablaba de la inevitable crisis que se avecinaba debido a la tendencia de la gente a informarse a través de medios digitales. En diferentes partes del mundo empezaron a quebrar prestigiosos medios de comunicación, mientras que otros anunciaban su desaparición impresa para dedicarse enteramente a la existencia en el ciberespacio.

Pero es otra la realidad de Nicaragua, donde las nuevas e incluso las viejas generaciones no son muy dadas a la lectura, por lo que la crisis de los diarios impresos es de larga data. A lo anterior se suma la reticencia de los anunciantes a pagar la publicidad en Internet con las mismas tarifas de los anuncios impresos.

Los primeros en estrellarse con el rechazo de los grandes anunciantes a pagar millonarias cifras por publicitarse en Facebook, fueron los soberbios dueños de La Prensa, favoritos de siempre del gran capital a la hora de pautar espacios en sus páginas.

En lo que a El Nuevo Diario se refiere, el asunto fue peor, ya que al rechazo de los anunciantes a pagar publicidad en redes sociales, se sumaba el chantaje de La Prensa en contra de su tío el ingeniero Xavier Chamorro Cardenal, a quien nunca perdonaron que fundara un medio de comunicación de izquierda y más aún, que pretendiera disputarles el pastel publicitario del que siempre fueron dueños absolutos.

¿En qué se basaba el chantaje contra el Ing. Xavier Chamorro Cardenal? En que La Prensa reclamaba exclusividad en los anuncios, es decir, que si Casa Pellas se anunciaba con ellos, no podía hacerlo con El Nuevo Diario. El argumento de convencimiento era simple: La Prensa es un medio dirigido al sector pudiente de Nicaragua, mientras que El Nuevo Diario era leído por los pobretones. Además, esgrimían, END es enemigo de la democracia y del capital.

Con otros, como los dueños de los supermercados La Colonia, es decir, la familia Mántica, aparte de la tesis de las clases sociales utilizaron el matrimonio de uno de los hijos de Jaime Chamorro Cardenal con una Mántica. Listo, no hubo nunca en El Nuevo Diario las “bisagras” ni las varias páginas enteras que salían durante cada semana en la “república de papel” de la carretera norte.

Gracias a la dedicación de los trabajadores de END, los Chamorro de La Prensa no lograron quebrarlo con el tema de los anuncios, debido a que la circulación de El Nuevo Diario siempre fue mayor.

Entonces, se dio la crisis de 2008-2009, cuando La Prensa empezó a perder credibilidad ante sus lectores debido a que ensució el periodismo ético por lanzarse en abierta y vulgar cruzada en contra del sandinismo, que había retornado al poder en 2007. El “tío Jaime” diseñó toda una estrategia de recuperación, que incluía hacerle daño a END.

A la campaña de odio de su hermano Jaime y sus sobrinos, el ingeniero Xavier Chamorro tuvo que enfrentar la creación del Diario Hoy en 2003, cuya función expresa era quitar “oxígeno” a El Nuevo Diario en los segmentos de población que lo preferían, lo mismo que los pocos anuncios que conseguía. El objetivo de desaparecer a END, nunca se detuvo.

El gobierno de Enrique Bolaños (2002-2007) brindó un enorme respiro a los Chamorro García de El Nuevo Diario. El “Churruco”, un conocido ultraconservador, hizo buenas migas con los hijos de don Xavier (fallecido en 2008), quienes habían asumido las riendas del periódico debido a la mala salud de su padre.

Fue época de bonanza como nunca antes se vio en END. Pero no hubo visión de futuro y las enormes ganancias que dejaba el periódico y la impresora Ardisa, fueron a parar directamente a los bolsillos de los hermanos Chamorro García, quienes se recetaron salarios que rondaban los 10 mil dólares, aunado a la compra –con capital del diario-, de grandes camionetonas. La crisis se vino encima de los trabajadores.

Fue así que en 2009, ya se hablaba de vender el periódico y la primera opción de los hijos del ingeniero Xavier Chamorro fue ofrecer el 49% de las acciones al Frente Sandinista. No hubo acuerdos y la salida fácil de los hermanos fue empezar a echarle la culpa de la quiebra al gobierno del presidente Daniel Ortega, pese a que fueron ellos mismos los que lo empujaron al abismo por querer vivir como sus primos de La Prensa.

Dos años después, en 2011, la situación económica de END era insostenible, por lo que arreciaron las acusaciones en contra del gobierno sandinista por la quiebra -¿sería porque no se los compró?- y entonces apareció en el escenario Carlos Pellas con una oferta que a los Chamorro García les pareció razonable.

Estaban en la sala de conferencias listos a firmar con el Grupo Pellas la venta de END, cuando de manera imprevista llegaron delegados del Banpro ofreciendo una cifra más sustanciosa. Los todavía dueños de El Nuevo Diario dejaron plantados a los Pellas y se amarraron con los Ortiz.

Pero si se fijan, vendieron una empresa quebrada y los dueños del Banpro lo sabían al igual que los Pellas. Todo el mundo pensó que el dinero de los banqueros sacaría a flote a El Nuevo Diario, pero vemos que no fue así. Hoy, en apenas 238 palabras de excusa y despedida, resumen casi 40 años de un diario otrora muy querido por el pueblo.

No es cierto que lo haya quebrado la falta de papel y otros insumos, a como pretenden hacer creer los Chamorro de La Prensa y Confidencial, paradójicamente, los más beneficiados con la salida del mercado de su rival que a estas alturas no les hacía ninguna competencia porque desde hace muchos años era una caricatura del pujante periódico que formamos todos los que fuimos echados a la calle después de luchar a brazo partido por sacarlo adelante.

El Nuevo Diario fue quebrado por los Chamorro García, que no entendieron los tiempos nuevos de los medios de comunicación, ni que las ganancias no daban para saciar todos sus lujos. Lo quebraron sus tíos y primos de La Prensa con todos los escollos que le pusieron en el camino; los grandes anunciantes que nunca le perdonaron su preferencia original por los pobres, y por último los del Banpro, que no tenían idea de lo que era manejar un medio de comunicación como aquél fundado en mayo de 1980, por valientes trabajadores que dejaron La Prensa para lanzarse a una inédita experiencia que resultó exitosa.

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