La política exterior de la Casa Blanca intenta someter a las demás naciones a sus dictados; algo injusto, ilegal y falta de toda moral.
Expresión concreta de su reiterada demanda para que se levante de una vez el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por el Gobierno de EE. UU., activistas solidarios de esa nación entregaron en La Habana un donativo con medicamentos, guantes quirúrgicos, leche en polvo y alimentos.
A su llegada al aeropuerto internacional José Martí, Medea Benjamin, coordinadora del grupo Code Pink, dijo a Granma que la política exterior de la Casa Blanca intenta someter a las demás naciones a sus dictados; algo injusto, ilegal y falta de toda moral. «Creo que todos tienen derecho a la soberanía. Me duele que el Gobierno de mi país, quiera imponer su mandato en Cuba».
Junto a ella viajaron representantes de varias organizaciones que realizaron una encomiable labor para recaudar los fondos, comprar los artículos y, por último, rentar un avión para traerlos y entregarlos en Pinar del Río, como ayuda a quienes sufrieron los efectos del huracán Ian.
Carlos Lazo, coordinador del proyecto Puentes de Amor, manifestó que este tipo de gesto se criminaliza por el Gobierno de EE. UU., y se hace acompañar por un grupo de odiadores, capaces de expresar los criterios más reaccionarios e inhumanos hacia un pueblo.
Que solo en los 14 primeros meses del gobierno de Joe Biden, el bloqueo económico, comercial y financiero haya provocado a Cuba daños ascendentes a 6 364 millones de dólares (más de 454 millones de dólares mensuales y más de 15 millones diarios), dice con suficiente evidencia las verdaderas intenciones del imperio para con nuestro pueblo.
Con esta sucia política de guerra, que por 60 años ha fracasado en su objetivo fundacional de rendir a la Isla por hambre y enfermedades, EE. UU. no ha hecho sino buscar el modo de «apretar la soga» entorno al cuello del archipiélago, con medidas cada vez más atroces, en tanto más grande es el ridículo político que hace ante la comunidad internacional, que lo condena abrumadoramente, como hace pocos días quedó claro por trigésima ocasión en la ONU.