En 1918, EU invadió sangrientamente a Rusia

Sputnik

Hace poco más de 100 años, el 15 de agosto de 1918, el Departamento de Estado rompió las relaciones diplomáticas con Rusia y comenzó la invasión estadounidense de la que pocos hablan.

El columnista de Sputnik Andréi Kots relata los eventos que precedieron a la intervención militar y las consecuencias que hubo después del desembarque de 8.000 militares de EEUU en la ciudad rusa de Vladivostok.

La nación rusa ya no existe

Poco después de la Revolución de Octubre, Rusia firmó una tregua con Alemania para salir de la guerra. Los países miembros de la Triple Entente no se lo tomaron bien y decidieron invadir al país euroasiático que ya estaba inmerso en una guerra civil.

Según cuenta el columnista, el pretexto fue la inadmisibilidad de que el poder hubiera sido tomado por un “partido pro alemán”. Así, en el transcurso de una conferencia que tuvo lugar en diciembre de 1917 entre EEUU, Reino Unido y Francia, se repartieron sus correspondientes zonas de interés en Rusia.

“En otras palabras, los ‘socios occidentales’ planeaban dividir entre ellos al país más grande del mundo con la ayuda del Movimiento Blanco con quienes ya se había establecido contacto”, narra Kots.

De este modo, EEUU quería matar a dos pájaros de un tiro: acceder a las abundantes fuentes de recursos naturales en el Lejano Oriente y no dejar que Japón ocupase la región.

Las autoridades estadounidenses no tomaban en cuenta la posible resistencia de los rusos y algunos senadores llamaban a una intervención. Uno de ellos fue Miles Poindexter, quien dijo en ese momento: “Rusia se convirtió en nada más que un concepto geográfico y jamás será algo más. La nación no existe”.

La ocupación

En agosto de 1918 se dio la orden de desplegar alrededor de 8.000 efectivos estadounidenses, aunque el columnista destaca que las fuerzas expedicionarias incluían también a los canadienses, italianos y británicos.

“Los intervencionistas en el territorio ruso protegían su capital: yacimientos de oro, madera y carbón. Tenían planes de hacerse con todo esto. En realidad, los dirigentes del Movimiento Blanco concedieron a los foráneos el control del territorio”, explica el historiador Borís Yúlin.

El experto también destacó el hecho de que la Guerra Civil hubiese sido mucho más corta y menos sangrienta si no fuera por la intervención de potencias extranjeras. Añadió que sin ellos, el conflicto hubiera terminado en 1918.

Mientras tanto, cuenta Kots, los intervencionistas estadounidenses aprovechaban al máximo su estancia en Rusia y enviaban a EEUU decenas de toneladas de lana, pieles y todo lo que tuviese algún valor.

La población local que apoyaba a los Rojos fue víctima de unos terroríficos actos criminales que fueron registrados en el “Acta de campesinos torturados o fusilados en el Distrito Ólginski entre 1918 y 1920”.

“Los campesinos Gonevchúk, Gorshkóv, Opárin y Murashko fueron enterrados vivos por los estadounidenses. La esposa de Boychúk fue acuchillada y tirada a un pudridero. A Bochkarév le cortaron la nariz, los labios, las orejas. Le rompieron la mandíbula y acuchillaron la cara y los ojos. Según los testimonios, a Myasnikóv primero le cortaron las orejas, luego la nariz, los brazos, las piernas y la mataron a hachazos”, informa el acta.

Por su parte, el historiador Fiódor Nésterov registró en su obra ‘Conexión de las Épocas’ que los estadounidenses mataban a todos los partidarios de la URSS a su alcance y lo hacían de muchas formas.

“Los mataban con cuchillos y hachas, los fusilaban, ahorcaban, ahogaban en el rio Amur, se los llevaban en sus ‘trenes de la muerte’ donde los torturaban y los mataban de hambre en campos de concentración”, narra el historiador.

Como consecuencia de ello, muchos de los campesinos que en principio no simpatizaban con el Gobierno soviético se rebelaron contra los invasores y pasaron al lado de los partisanos, explica Nésterov.

De esta manera, la resistencia contra los ocupantes se hacía más fuerte e incluso hubo combates donde las divisiones soviéticas atacaban a los militares estadounidenses. No obstante, el final de la ocupación llegó con la derrota del Ejército Blanco.

Sin su ayuda, la intervención extranjera en Rusia perdió sentido y después de haber estado en el país euroasiático durante 19 meses, el contingente estadounidense abandonó el Lejano Oriente el 1 de abril de 1920.

El columnista destaca que con el reconocimiento de la URSS por EEUU y la mayoría de los estados europeos, ningún político occidental condenó la sangrienta campaña que se llevó a cabo en Rusia.

Así es cómo caracterizó Winston Churchill en su obra ‘La Crisis Mundial’ la postura hipócrita hacía la invasión de un Estado soberano.

“¿Estuvieron los socios en guerra contra la Rusia Soviética? Claro que no, pero mataban a los rusos en cuanto los veían. Permanecieron en la tierra rusa como conquistadores: abastecían con armas a los enemigos del Gobierno soviético, bloqueaban sus puertos, hundían sus buques militares. Luchaban con fervor por la caída del Gobierno soviético y hacían planes para ello. ¡Pero declararles una guerra sería vergonzoso! ¡Una intervención es una vergüenza! Insistían en que no les importaba cómo los rusos resuelven sus asuntos interiores. Querían permanecer imparciales y seguían atestando un golpe tras otro”.

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