La decisión opositora responde al ultimátum dado a Morales hace dos días, que le exigía que renunciara a su cargo, hecho que no ha ocurrido.
Líderes de grupos cívicos bolivianos anunciaron ayer que «radicalizarán» sus protestas en contra de la reelección del presidente Evo Morales con bloqueos en las fronteras y en las instituciones públicas. Por su parte, el gobierno denunció un «golpe de Estado en camino”, pero subrayó su «confianza» en las Fuerzas Armadas.
«Se nos agotó la paciencia, por eso, en coordinación con el movimiento cívico nacional, el CONADE (Comité Nacional de Defensa de la Democracia) y las plataformas a nivel nacional, hemos decidido radicalizar el paro cívico nacional indefinido», comunicó el presidente del Comité Cívico Cruceño, Luis Fernando Camacho. Esta nueva medida se suma a la huelga ciudadana, que se cumple desde hace trece días, en ciudades bolivianas como la oriental Santa Cruz, donde se congregaron miles de personas en una asamblea ciudadana liderada por Camacho.
El dirigente preguntó a las personas reunidas si estaban de acuerdo con «paralizar desde las 00.00h todas las instituciones estatales y las fronteras de Bolivia de manera pacífica pero firme y comprometida», lo que fue aprobado por el público. La «única salvedad» dentro de la protesta será «dejar expeditos nuestros aeropuertos internacionales, los servicios básicos esenciales y las emergencias médicas», agregó Camacho.
Por su parte, el gobierno de Morales expresó su «absoluta confianza» en el cuerpo castrense, dos días después de que Camacho les llamara a intervenir en la crisis política. «Nosotros confiamos absolutamente en las Fuerzas Armadas. El que va a tocar las puertas de las Fuerzas Armadas está buscando sangre», afirmó el ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero, a medios locales.
Paralelamente, en Washington, el canciller de Bolivia, Diego Pary, denunció un golpe de Estado en curso en su país impulsado por opositores, durante una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA). «La agresión selectiva de la ciudadanía y a las fuerzas de seguridad, el llamamiento a levantarse a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, y finalmente la conminatoria bajo amenaza al presidente Evo Morales de dejar el gobierno en 48 horas, son claras evidencias de que hay un golpe de Estado en camino», dijo Pary.
Las Fuerzas Armadas se han mantenido al margen del conflicto político de Bolivia, que entró en su tercera semana de protestas contra Morales, cuyo helicóptero sufrió este lunes una «falla mecánica» al despegar en un poblado andino y debió aterrizar de emergencia aunque sin mayores consecuencias.
En este contexto, y a través de un comunicado, la misión de la OEA que actualmente audita las elecciones pidió a la ciudadanía que entreguen la «información y documentación” que posean sobre los comicios y «sucesos poselectorales». El organismo no menciona la posibilidad de que se haya extraviado material electoral, como actas de mesas o papeletas de votación. Aunque al día siguiente de los comicios fueron quemadas cinco oficinas electorales regionales por manifestantes.