Transcurridos un poco más de dos años de la derrota de los golpistas en 2018, Dora María Téllez todavía no digería que pese al apoyo millonario de Estados Unidos y Europa y la complicidad de los medios de prensa hegemónicos, no lograron derrocar al presidente Daniel Ortega, por lo que se le ocurrió que había que castigar a los mandos del Ejército, los que, según ella, intervinieron en el descalabro que sufrieron en sus tranques.
Ante el apoyo de la población en el desalojo de los tranques de la muerte, a la principal cabecilla del MRS no se le ocurrió otra cosa que hacer desaparecer al Ejército y a la Policía de Nicaragua, aunque puso todo su empeño en nuestras fuerzas armadas debido a que al igual que otros cabecillas golpistas, la Dora resintió que no los haya apoyado en su imaginaria “insurrección” de 2018.
El 14 de octubre de 2020, en el canal de comunicación interna del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Dora María Téllez Argüello dio a conocer el programa político que había propuesto a debate para reformularlo y presentarlo en la IX Convención Nacional de dicha organización política.
Acusa al Ejército por el descalabro golpista
Particularmente sometió a consenso una propuesta sobre el Artículo 47, referido al Ejército de Nicaragua, en la cual demandaba una investigación “imparcial y profunda” sobre la presunta participación del Ejército de Nicaragua, o de algunos de sus oficiales de cualquier graduación, en los supuestos actos de represión del fallido golpe de Estado de 2018.
Según la Dora, había que investigar el presunto involucramiento del Ejército en crímenes políticos, la persecución a opositores, el asesinato de campesinos, la represión en el campo y la Costa Caribe, el uso de la inteligencia militar para el espionaje político, los allanamientos y secuestros, el adiestramiento y entrega de armas a supuestos grupos paramilitares.
Propuso que dicha investigación debería ser la base para abrir los procesos penales correspondientes contra oficiales del Ejército, que además incluyan investigaciones por supuesto enriquecimiento ilícito y corrupción.
Quería que apoyara el golpe de Estado
Finalmente propuso la abolición del Ejercito por supuestamente tener una actitud dócil con el Gobierno y represivo con la población. “No necesitamos un ejército que rechace cumplir con su mandato constitucional y que se niegue a desarmar a los paramilitares”, sostuvo.
“Un gobierno democrático debe someter a un profundo examen: la naturaleza, las misiones, la composición, la dotación de armamento y la doctrina militar, de manera que tal evaluación conduzca a decisiones sobre la institución militar, que se correspondan a las necesidades y posibilidades del país”, agregó.
Sobre su planteamiento hubo diversas reacciones. Dulce María Porras Aguilar manifestó estar a favor de abolir al Ejército de Nicaragua porque no veía beneficio alguno y lo acusó de atropellarla (¿?). Pero además adujo que no es momento de abolirlo.
Diversas reacciones
Marlen Chow Cruz estuvo de acuerdo con la abolición, porque según ella el Estado ha corrompido a los mandos enriqueciéndolos para mantenerlos a su servicio. Dijo textualmente: “El Ejército de Nicaragua proyecta sus acciones como que si le están haciendo un favor a la ciudadanía”.
Jorge Hugo Torres Jiménez (ya fallecido) estuvo en desacuerdo con la abolición del Ejército a corto o mediano plazo, aun con los señalamientos que se hicieron en ese momento.
“Este asunto se debe ver como eminentemente político y no emocional, se debe tratar con seriedad porque podríamos cometer graves errores que podrían llevarnos a serios problemas. Tratar al Ejército de forma similar a la Policía Nacional es un error, porque a los altos mando del Ejército solo se les cuestiona su pasividad, calificada como complejidad con supuestos abusos y crímenes en las protestas de abril.
“Plantear la desaparición del Ejército de Nicaragua sería echarnos encima un problema de consecuencias inimaginables”, señaló, por lo que propuso una reconversión orgánica del sector de Defensa, dirigido por Ministerio de Defensa y el Ejército de Nicaragua.
El problema es que viene del pueblo
Luis Carrión Cruz sostuvo que el problema del Ejército era su doctrina militar, que lo hace dócil al gobierno y que tiene que ver con el origen político de sus mandos (salidos del pueblo durante la revolución de 1979), su alineamiento partidista y las prebendas que supuestamente reciben por el Gobierno, por lo que concordaba con la refundación, es decir, volverlo a hacer, que es lo mismo que desaparecer el actual y poner uno a la medida del MRS.
Orlando Ocampo dijo que en el programa debería quedar planteado que, debido al involucramiento del Ejército en un respaldo absoluto al sistema de gobierno actual, y no habiendo cumplido con los mandatos constitucionales de proteger al pueblo y habiendo estado inmerso en la represión desatada contra el pueblo en oposición, se debe abolir completamente.
Además, que el MRS, haciendo uso de los mandatos constitucionales, impulsará un referéndum al pueblo de Nicaragua para saber si quiere seguir teniendo un ejército.
¿De dónde sacaron que tenía que apoyar a golpistas?
Manuel Rodríguez planteó que había que dar de baja a los grados altos y quedarse con los grados de Capitán hacia abajo y que el único órgano que debía ser abolido era la Policía Nacional.
Eusebio Chavarría Medina opinó que el Ejército de Nicaragua debe reducirse más y profesionalizarse, “ellos son los que cuidan las reservas biológicas, plataformas continentales, emergencia en catástrofe y delincuenciales”.
Es fácil ver las intenciones de Dora María Téllez y otros de sus seguidores, de crear unas fuerzas armadas y una policía a la medida del MRS. ¿De dónde sacó que el Ejército estaba en la obligación -por mandato constitucional-, de apoyar a los golpistas en su labor asesina contra el pueblo y destructora de la economía del país?