Camilo Brenes Reyes
En un acto de graduación de la UAM, una jovencita, Sarex Bonilla, al tomar la palabra ganada por ser Summa Cum Laude, y frente a un auditorio compuesto en su mayoría por profesos partidarios del fallido golpe de estado, dijo con firmeza que ella es sandinista y no renunciaba a sus principios.
Los golpistas presentes que minutos antes posaban como respetables enfundados en sus trajes de ocasión, se tornaron una jauría y sacaron de su interior lo que esperaría a Nicaragua si tomasen el poder: odio irrestricto y fanático contra los sandinistas o contra a quienes consideren sandinistas, ira que solo aplacan como en el Chile de Pinochet o la Argentina de las juntas militares, con asesinar a todo aquel o aquella que eran o parecían de izquierda.
Sarex no se dejó amedrentar y continuó imperturbable, con voz firme, diciendo que es sandinista.
Pronto en las redes sociales donde los golpistas alardean de valentía, aunque se asusten con el estallido de un triquitraque, la tildaron de fanática orteguista, pero la lección de coraje fue tal, que ni La Prensa hizo mención al hecho.
El ejemplo de Sarex es para toda la familia sandinista: no debemos quedarnos callados en ninguna circunstancia ni frente a ningún auditorio o lugar, en donde un golpista difame al pueblo en el poder, calumnie a nuestro Gobierno, partido y a nuestro comandante Daniel y compañera Rosario.
Además Sarex, es resultado de la forja de los sandinistas, su temple no lo encontrarán en los libros, ni en los discursos, está adherido en la ideología, en la conciencia, en la práctica de la conciencia, si no veamos:
Está en el ejemplo del General Benjamín Zeledón, quien a sabiendas que no saldría con vida, rechazó la propuesta de rendirse ante los invasores que le hacía Emiliano Chamorro.
Está en el ejemplo del General Augusto Nicolás Calderón Sandino, quien ante la traición a la soberanía nacional de José María Moncada, respondió al capitán invasor que él y sus hombres defenderían el decoro nacional.
Está en el ejemplo del Coronel Santos López, combatiendo contra la dictadura del representante del imperialismo: Anastasio Somoza García
Está en el sacrificio de Rigoberto López Pérez, quien cumplió con su juramento de “ser yo quien inicie el principio del fin de la tiranía somocista”.
Está en el legado de Carlos Fonseca Amador, quien demostró que llamar al Frente Sandinista de Liberación Nacional, de esa manera, no era un acto de demagogia, sino de conciencia, de mística, de renuncia a la propia vida para liberar a Nicaragua y construir la Patria Socialista.
Está en Arlen Siu, en Julia Pomares, en Claudia Chamorro, en Ángela Morales, en Bertha Díaz y en muchas compañeras más que demostraron que las mujeres son savia en el FSLN.
Todo ese legado lo representó Sarex, legado que los golpistas nunca entenderán porque el nuestro nos viene de quienes defendieron la soberanía y el de ellos viene de Adolfo Díaz, Emiliano Chamorro, José María Moncada, de quienes pusieron precio a Nicaragua y fueron a ofrecerla a Washington, arrodillándose ante ellos y hoy lo siguen haciendo. Ellos son los fanáticos.
Sarex representa un legado sandinista que jamás perecerá.