La estación automática lanzada al espacio se encargará de comprobar la presencia de agua congelada que podría sustentar la vida en la superficie lunar
A un mundo saturado de «malas noticias», le resultan poco comunes las hazañas científicas como la que acaba de hacer realidad Rusia, con el envío de su primera misión a la Luna en la historia moderna.
Y resulta más sorprendente aún cuando lo hace en medio de férreas sanciones económicas por parte de Estados Unidos y Europa, y cuando está involucrado en un conflicto con Ucrania, y contra la expansión de la OTAN sobre sus fronteras, que implica gastos elevados. Y –muy importante– cuando Occidente aplica una guerra mediática en su contra, con el propósito de restar prestigio al gigante eslavo, contrapeso de gran valía cuando se quiere imponer un mundo unipolar por el poder estadounidense.
La estación automática lanzada al espacio se encargará de comprobar la presencia de agua congelada que podría sustentar la vida en la superficie lunar. Además, ayudará a determinar si los polos lunares son lugares ideales para construir futuras bases habitables, según reportes de RT.
«Si la misión tiene éxito, Rusia se convertirá en el primer país en hacer aterrizar una sonda robótica en el Ártico lunar. El módulo de aterrizaje, que pesa 1,8 toneladas, tendrá la tarea científica de estudiar la composición del suelo lunar, conocido como regolito, y de analizar los componentes de polvo y plasma de su exósfera durante un año», precisa el despacho noticioso.
Pero resulta significativo, además, que Estados Unidos, con todos los «cañones» apuntando a Moscú, continúe con su afán de destruir a Rusia, o al menos asfixiarla económicamente, cuando en realidad, el presidente Joe Biden está siendo acusado de que gasta más dinero en matar gente en Ucrania, que en controlar los problemas internos que afectan su credibilidad y a la propia nación norteña, como el de la migración, la violencia generalizada, los tiroteos masivos, la muerte de afrodescendientes, entre otros.
El senador demócrata Paul Gosar declaró al sitio Sputnik que ese dinero se debía usar en planes para mejorar la seguridad interna de Estados Unidos.
El propio legislador se refirió, además, a una investigación actual que vincula a la familia Biden con la compañía energética ucraniana Busisma y remata con la afirmación de que el «interés que tiene el mandatario estadounidense en el conflicto de Europa del Este, no es otro que el de los millones de dólares en sobornos que los Biden reciben de Ucrania».
La declaración del legislador coincide con una encuesta de CNN y SSRS en la que se expone que cerca del 71 % de los republicanos está en contra de continuar con el financiamiento al gobierno de Zelenski.
Pese a ello, Biden solicitó al Congreso, este 10 de agosto, más recursos para Kiev por un total de 20 000 millones de dólares.
El mandatario estadounidense, «lanzando piedras al aire», también arremetió contra China, de la que dijo «sufre problemas económicos», por lo que considera que esto es peligroso, porque «cuando la gente mala tiene problemas, hace cosas malas». «China es una bomba de tiempo», enfatizó.
En este caso, como también en el de Rusia, sería bueno que los asesores de Joe Biden le comuniquen, por si este no tiene tiempo para informarse, que los indicadores económicos y sociales de Rusia y China han resistido las embestidas de Washington y de Europa, y de forma sistemática son muy alentadores, principalmente, para sus pueblos, y también para la consecución de un mundo mejor, no gobernado por lo que diga la potencia estadounidense con su sistema en declive.