Jorge Capelán
Se supo que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha impuesto sanciones a los funcionarios sandinistas Gustavo Porras, Óscar Mojica, Orlando Castillo y Sonia Castro.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, dice que estos funcionarios «persiguen a los ciudadanos nicaragüenses que ejercen sus libertades fundamentales, promulgan leyes represivas, silencian a los medios de comunicación y niegan atención médica al pueblo nicaragüense».
El pueblo nicaragüense, el de la realidad real y no el de las «fake news», sabe cuáles son los verdaderos pecados de los sancionados:
– El pecado de Gustavo Porras es ser un dirigente sindical que ha llegado a ser presidente del parlamento de su país. Eso para los Estados Unidos es lo más antidemocrático que se pueda pedir. Para el país en el que solo los millonarios pueden aspirar a algún puesto público, lo de Porras es un grave delito y por eso lo castigan.
– El pecado de la ministra Sonia Castro es el de hacer lo posible y lo imposible por garantizar el derecho a la salud para todos los nicaragüenses. Su pecado fue no cerrar las puertas de los hospitales a nadie durante la ola golpista que cebó todo su odio, precisamente contra los centros de salud públicos. Obviamente, para Estados Unidos, un país en el que la salud gratuita y universal no existe, lo de la ministra Castro es rayano en la lesa humanidad.
– La falta del general en retiro Óscar Mojica es convertir a Nicaragua en uno de los países con mejores carreteras en toda América Latina. Como es bien sabido (no lo decimos nosotros, lo dijo el presidente Trump en la campaña electoral), la infraestructura de los Estados Unidos se viene abajo porque no hay recursos para mantenerla, y ya van varios años en la presidencia y Trump no ha hecho nada al respecto. Por eso, ser un ministro de Infraestructuras que toma en serio su labor es a los ojos de Estados Unidos un grave delito que merece ser castigado.
– Por último, el yerro del director ejecutivo del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (TELCOR), Orlando Castillo, es llevar la Internet hasta los lugares más recónditos del país, así como a todos los parques y plazas, algo constatado hace ya algunos años por la Comisión Técnica Regional de Telecomunicaciones de Centroamérica (COMTELCA).
Actualmente está en marcha un programa para instalar casi 1000 torres de telecomunicaciones que, sumadas a los existentes 1,700 kilómetros de banda ancha instalados, aumentarán aún más la conectividad del país. Parece que tanta comunicación es una seria amenaza para la democracia, según los Estados Unidos.
Hay que decir que esas sanciones del Departamento del Tesoro poco y nada inquietan a los sancionados: Ninguno de ellos tenía planeado ir de vacaciones a Miami, ninguno tiene cuentas bancarias en Estados Unidos y todos ellos están demasiado ocupados en cumplir con sus compromisos con el pueblo aquí en Nicaragua.
En estas líneas no vamos a cometer la grosería de nombrar a todos los funcionarios públicos latinoamericanos serviles a los Estados Unidos acusados de corrupción y graves violaciones a los derechos humanos que han encontrado protección en ese país. Por eso citamos al diario Notimerica, que por cierto no es de izquierda:
«Estados Unidos se está convirtiendo en el retiro de aquellos excargos públicos iberoamericanos, entre los que destacan los expresidentes, que se encuentran huyendo de la justicia de su país», escribía ese medio hace dos años y presentaba una lista bastante extensa.
De entonces a esta parte han surgido otros, por ejemplo, el presidente de un país vecino al que no vamos a mencionar «pues la agitación solo produce daño y con esto basta para todo el año».
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