* “Defender a Nicaragua es defender nuestra propia libertad”, señalan en un editorial de la revista El Rebelde, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que recuerda que la escritora de derecha fue cómplice activa de los sangrientos sucesos de 2018 que enlutaron a nuestro país y dañaron gravemente la economía.
Desde el inicio del presente gobierno, en el ámbito de las relaciones internacionales, el presidente de Chile, Gabriel Boric, ha pretendido dar lecciones de democracia a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Ubicado en el olimpo de la democracia, dicta cátedra, olvidándose que su gobierno sigue en esencia la Constitución dictatorial perfeccionada por los gobiernos de la Concertación.
Lo más reciente es la decisión del presidente Boric, quien en un acto de oportunismo político ha ofrecido la nacionalidad chilena a favor de la escritora nicaragüense señora Gioconda Belli, luego que el gobierno de Nicaragua le retirara la nacionalidad de nacimiento por su participación en los sucesos de abril a junio del 2018.
En los sucesos de abril hubo masacres, secuestros, torturas y, lo más espantoso, quemados vivos algunos policías que resguardaban el orden público. Esta señora nada dijo con respecto a lo que estaba sucediendo en su país, pero en verdad permitió que se confundiera a la prensa internacional y a organismos de DDHH, culpando al Gobierno legítimo de Nicaragua de los lamentables sucesos.
No pidió disculpas cuando se comprobaron que los hechos fueron realizados por grupos de oposición organizados en pandillas terroristas y criminales, porque su objetivo era destituir al presidente Daniel Ortega y a la vicepresidenta Rosario Murillo.
En tales condiciones, no es aceptable que la señora Belli reciba la nacionalidad chilena, porque además ella posee ya otra nacionalidad, de una nación europea, con la cual también opera en ese continente. Solicitamos que no se le conceda la nacionalidad chilena a esta señora que es corresponsable del dolor causado a 270 víctimas, en su mayoría trabajadores jóvenes, estudiantes, y policías, atreviéndose a quemar vivo a un dirigente histórico del Sandinismo.
Señor Presidente: no se deben seguir las órdenes del gobierno norteamericano y atacar a un pueblo independiente. Lo correcto es pujar por la unidad de los pueblos de América para lograr nuestra segunda y definitiva Independencia.
De otra parte, el Grupo de Puebla ha manifestado su preocupación por la democracia y los derechos humanos en Nicaragua y llama a un diálogo entre el gobierno y la oposición. Sin embargo, personeros de este grupo, formado por políticos de mucha experiencia, cuando firman la carta dejan de lado el tema central, que es el permanente sabotaje y presiones del gobierno de EEUU.
La oposición depende del gobierno norteamericano, y es desde allí donde nacen todos los ataques contra el pueblo que se ganó su derecho a construir su presente y su futuro. Eluden el tema porque una condena directa al gobierno norteamericano no les es conveniente, les dan recomendaciones a un pueblo y su gobierno que permanentemente tiene que defenderse, limitando su potencialidad de desarrollo.
La democracia que defienden los progresistas es la democracia neoliberal, esa democracia que se regula desde el mercado, por tanto, poco entienden del poder del pueblo organizado, de defensa de la soberanía popular, porque las elecciones ellos las ganan aplicando el mercado que se regula a partir de las encuestas.
En otros países, la defensa de su soberanía popular tiene otra lógica, fuera del mercado, y se expresa en las elecciones donde la participación popular es alta, y por tanto cada ciudadano defiende su soberanía a partir de su pertenencia a sus organizaciones sociales, quienes apoyan a sus gobernantes como es el caso de Nicaragua.
Nicaragua es un estado democrático y soberano, el cual debe defender su soberanía nacional de la intervención extranjera, y por eso merece nuestro respeto y todo el apoyo.