Nicaragua avanza y el imperio se asusta

Mary Soto

La mañana del 7 de noviembre de 2021, el pueblo de Nicaragua no podrá evitar que la retina de su memoria se remonte a la tarde del 19 de julio de 1979, en la que por fin expulsó de su territorio a la dictadura somocista, una de las más sangrientas y crueles de América Latina.

Y es que ese día se realizan las elecciones generales en el país centroamericano. Desde el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional se han realizado 19 procesos electorales, entre los cuales el de 1984, en el que el FSLN fue elegido en las primeras elecciones libres de la historia de Nicaragua, luego perdió las elecciones en 1990 y volvió a ganarlas desde el año 2006 hasta la actualidad.

En el actual contexto electoral, la campaña de los medios internacionales de comunicación de la derecha es implacable, abunda la propaganda contra Nicaragua. Se señala que no hay oposición, sin embargo, hay quince propuestas electorales participantes en el proceso eleccionario y en la coalición del FSLN participan nueve fuerzas políticas. No se reconoce ninguno de los logros del gobierno sandinista y se miente y miente, descarada y persistentemente.

No se reconoce que se han construido veintiún hospitales y otros están actualmente en construcción. En la lucha contra la pobreza, pese a todos los efectos de la pandemia en la economía global, Nicaragua presenta una recuperación económica del 5.6%. No se publica en los medios parametrados y rentados, que existen educación y salud gratuitas, que se han construido carreteras y viviendas dignas para el pueblo. Que, a diferencia de otras realidades, en la patria de Sandino existe igualdad de derechos y participación paritaria para las mujeres, seguridad ciudadana de casi el 80%, así como energía renovable con cobertura del 99.2% de la población.

El imperio no acepta el ejercicio de la soberanía, la independencia y la autodeterminación de los pueblos, por ello no cesa en sus groseras intervenciones en la política interna de nuestros países. Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua son ejemplos tangibles de esta política intervencionista de EEUU.

Particularmente, en este último país, ha intervenido en las elecciones durante cien años, así como en la política interna con ingentes cantidades de dinero. Luego de ello ha bloqueado y ha fomentado la guerra para impedir a toda costa que sea un país soberano e independiente.
Los pueblos escriben su propia historia y lo que se impondrá el 7 de noviembre será la voluntad popular. Se prepara un gran contingente de personalidades, intelectuales y activistas de todo el mundo para acompañar este proceso y en esa oportunidad la población dirá su palabra respecto a su futuro. Ni el golpe blando ni las campañas mediáticas millonarias podrán torcer los brazos de los nicaragüenses. Que la libertad siga siendo el legado de Sandino.

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