Edwin N. Montes
Han transcurrido aproximadamente dos meses, desde el 29 de diciembre del 2023, en que el gobierno de Sudáfrica asumió la honorable, respetable y valiente decisión de acusar al ente sionista llamado Israel, ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), por actos de genocidio contra la población de Palestina.
Seguidamente, el gobierno sandinista, a través de una nota de prensa, expresó que Nicaragua respalda y acoge con satisfacción la demanda interpuesta por Sudáfrica, señalando en dicha nota que “la acción legal contra Israel ante la CIJ es un paso concreto en cumplimiento con las obligaciones legales que cada Estado, parte de la Convención sobre el Genocidio tiene el derecho y el deber de tomar”.
El 26 de enero, la CIJ se pronunció —respecto a la solicitud de Sudáfrica de adopción de medidas cautelares—, exigiendo a Israel tomar todas las medidas a su alcance para prevenir todo tipo de crímenes registrados en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
A pesar de que este dictamen preliminar de la Corte no es una sentencia sobre el fondo del asunto, esta máxima instancia jurídica internacional dejó entrever que muchas de las pruebas presentadas por la delegación de Sudáfrica arrojan indicios de que actos sancionados por la Convención, han sido y están siendo cometidos por el ejército sionista contra la población palestina.
En respuesta a las declaraciones brindadas por la CIJ, el gobierno sandinista dejó por sentado el sentido y compromisos adquiridos por la comunidad internacional en cuanto a la prevención del delito de genocidio, expresando que “la obligación de prevenir el genocidio surge y comienza cuando existe riesgo de que ocurra; de hecho, cuando es plausible que esté ocurriendo o pueda ocurrir. Esta probabilidad está ahora más allá de toda duda y controversia”.
Por tal motivo, en correspondencia con el artículo 62 del Estatuto de la Corte, que estipula “si un Estado considerare que tiene un interés de orden jurídico que puede ser afectado por la decisión del litigio, podrá pedir a la Corte que le permita intervenir”; así, Nicaragua ha solicitado ser parte en el juicio interpuesto por Sudáfrica contra Israel por los actos de Genocidio.
A su vez, ha notificado el desarrollo de acciones jurídicas contra Reino Unido, Alemania, Países Bajos y Canadá por su responsabilidad directa y complicidad en los actos de genocidio hacia la población palestina, al proveer financiamiento y equipamiento militar a Israel, además de ser parte de la lista de Estados que han cortado y suspendido la ayuda a la agencia UNRWA de Naciones Unidas en Palestina, fondos que eran destinados para atención humanitaria y de emergencia sanitaria.
Esta acción y solicitud del gobierno sandinista no solo responde a un orden de carácter jurídico; sino también humanista y solidario, porque como bien decía el Cmdt. Che Guevara los revolucionarios están guiados por grandes sentimientos de amor hacia la humanidad, por la justicia, la verdad y por la solidaridad entre los pueblos. Pero también, Nicaragua cuenta con reconocimiento internacional y experiencia jurídica de intervención en la CIJ.
Tal y como lo dejó expresado el presidente Daniel Ortega Saavedra, en carta dirigida en junio 2023 al Secretario General de la ONU Antonio Guterres, en el 37 aniversario de la sentencia histórica contra EE.UU: “Nicaragua ha sido parte en 15 casos principales presentados ante la CIJ, y es el tercer país del mundo con más casos resueltos por dicha Corte […] Nicaragua hace este recordatorio de una sentencia que en la mayor parte del mundo es estudiada y respetada”.
El gobierno sandinista respalda y apoya el derecho del pueblo palestino a su libre autodeterminación y existencia como Estado soberano e independiente, teniendo a Jerusalén Oriental como capital. Tanto Nicaragua como Palestina comparten una relación histórica de hermandad y solidaridad, que se cimienta en la lucha común por la autodeterminación y libertad de sus pueblos, contra las agresiones del imperialismo yanqui y sionista, respectivamente.
Desde antes del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, se logran identificar dentro de las filas del FSLN a compañeros descendientes de padres palestinos luchando contra la dictadura somocista, como es el caso de Selim Shible —conocido como “Mustafá”—, asesinado por la guardia somocista en 1967.
Por su parte, para 1970 destacados combatientes y cuadros del FSLN logran establecer contacto con combatientes del Movimiento para la Liberación de Palestina, denominados en ese entonces Fedayines, quienes viajan a territorio palestino para recibir entrenamiento militar; entre ellos destacan: Eduardo Contreras, Oscar Turcios, Pedro Aráuz Palacios, Juan José Quezada y René Tejada; también destaca Patricio Argüello, quien fue asesinado por agentes de seguridad sionista, cuando participaba en un operativo aéreo a favor de la causa palestina en Europa.
Este lazo de hermandad se fortalece mayormente con la visita a Nicaragua del líder palestino Yasser Arafat, quien asiste para conmemorar el primer aniversario de la Revolución en 1980. En palabras de Arafat “La revolución que ha estallado en Nicaragua es como un volcán, y este volcán hace temblar a los regímenes fascistas, sionistas e imperialistas”. Nicaragua representa el país de América Latina donde se izó por primera vez la bandera de Palestina.
En estos últimos años el gobierno sandinista ha establecido acuerdos de cooperación con el gobierno de Palestina en materia de la Agenda 2030. El 4 de febrero de 2017, a instancias de este país centroamericano, se desarrolló en Managua una Mesa Redonda de las Naciones Unidas sobre la Cuestión Palestina, bajo la rúbrica “Tendiendo puentes con la diáspora palestina”. En este encuentro participaron representantes de comunidades palestinas provenientes de Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Chile, Cuba y Nicaragua, además de contar con la presencia de los alcaldes de las ciudades palestinas de Belén y Beit Jala.
Posteriormente, en agosto de 2019, el gobierno sandinista abrió por primera vez su sede diplomática en Ramallah, Cisjordania; y en diciembre 2023, en medio del conflicto y agresión militar del ejército sionista contra la población civil de la Franja de Gaza, Nicaragua fue el primer país en enviar una delegación de alto nivel, encabezada por el Canciller Denis Moncada, para expresar su solidaridad al gobierno y pueblo de Palestina. Recientemente, en 2024, la Alcaldía de Managua inauguró la Pista Gaza y el Parque Palestina, ubicados en el Centro Histórico de la capital.
El sionismo desea opacar y borrar todo rasgo humano y memoria colectiva que haga referencia a la resistencia del pueblo de Palestina, de la misma forma que en el siglo XX la dictadura somocista y el imperio yanqui desearon callar la voz de Sandino y, posteriormente, intentar desacreditar y doblegar la lucha revolucionaria emprendida por el FSLN.
No hay que olvidar que, durante la etapa final de la dictadura somocista, el gobierno de Tel Aviv proveyó en un 98% el armamento y equipamiento militar con que la guardia masacraba al pueblo nicaragüense, llegando a utilizar fósforo blanco contra población civil en ciudades como Estelí; incluso, la Contra recibió entrenamiento por parte de efectivos pertenecientes al ejército sionista.
Posteriormente, en la década de los 80´s, Ronald Reagan intentó justificar la guerra de agresión norteamericana en Nicaragua, utilizando entre uno de sus pretextos la relación del gobierno sandinista con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), a quien EE.UU. había calificado como organización terrorista, discurso utilizado actualmente por el gobierno israelí para desacreditar la lucha de la resistencia palestina.
El mayor fallo y peligro en la existencia del Derecho Internacional Público y Derecho Internacional Humanitario, desde el siglo XX hasta nuestros días, sin duda alguna, está relacionado con la creación del Estado de Israel. En 75 años de existencia, Israel ha sido el Estado —dentro del sistema de Naciones Unidas— que más ha rechazado e incumplido las resoluciones que la comunidad internacional ha imputado en su contra.
Tan solo entre 1955 y 1992 Israel poseía en su cuenta una lista de 65 resoluciones incumplidas y transgredidas; a la fecha, ese número se ha duplicado. Esto sin contar con la opinión consultiva dictaminada en su contra por la CIJ en 2004, y una segunda opinión consultiva abierta recientemente en febrero 2024, más el juicio por genocidio impulsado por Sudáfrica (ahora con el respaldado y apoyo de Nicaragua).
Hablar de Derecho Internacional Humanitario, implica una serie y variedad de documentos jurídicos y principios consuetudinarios, Convenciones de Ginebra, Convenciones de la Haya (1899 y 1907), Estatuto de Roma (1998), Carta de Naciones Unidas, entre otros, que abordan y tipifican todo lo relacionado a crímenes de guerra, que incluye la protección a la vida, integridad y dignidad de la población civil, de sus hogares y bienes, contra la tortura, el desplazamiento forzado, la toma de rehenes, incluyendo el abastecimiento de víveres, servicios médicos y sanitarios. Obstruir la asistencia humanitaria a población civil constituye un grave crimen de guerra. Todos estos y muchos otros preceptos han sido y están siendo transgredidos por el régimen sionista de Tel Aviv.
Israel intenta tergiversar y recrear categorías de Derecho Internacional (“ocupación fiduciaria”, “sucesor ausente”, “ocupación prolongada” y “conquista defensiva”) a su conveniencia, para justificar sus crímenes, impunidad y sistema de apartheid, en detrimento del derecho universal a la libre autodeterminación que posee todo pueblo, como ocurre en el caso de Palestina.
El argumento de “legítima defensa” empleado por Israel carece de validez jurídica si se asume desde la perspectiva de la Carta de las Naciones Unidas, que lo consigna en situaciones en que un Estado agrede a otro Estado. Aspecto que no se cumple cuando se trata de la Franja de Gaza, porque es una región bajo un sistema estricto de apartheid, encerrados y divididos por un muro de control y contención, donde todos los sistemas y recursos vitales de esa población están bajo administración del ejército colonialista israelí.
Resulta tan absurdo, que Israel ha violado hasta la propia resolución 181 de 1947 que —contra natura— avala e impone su creación. Si de un asunto de ecuaciones matemáticas se tratara, el solo hecho de haber surgido de una resolución y, posteriormente, no reconocer autoridad internacional vinculante, ni las resoluciones derivadas en su contra, se traduciría, práctica y directamente, en nulidad su existencia como Estado.
Hoy, los ideales nacionalistas, aspiraciones, acciones organizativas y de lucha revolucionaria de Sandino y Carlos Fonseca son reflejo vivo en los ideales, aspiraciones, lucha y resistencia del pueblo palestino, en defensa de su patria, contra el colonialismo y toda forma de manifestación del imperialismo.
En el siglo XX, procesos revolucionarios como el cubano y sandinista fueron y han sido de gran motivación para los combatientes de la resistencia palestina. El pueblo de Nicaragua sigue y seguirá siempre solidarios, fraternos y cercanos con la causa, lucha y sufrimiento del hermano pueblo de Palestina, en la búsqueda de la paz, en uso y defensa del derecho internacional.