Europa, ir por lana y volver trasquilado

 

Prensa Latina

Occidente, sobre todo la Unión Europea (UE), a todas luces fue por lana y volvió trasquilada al lanzar una guerra económica contra Rusia para llevarla a la crisis y provocar allí una conmoción social.

El claro efecto bumerán de las más de 14 mil medidas punitivas unilaterales aplicadas contra Moscú, se puede apreciar en el modesto crecimiento del 0,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la UE en 2023, de acuerdo con Eurostat, citado por el diario El País.

De hecho, Eurostat había señalado en su momento que, en los tres primeros trimestres del pasado año, en específico la zona euro, estuvo en recesión técnica, con una contracción promedio de 0,1 puntos, destacó Europress.

Por su lado, Goldman Sachs afirma que la zona euro contará con un crecimiento de apenas un 0,7 por ciento en este año. Una economía como la alemana, considerada la locomotora de Europa, se encogió en un 0,3 por ciento y para este año se calcula retroceda en un 0,4, de acuerdo con estimaciones de entidades internacionales.

Berlín, por cierto, se situó el pasado año entre los principales suministradores de armamentos a Ucrania, al destinar con ese fin más de 17 mil millones de euros, casi igual o por encima del Reino Unido, entre los más arduos defensores del rearme de Kiev.

Las potencias europeas parecieron dispararse en el pie, cuando hicieron dejación de los hidrocarburos rusos, pero, en especial lo hizo Alemania que antes de la guerra compraba el 25 por ciento de esos combustibles, a precios ventajosos, a Rusia.

Ello llevó a un alza de las tarifas energéticas y a un aumento inusitado de la inflación que, aunque en 2023 se aplacó de alguna forma en varias capitales europeas, provocaron conmociones sociales, complicadas por los planes de la UE de construir una economía verde.

Las regulaciones para reducir casi a cero el uso de hidrocarburos en la UE, las medidas para limitar el empleo de algunos fertilizantes y los pasos dados para reducir el subsidio a la producción agrícola llevaron a una nueva forma de protesta en Europa.

Agricultores de Polonia, Francia, Alemania, Grecia, España, Finlandia, Italia y Bélgica, entre otras naciones europeas, protagonizaron, casi al unísono, cierres de carreteras y vías para el acceso a ciudades que provocaron el caos en los suministros.

Más de un gobierno debió tomar muy en serio las manifestaciones de los trabajadores agrícolas, algunas con imágenes anecdóticas en lugares céntricos de sus capitales para reafirmar la necesidad de que es necesario un cambio de política urgente en el campo.

Pero no solo ello, en 2023 salieron a las calles del Reino Unido, Alemania y Francia, entre otros estados, decenas de miles de médicos, profesores, trabajadores ferroviarios, el servicio postal y custodios de aeropuertos, entre otros, en demanda de mejoras salariales.

A ello se suman las tensiones generadas por el tema migratorio en varios países europeos que provocaron, incluso, la retoma del control fronterizo entre naciones del espacio Schengen, creado, precisamente, para eliminar esas barreras al movimiento entre esos países.

El tema migratorio, entre otras causas, llevó al auge de formaciones ultranacionalistas, ultraderechistas y xenófobas que ya llegaron al poder como en Italia, vencieron en las urnas como en Países Bajos o mejoraron sus posiciones políticas como en Alemania.

Para los expertos, las elecciones para el Parlamento Europeo de junio próximo serán un verdadero balón de ensayo y los pronósticos se refieren a un esperado avance de la derecha y la ultraderecha en ese órgano legislativo supranacional.

La víctima de las sanciones

Mientras, Rusia, al decir de su presidente Vladimir Putin, y contrario a todo lo esperado en Bruselas, se convirtió en 2023 en la primera economía de Europa en términos del PIB y la paridad de poder adquisitivo y espera ocupar en breve la cuarta posición en el orbe.

Putin cuenta con más del 75 por ciento de respaldo popular, de acuerdo con recientes encuestas, y pocos dudan de su reelección en los comicios del 12 al 14 de marzo de este año.

En su reciente discurso anual ante las dos cámaras de la Asamblea Federal, el mandatario ruso presentó cifras interesantes sobre la preocupación del estado por el aspecto social, con gastos multimillonarios previstos para avanzar en ese sector.

Además, de ser la quinta economía en el orbe por la paridad del poder adquisitivo y estar entre los 25 países del orbe más avanzados en el uso de la robótica, Rusia bajó la población por debajo de nivel de pobreza de 42 millones en 2000 a 13,5 millones en 2023.

El gigante euroasiático busca extender la esperanza de vida de 73 a 78 para 2030, aun cuando lo que se busca en Europa, con 12 paquetes de medidas aplicados desde 2022, es eliminar las posibilidades del estado ruso de mejorar la vida de sus ciudadanos.

La situación descrita quizás aconseja a Europa buscar otro camino menos trillado, lejos de la práctica de sanciones, para buscar, aún con sacrificio político, vías para una convivencia pacífica con Rusia, aunque todo indica que ello no estaría a la vuelta de la esquina.

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