Pequeñas manos, grandes sueños

 

Elizabeth Naranjo | Granma

* Cada 12 de junio se celebra el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, situación que afecta a 160 millones de niños.

Imagina que las memorias de la infancia sean a escalas de grises… Nada de diversión y sí, en cambio, mucho trabajo, abusos, responsabilidad económica, presión familiar, infelicidad…

Alrededor de 160 millones de niños en todo el mundo conviven con esa realidad que se ha agravado, entre 2019 y 2023, en más de ocho millones de infantes en esas condiciones de vulnerabilidad, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés).

Lo más frecuente es el trabajo infantil en niñas de cinco a 11 años, y en varones de 15 a 17. Alarmante.

Ante la necesidad de concientizar sobre la magnitud del problema, con el fin de erradicarlo, cada 12 de junio se celebra el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, una fecha escogida en 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Tanto UNICEF como la OIT recogen, dentro del concepto de «trabajo infantil», el que realizan personas demasiado jóvenes (menores de 15 años), lo que dificulta su desarrollo físico, mental, educativo o social.

Aunque existen mecanismos que establecen los derechos de los niños, la edad mínima de admisión de empleo, la prohibición y acción inmediata para la eliminación de las peores formas de trabajo infantil, hay regiones donde la situación es especialmente grave, como en África subsahariana.

Los países más pobres del mundo son más propensos a involucrar a los niños en este tipo de actividades. Según el último informe de Unicef sobre trabajo infantil, realizado en 2023, la pobreza constituye uno de los factores que encausan estas violaciones, aunque no las justifica.

Estos datos subrayan la imperiosa necesidad de acelerar las acciones para cumplir con la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Al respecto, el secretario general de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Luc Triangle, declaró que «el mundo ha hecho la promesa a los niños y a las niñas de poner fin al trabajo infantil para 2025», aunque las cifras dictan lo contrario.

En Cuba, el ordenamiento jurídico recoge la premisa cierta de la prohibición del trabajo infantil, que penaliza y observa con creces los principios trazados por OIT y la Unicef, a través de la Constitución de la República, el Código de Trabajo y el Código Penal.

La Isla defiende su desarrollo como territorio libre de trabajo infantil, a pesar de sus adversas contingencias económicas, teniendo como prioridad el bienestar de los infantes.

Sin embargo, en el plano internacional, aunque se ha progresado en la sensibilización y la lucha contra este fenómeno, aún persiste, despojando a millones de niños de la posibilidad de un futuro mejor, desafiando los esfuerzos colectivos y comprometiendo la dignidad y el potencial de la juventud mundial.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *