Jesús Inojosa
El Plan Colombia arribó a su vigésimo aniversario en medio de un incremento de las hectáreas cultivadas de coca, el resurgir de las masacres -o «asesinatos colectivos» como prefiere llamarlos el presidente colombiano Iván duque- y la vuelta a los escándalos de la parapolítica con la privación de libertad de Álvaro Uribe Vélez.
Este plan que nació bajo la presidencia de Andrés Pastrana, tuvo su mayor auge financiero y militar durante los dos Gobiernos de Uribe, quien dio inicio a una doctrina de «guerra contra las drogas y la narcoguerrilla» que dejó a su paso múltiples denuncias de masacres, falsos positivos y nueve bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano.
Solo hasta el 2016, se había entregado a Colombia la suma de 9.600 millones de dólares, según señala informe promulgado por el Departamento de Estado de Estados Unidos con motivo de conmemorarse 15 años del lanzamiento de este plan.
Génesis militarista
Este plan está asociado al nombre de Barry McCaffrey, general estadounidense que participó en la guerra de «tormenta del desierto» contra Irak, acción que le ganaría la simpatía dentro de las Fuerzas Armadas, siendo promovido a Jefe del Comando Sur por George Bush padre y posteriormente como Jefe de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas en 1996 por Bill Clinton.
Su idea consistía en el incremento de la cooperación militar y policial de Estados Unidos con Colombia a fin de combatir el narcotráfico y la guerrilla, disminuir los cultivos de coca en la nación neogranadina y evitar los constantes ataques a la infraestructura de las empresas productoras de petróleo que hacen vida en este territorio.
Esta idea fue anunciada de manera formal por el presidente colombiano Manuel Pastrana, quien luego de lograr su aprobación en el congreso como la Ley 508, viajó a Estados Unidos donde lo presentó como «Plan Colombia».
Como parte de este acuerdo, en diciembre de 1999 el entonces secretario de Defensa de los EEUU, William Cohen y el ministro de Defensa colombiano, Rodrigo Lloreda firmaron un acuerdo para incrementar la cooperación militar entre los dos países que significó la creación de un grupo de trabajo bilateral entre las Fuerzas Armadas de ambos países la especialización de «batallones antinarcóticos» en el Ejército de Colombia.
Para enero de 2000 el presidente Clinton dio a conocer oficialmente la ayuda para el Plan Colombia, la cual fue aprobada por el congreso estadounidense el 13 de julio del 2000, iniciándose así la escalada de este plan que cumple 20 años rodeado de críticas y denuncias.
Objetivos vs. realidad
Combate al narcotráfico: Pese a la creciente presencia de fuerzas militares estadounidenses y de la DEA, las bandas dedicadas al narcotráficos se incrementaron tras el desmembramiento de los grandes carteles, lo que se ha traducido en un aumento de los delitos asociados al tráfico de drogas en todo el país, así como el alza en la producción de cocaína que ubica a este país como el mayor productor global con el 70% del total producido en el mundo, según señala el último informe presentado por la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la Droga y el Delito.
Cultivos de coca: La erradicación de los grandes carteles lejos de significar la reducción de las hectáreas cultivadas de coca, se tradujo en un incremento de las áreas que pasaron de poco más 30 mil héctáreas en 1993 (año de la muerte de Pablo Escobar) a 170 mil en el 2000.
Luego con la implementación del plan, desde el 2001 hasta el 2012, se registró una reducción que siempre estuvo muy por encima de lo registrado en la mejor época del «cartel de Medellín» y que hoy supera las 200 mil hectáreas según reseña el informe de la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca (ONDCP por su siglas en inglés), a lo que se suma un incremento en el rendmiento de kilos por hectárea.
Seguridad: Pese a la reducción de un tercio en el número de secuestros y sicariatos a la que alude el Gobierno colombiano, la fecha de implementación coincide con el surgimiento del paramilitarismo que ejecutó más de 50 masacres dejando 800 víctimas mortales y miles de desplazados. A esto se suman los falsos positivos que acumulan más de 3.430 muertos de acuerdo a la fiscalía colombiana.
Amenaza para paz
Pese a la oposición que generó en el continente, en el año 2009 bajo el Gobierno Álvaro Uribe Vélez y de Barack Obama en EEUU, se inicia la implantación de nueve bases militares estadounidenses en Colombia, esto bajo el argumento de intensificar el combate al narcotráfico y la guerrilla.
Este acuerdo fue firmado el 30 de octubre de ese año por el entonces canciller de Colombia Jaime Bermúdez y el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield quien ha sido ferviente defensor de una acción bélica contra Venezuela.
Además de las bases se incrementó el número de misiones militares estadounidenses en el vecino país, así como la realización ejercicios conjuntos entre ambas naciones que han centrado su juego de guerra en Venezuela como potencial enemigo.
«Estas bases podrían ser inicio de una guerra en Sudamérica», habría advertido el entonces presidente Hugo Chávez recordando el precedente de la operación ejecutada por Colombia el 1 de marzo de 2008 cuando el ejército y la fuerza aérea neogranadina incursionaron en territorio ecuatoriano para bombardear y masacrar a un grupo de insurgentes guerrilleros liderados por Raúl Reyes.
«Nos sentimos amenazados, y eso es bueno que Colombia lo sepa», dijo Chávez en advertencia a posibles planes contra Venezuela desde territorio colombiano, las cuales contarían con el apoyo de fuerzas militares estadounidense.
«Obtuvimos nuevas pruebas de campamentos guerrilleros en Venezuela. Tenía tres opciones: Hacer las denuncias, quedarme callado y la otra opción era un operativo militar en Venezuela. Me faltó tiempo», dijo el expresidente neogranadino en 2012, obteniendo como respuesta por parte de Chávez «no le faltó tiempo, le faltaron cojones».
Venezuela y el Plan Colombia Crece
El pasado 17 de agosto de este año y tras públicos reproches al fracaso de los gobiernos colombianos en la lucha contra el narcotráfico por parte de Donald Trump, el presidente Iván Duque presentó a la delegación estadounidense, liderada por el consejero de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, el «Plan Colombia Crece».
«La idea es llegar a los municipios donde tenemos necesidades de vías terciarias, de agua y saneamiento, de electrificación, de educación (…) Esto nos va permitir a nosotros en estas comunidades llegar con herramientas productivas», indicó Duque sin dar muchos detalles de esta nueva fase de este plan del que solo agregó que el propósito es «atacar el narcotráfico y solidificar la democracia».
«La firma del nuevo Plan Colombia, implica que nuestro país continúe sirviendo de plataforma para desestabilizar Venezuela, postura que demuestra el talante mezquino e indigno de este gobierno irresponsable, cuyas acciones comprometen el futuro y bienestar de sus ciudadanas y ciudadanos en la frontera, así como la soberanía de un país hermano y soberano», denunció la exsenadora colombiana Piedad Córdoba en su artículo «Colombia Crece”.
Este aviso de Córdoba tiene sus bases en las constantes acusaciones que contra Venezuela lanza el mandatario colombiano bajo el argumento de «representar un peligro para la región y para la estabilidad democrática del continente», las cuales están concatenadas con las esgrimidas por Estados Unidos a través del decreto firmado por Barack Obama, donde se declara a la nación venezolana como «una amenaza inusual y extraordinaria» y con las amenazas belicista de la administración Trump.
En resumen, en los 20 años de la puesta en marcha de este plan, los objetivos que fueron esgrimidos para justificar su creación se han hundido en el fracaso, al observar que Colombia posee 50% más de hectáreas cultivadas en coca en relación con el año 2000 y 70% más de kilos anuales (951 toneladas) de cocaína, a lo que se suma violencia paramilitar que solo en el mes de agosto dejó cuatro masacres con el saldo de seis menores de edad, tres comuneros indígenas y siete jóvenes menores de 26 años asesinados.
A la par y tal como lo denunciaron analistas y expresidentes de la región, el único «logro» que puede mostrar es el incremento de la presencia militar estadounidense en suramérica dando cumplimiento a la premisa empleada por el senador republicano Paul Cordovell, publicado en una columna editorial del The Washington Post el 10 de abril del año 2000, donde señaló que ante la llegada de Chávez al poder, «para controlar a Venezuela es necesario ocupar militarmente a Colombia».