Blasfemos, es el calificativo que podría darse a los miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), quienes tras ser férreos inquisidores y difamadores de las enseñanzas de monseñor Oscar Arnulfo Romero, calificándolas de subversivas e izquierdistas, ahora de forma oportunista y descarada no solo usan su imagen, sino que sus palabras para fines manipuladores e inescrupulosos.
La sencillez y el compromiso con los desfavorecidos fueron componentes primordiales de ese verdadero representante de la iglesia de los pobres. Es por eso que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, resaltó el legado de monseñor Oscar Arnulfo Romero, sacerdote salvadoreño asesinado durante una homilía en 1980 y quien sería canonizado ayer en el Vaticano por el Papa Francisco.
Ante miles de nicaragüenses que se congregaron en la emblemática avenida de Bolívar a Chávez, tras una multitudinaria caminata por la paz y en homenaje a Romero, Ortega destacó la trayectoria y ejemplo de vida del religioso para los pueblos de Centroamérica y el mundo.
El mandatario afirmó que Romero fue ultimado precisamente por la oligarquía, financiada y entrenada por Estados Unidos, por su prédica en favor de los pobres y sus críticas al intervencionismo de la potencia del norte.
Asimismo, recordó que en Nicaragua, antes de esa pérdida, en 1978, en plena guerra, la guardia del dictador Anastasio Somoza Debayle asesinó al padre Francisco Luis Espinosa, considerado aquí uno de los más grandes y destacados hombres que lucharon contra ese régimen.
Igualmente rememoró que en diciembre de ese año también fue ultimado el padre asturiano Gaspar García por las balas somocistas, las mismas que hoy pretenden ensangrentar a Nicaragua.
Ortega indicó que la derecha no acepta que se entreguen lotes de tierras a las familias para que construyan sus viviendas, ni se hagan reformas agrarias o se den títulos de propiedad como lo ha venido haciendo a lo largo de los años el gobierno sandinista.
En ese sentido, el jefe de Estado señaló que Romero llamaba a combatir el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que alcance a los demás.
“Hay que volver a encontrar la profunda verdad evangélica que debemos servir a las mayorías. Y las mayorías ¿quiénes son? Los pobres, los campesinos, los trabajadores”, subrayó.
Para Ortega, las palabras de Romero iban dirigidas a los egoístas y duros de corazón, que anhelan todo para sí y nada para los demás. A su vez, recordó que monseñor Romero dijo poco antes de su asesinato que si lo mataban, resucitaría en el pueblo salvadoreño.
‘Y nosotros agregamos, resucitó y ha resucitado en los pueblos de Centroamérica, en los pueblos del mundo’, expresó.
Por otra parte, el mandatario destacó las marchas, caminatas y movilizaciones llevadas a cabo por el pueblo nicaragüense desde septiembre en favor de la paz y justicia para las víctimas del terrorismo golpista.
“Aquí estamos comprometidos en la lucha por la paz, aunque siempre estarán al otro lado los que odian la paz, y viven arrodillados frente al yanqui imperialista mendigándole más financiamiento para hacer daño al pueblo nicaragüenses”, puntualizó y advirtió que esos pocos individuos buscan cómo realizar sus marchas para bañar de sangre a la Patria.