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Desde hace más de 100 años Venezuela y Guyana mantienen un diferendo por el territorio del Esequibo. La polémica se ha agudizado en los últimos años y el 26 de febrero tendrá lugar la convocatoria telemática de la Corte Internacional de Justicia sobre el caso. Sputnik consultó al politólogo William Serafino para analizar las posibles soluciones.
La tensión se avivó luego de que en diciembre del 2020, la Corte Internacional de Justicia se declaró competente para abordar el diferendo territorial entre ambos países. Guyana demanda la validez del laudo arbitral del 3 de octubre de 1899, pese a que ambos países lo declararon nulo en 1966, y firmaron el Acuerdo de Ginebra, en el cual se indica que las partes deben buscar un consenso.
Vías de solución
Es precisamente en este acuerdo en que yace la vía más idónea para la resolución del diferendo, opinó el analista venezolano William Serafino, jefe de redacción del portal Misión Verdad e investigador del Instituto Samuel Robinson en Venezuela.
«Este acuerdo se corresponde con un espíritu de negociación y diálogo para llegar a una solución satisfactoria y sobre todo pacífica del problema limítrofe, con base a los pasos establecidos por la Carta de Naciones Unidas», comentó el experto a Sputnik.
No obstante, esta ruta de negociación diplomática ha sido socavada recientemente por la decisión de la República Cooperativa de Guyana de actuar unilateralmente a través de la Corte Internacional de Justicia, con el interés de judicializar el caso.
Según Serafino, la acción del Gobierno de Guyana «justamente ha tenido como resultado el debilitamiento de los puentes de diálogo con Venezuela, provocando una fuerte reacción del Gobierno venezolano en el resguardo de su reclamo soberano».
Por otra parte, la decisión de la Corte Internacional de Justicia de declararse competente en el diferendo también tuvo algunas irregularidades como, por ejemplo, dar por sentado la aceptación de Venezuela del litigio en cuestión, aun cuando la República Bolivariana no ha reconocido esta instancia, observó.
«Básicamente, la Corte ha actuado a espaldas del principio de soberanía e igualdad jurídica de los Estados, en una acción jurisdiccional que sobrepasa los límites establecidos por el derecho internacional vigente».
Sin embargo, «no todo está perdido», señaló Serafino. El experto recordó que existen varias vías para alcanzar una solución, «entre las cuales destaca la realización de una Comisión Mixta entre ambos gobiernos, apoyada por el Secretario General de Naciones Unidas, o el establecimiento de una Mesa de Negociación que involucre el concurso de mecanismos de integración regional como ALBA, CELAC y Caricom».
Papel de EEUU en la disputa
Para que las vías mencionadas puedan tener efectividad, Guyana debería retirar su orientación hacia la judicialización del caso. No obstante, es una cuestión difícil, según Serafino.
«El Gobierno [de Guyana] ha compatibilizado su paradigma de desarrollo nacional con los intereses privados de la transnacional ExxonMobil, empresa que necesita una resolución rápida del diferendo para no seguir operando en una zona en disputa, debido a las complicaciones legales y en términos de inversiones que genera», explicó.
Es decir, la petrolera estadounidense ExxonMobil y el propio EEUU juegan cierto papel de injerencia en la disputa. Recientemente, luego de la decisión favorable al reclamo de Guyana por parte de la Corte, altos voceros del Departamento de Estado hicieron público su apoyo a esta actuación judicial, «reflejando una mirada parcializada y politizada en relación a Guyana», comentó el analista.
«Washington parece ver en una radicalización de la disputa territorial un mecanismo adicional de presión contra Caracas, dado el fracaso de su campaña de cambio de régimen a través del interinato artificial del exdiputado Juan Guaidó».
De acuerdo con Serafino, «EEUU tiene interés en que un enfrentamiento prolongado entre ambos países concluya en un reforzamiento del cerco diplomático y económico contra la República Bolivariana, apuntalando en el proceso los intereses comerciales de ExxonMobil».
El analista observó que la actuación de EEUU se ha definido por «la provocación constante y en ascenso». En particular, lo demuestra la reciente visita del jefe del Comando Sur, Craig Faller, a Guyana con el propósito de viabilizar acuerdos militares y de suministros de armas para fortalecer las capacidades bélicas de Guyana, así como la realización de ejercicios conjuntos en la zona disputada.
«Dichas maniobras de provocación poco tributan al diálogo, y solo consiguen elevar las tensiones y aumentar las probabilidades de enfrentamientos armados».
Tampoco se puede perder de vista que EEUU, según el politólogo, tiene un interés geopolítico bastante definido en la zona, «el cual tiene como eje reforzar su presencia en el Caribe para desde allí ahuyentar o limitar las inversiones de la República Popular China, potencia que claramente ha ganado terreno en la región en términos de intercambio comercial».
Serafino opinó que ExxonMobil «sería el brazo privado de esta geopolítica de la dominación estadounidense en la zona, donde el involucramiento del Comando Sur y el Departamento de Estado se ha venido acentuando en las últimas semanas».
«El futuro de la zona luce marcado por la incertidumbre, y mucho de lo que ocurrirá tendrá que ver con la disposición de Guyana, quien ha tomado la ofensiva del diferendo bajo una premisa poco dialogante y separada del derecho internacional», concluyó el analista venezolano.