La mayoría de somocistas no quiere vivir en paz. Buscan el regreso de acciones armadas en Nicaragua porque quieren recuperar sus inmensos privilegios económicos, y porque todavía cargan el estigma de la doble derrota ante los sandinistas: como GN y como Contras.
Y así vemos a alguien cuyo nombre es Enrique Castillo, quien desde Estados Unidos alentaba el reinicio de la guerra en nuestro país haciendo donaciones al narcoestafador Gerardo Sánchez y a otras bandas de narcos, violadores, asesinos y abigeos que se movilizaban en territorio hondureño, donde varios cabecillas encontraron la muerte.
A Marvin Figueroa Zamora, quien se hacía llamar “comandante Nicaragua”, no lo asesinaron las bandas rivales de narcotraficantes en Honduras, pero sí fue capturado en 2013 por la policía del país vecino, que desde hacía algún tiempo venía dando seguimiento a sus actividades delictivas.
Dicha captura tuvo en su momento un asterisco en el grupo delincuencial de Figueroa Zamora: le echaron la culpa al narcoasesino Gerardo Sánchez, quien decía ser jefe de una banda rival que había inventado en su laptop.
Un año antes, en 2012, Sánchez conversó con Castillo sobre los ex contras Marvin Figueroa Zamora, alias “comandante Nicaragua” y otro apodado “Walter”.
Sánchez le informó a Enrique Castillo, quien impulsa desde Estados Unidos la formación de grupos armados en Nicaragua, sobre sus desavenencias con el grupo rival en la consecución de dinero para presuntamente enfrentar al gobierno del presidente Daniel Ortega.
Castillo, cómplice de las actividades delincuenciales de estos criminales, le externó al corrupto y asesino “Voz Solidaria” que respetaba su decisión de no buscar la unidad con las otras bandas, pero que siguiera contando con su apoyo, al margen de “Walter” y el “comandante Nicaragua”.
Sobre Figueroa Zamora, la primera comisionada Aminta Granera, entonces jefa de la Policía Nacional, dijo tras ser capturado en Honduras: “Yo no conozco a ningún ‘comandante Nicaragua’, a estos ciudadanos los tenemos circulados por actividades delictivas comunes, en ningún momento por actividades políticas». Igual opinaba la Policía de Honduras.
Parte del diálogo entre el narcoasesino y su proveedor de dinero, que creyó que Gerardo Sánchez botaría al gobierno sandinista: