Boyanovsky Bazán | Tiempo Argentino
* Rafael Correa propone fortalecer al organismo con el objetivo de poder discutir en bloque con las naciones del norte. Resiste la continuidad de Luis Almagro en la OEA. La situación en su país y su futuro político.
El destino histórico de los países de Latinoamérica debe ser salir de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en cambio fortalecer otro organismo capaz de discutir en bloque y de igual a igual con las naciones del norte.
Esa es la visión del expresidente de Ecuador, Rafael Correa, quien a su vez insiste que en la transición es necesario garantizar un cambio en la conducción, hoy en manos del uruguayo Luis Almagro y con alevosa alineación con Washington, y que debe recaer en alguien que represente «de verdad» a las naciones soberanas de la región.
«Porque en ese proceso todavía puede hacer mucho daño», afirma en una entrevista exclusiva con Tiempo. Por eso rechaza con énfasis la alternativa propuesta y aceptada por algunas naciones para las elecciones de secretario general de marzo, la ecuatoriana y exfuncionaria de su gobierno, María Fernanda Espinosa. Correa dice que es «igual que Almagro» y la acusa de traición y de aliarse con el presidente Lenín Moreno para dirigir una persecución jurídica contra dirigentes de su espacio, incluido él mismo.
–¿Es posible que este debate abra el camino hacia un cambio de dirección en la conducción de la OEA?
–No nos engañemos, las probabilidades están a favor de Almagro porque existe una mayor cantidad de gobiernos de derecha alineados con EEUU. Acaba de haber una nueva votación contra Venezuela. Absurda, injerencista, apoyando a Guaidó como presidente de la Asamblea (Nacional de Venezuela) con 20 votos a favor.
Claramente el escenario es favorable, pues, a Almagro. Creo que esta señora María Fernanda Espinosa va a perder. Independientemente de eso, no puede representar al progresismo. Busquemos a un candidato que tenga posibilidades de ganar y que en verdad dignifique al progresismo, que no haya traicionado a nadie.
En todo caso, sí están ocurriendo cosas interesantes, despertó mucho interés esta elección de la OEA y ojalá que se involucren los pueblos para que los mandatarios los escuchen y se democratice más la OEA, y se elija adecuadamente, pese a que en el futuro la OEA es insalvable: debemos hacer nuestras propias instancias de procesamiento y discusión de conflictos, como la Celac, por ejemplo.
–¿La reciente reunión de la Celac es un punto de partida?
–Pero sí, se lo diseñó, al menos desde Ecuador, ya que fui fundador y presidente, con esa visión: que la Celac sea el espacio para reemplazar a la OEA. ¿Qué hace por ejemplo El Salvador al lado de EEUU y Canadá? Debe haber coincidencia de visiones, de historia, de objetivos, de intereses.
Puede haber diferencias entre nosotros, pero más o menos tenemos el mismo razonable similar nivel. Se trata de tener un sistema latinoamericano y como bloque ir a discutir o procesar nuestros conflictos y nuestras coincidencias con el bloque norteamericano, EE UU y Canadá. Puede ser en Washington, aunque no tiene por qué ser. ¿Qué sentido tiene que Colombia o Ecuador vayan a discutir sus problemas a Washington? Esto incluye un nuevo sistema de Derechos Humanos latinoamericano.
–¿El sector progresista tiene algún candidato alternativo a Almagro y Espinosa?
–No se ha querido buscar. Nos sentimos un poco menospreciados porque pese a todo lo que ha hecho Espinosa, y bueno, no importa si la Revolución Ciudadana se resiente. Pero a un Celso Amorim no hay que ponerlo porque Bolsonaro sí se puede resentir, ese sí es poderoso. Un Celso Amorim, ¿te imaginas la calidad de secretario que sería? Un Jorge Taiana, un Oscar Parrilli, un Ernesto Samper; una Rebeca Grynspan, secretaria iberoamericana y expresidenta costarricense; un embajador (Ronald) Sanders, de Antigua y Barbuda… Tantos candidatos latinoamericanos y caribeños… Hay hasta el 20 de marzo para proponer: esta mujer quiso sorprender diciendo que era hasta el 15 de diciembre, pero no es así.
–¿Tiene sentido, sobre todo para los países que buscan consolidar su soberanía y miran hacia la integración latinoamericana, permanecer en la OEA?
–No en el largo plazo. Podríamos salir todos. Ni siquiera en el corto plazo. Entonces, ¿por qué estamos preocupados por la Secretaría de la OEA? En ese proceso de transición puede hacer mucho daño. Miren lo que hizo en Bolivia. El golpe de Estado fue culpa de Almagro. Encendió la mecha diciendo que había fraude cuando ni el propio informe de su misión lo decía. Hablaba de irregularidades. Y ni siquiera había irregularidades. Hay tres estudios independientes que demuestran que con el voto rural el resultado era el que se dio. Para evitar esas cosas es importante esa secretaría. Pero lo que hay que hacer es potenciar la Celac, que debe ser la OEA latinoamericana.
–Frente a la situación de persecución judicial contra dirigentes de su espacio político, ¿cómo ve la posibilidad de rearmarse de cara a futuros procesos electorales?
–Durísimo. Somos la principal fuerza, en condiciones normales no ganaríamos, arrasaríamos en cualquier elección. Ellos lo saben y no les importa la democracia ni los DDHH y políticos. Les importa continuar en el poder y seguir repartiéndose la riqueza y saqueando la patria y Latinoamérica.
Seguirán tratando de descabezarnos, de meternos juicios absurdos, persiguiendo. Por lo tanto, es un desafío inmenso. Un problema grave. Van por la tercera línea de dirigentes de nuestro movimiento. Hemos tenido que sacar dirigentes, muy buenos pero desconocidos, porque los históricos están detenidos, exiliados, expulsados. Ante la indiferencia del mundo, dicho sea de paso. Porque si yo hubiera hecho la décima parte a mis opositores, estaría en el tribunal de La Haya y con justa razón. Ellos quieren morir matando, porque están destrozados en popularidad.
–¿Su vida de hoy es más defenderse de causas que lo que tenía planificado al dejar la presidencia?
–Tenía planificado darle paz a mi familia, que le robé diez años en forma injusta. Todos los días me despierto para ver qué nueva acusación hay, trabajar sólo para pagar abogados, no me ha faltado trabajo, gracias a Dios. La parte política, también. Yo me quería retirar, pero no puedo porque tampoco puedo permitir que destruyan el país y persigan a mis compañeros. La energía que han gastado… al final del día no nos van a destruir, pero si esa energía se hubiera utilizado para hacer avanzar el país, ¡cuánto hubiéramos avanzado!
La réplica ecuatoriana de la «causa de los cuadernos»
Rafael Correa sigue sin poder ingresar a su país sin que la justicia lo detenga. A las numerosas causas que tiene en su contra, ninguna sin fundamento demostrado hasta ahora, se suma la de presuntos sobornos que involucra a otras 20 personas.
El caso es llamativo porque la prueba principal fueron unos “cuadernos” que habría escrito una exfuncionaria para documentar supuestos pagos ilegales. Hace dos semanas, la jueza Daniella Camacho anunció que lo llamará a juicio. El expresidente afirmó que “Ecuador sabe que todo es una persecución, fruto de la traición de Moreno y la cooptación de la justicia, con el apoyo de gente como María Fernanda Espinosa y su esposo” dijo continuando la línea crítica contra la candidata a la secretaría General de la OEA (ver nota principal). Varios de sus dirigentes tienen también causas abiertas.
El exvicepresidente Jorge Glas está preso y la prefecta de la provincia de Pichincha, Paola Pabón, el exasambleísta Virgilio Hernández y el activista político Christian González acaban de ser liberados tras permanecer detenidos más de 70 días por una causa por “rebelión” que continúa en proceso. Tras asilarse en la embajada en su país, la asambleísta Gabriela Rivadeneira pudo asilarse en México junto con otros exfuncionarios y dirigentes, entre ellos el excanciller Ricardo Patiño que está allí desde el año pasado.
«Espinosa nos robó Alianza País»
El uruguayo Luis Almagro, actual secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) es el favorito para reelegir en el cargo el próximo 20 de marzo para conducir el organismo multilateral. Su alineamiento cada vez más explícito con las directivas del gobierno de los EE UU, y sobre todo desde la asunción de Donald Trump, lo convierten también en el favorito de ese gobierno.
El jefe de la diplomacia, Mike Pompeo, defendió su trabajo y afirmó que Almagro cree en un «multilateralismo» que obliga a los países a tomar posición. Pero más que nada, el secretario de Estado de Trump celebró en su discurso ante el Consejo Permanente de la OEA que el secretario cumpla sin cuestionar y con un entusiasmo exacerbado la línea política exterior estadounidense.
“Almagro es un guardián sin miedo frente a los regímenes autoritarios», dijo Pompeo en clara referencia a los gobiernos a los que ha combatido su país. Para ser reelecto para el periodo 2020-2025, el secretario necesita mayoría simple: 18 votos entre los 34 miembros que componen el organismo.
Además del diplomático peruano Hugo de Zela, la candidata que asoma con apoyo, aunque no los suficientes como para ganarle a Almagro, es María Fernanda Espinosa, una ecuatoriana excanciller de Correa, luego colaboradora de Lenin Moreno, de cuyo gobierno se distanció para presidir, hasta septiembre, la Asamblea de la ONU, desde donde logró una afianzada relación con países del Caribe.
De hecho fueron los caribeños Antigua y Barbuda, junto con San Vicente y las Granadinas, quienes la presentaron. Correa dice que los pueblos de la región no deben optar por Espinosa, que es “tan traidora como Almagro”. En la entrevista con Tiempo, el exmandatario afirmó que Espinosa “ha hecho un daño enorme, nos robó Alianza País, apoyó un referéndum inconstitucional para inhabilitarme a mí como candidato por sus ambiciones para presidenta, nos acusó de corruptos cuando estuvo diez años en el gobierno.
Y su marido, Eduardo Mangas, es el que manejaba todo el lawfare de la presidencia contra nosotros”. La contradicción de Espinosa es que ni siquiera Moreno la apoya. “Lo que pasa es que es tan servil Moreno a los EE UU que prefiere a Almagro”, explica Correa.