Prensa Latina
En día de tormenta, presagio quizás de un agitado año electoral en Estados Unidos, llegó hoy aquí el expresidente Donald Trump a la corte federal de apelaciones para la audiencia de argumentos orales sobre inmunidad.
El exmandatario (2017-2021) sigue en el vórtice de las noticias debido a la mezcla de campaña electoral-líos legales-comparecencia en cortes que hace de esto un caso único en la historia del país.
Este martes, el Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia escuchó los argumentos sobre si el caso de subversión de las elecciones de 2020 contra Trump debía desestimarse basado en las afirmaciones de inmunidad del exjefe de la Casa Blanca.
No había cámaras en el tribunal, aunque, como es característico en los procesos penales, siempre un dibujante deja plasmado el ambiente de la sala.
Los bocetos difundidos en medios locales mostraron a un Trump que, sentado frente a los jueces y al lado derecho de su abogado, John Sauer, lo escucha mientras él hacía su exposición. El fiscal especial Jack Smith estuvo allí.
El pasado 1 de diciembre, la jueza Tanya Chutkan rechazó su petición de inmunidad alegando que no existe ningún texto legal que salvaguarde a un exocupante del sillón presidencial de un proceso penal.
Cinco meses atrás el magnate, que aspira a un segundo mandato (no consecutivo) en la mansión de la avenida Pensilvania, se había declarado no culpable de tratar de alterar los resultados de las elecciones de 2020, que perdió frente al demócrata Joe Biden.
En esta ocasión reapareció con similar postura de víctima y repitió luego de la audiencia en una declaración a los periodistas, que él debe tener inmunidad presidencial.
«Siento que como presidente hay que tener inmunidad, muy simple», dijo desde el hotel Waldorf Astoria, donde la Organización Trump operó un hotel de lujo por años hasta que completó la venta del arrendamiento en 2022.
«No se puede tener un presidente sin inmunidad», añadió al insistir que no hizo nada malo, “absolutamente nada malo”, recalcó.
Se refirió a que «como presidente, uno debe poder hacer su trabajo» y advirtió que su procesamiento “abre la caja de Pandora”.
Las tres juezas de la corte que examinaron la petición de inmunidad penal de Trump como expresidente, se mostraron un tanto escépticas y habría qué ver dónde está el final del hilo en la madeja.
El equipo de la defensa seguramente continuará la estrategia de la dilación con sus demandas para mantener fuera del alcance de la justicia al que, pese a todo, es favorito de las primarias republicanas para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Quiere esto decir que continuarán los intentos por aplazar al máximo sus procesos penales, si es posible hasta después de los venideros comicios, que lo más probable sean una repetición de lo vivido en 2020: Biden vs. Trump, ahora en modo “revancha”.
El republicano, que aún niega su derrota hace tres años, ha proclamado que ganará “por tercera vez”.
La vista judicial de este 9 de enero se celebró a menos de una semana del inicio, el lunes, de las primarias republicanas con los caucus de Iowa (asambleas electorales), a los que va con más de 30 puntos de ventaja sobre sus más cercanos rivales.
Para algunos analistas, Trump estuvo en el tribunal -al que no estaba obligado a asistir- como parte de su estrategia de marketing electoral: toda la atención mediática sobre él y así opacar a sus principales adversarios, Nikki Haley, quien fuera su embajadora ante la ONU, y Ron DeSantis, el gobernador de Florida que antes resultó su protegido político.
La decisión sobre la inmunidad podría allanar el camino -o no- de uno de los cuatro procesos penales de Trump, en este caso por tratar de revertir los comicios de 2020.
El juicio está programado para comenzar el 4 de marzo, justo un día antes del llamado Súpermartes, cuando el mayor número de estados celebran sus elecciones primarias.