TSE de Bolivia y OEA firman acuerdo sobre observación electoral

Un acuerdo firmado entre OEA y el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia definió las funciones de cada parte.

Cuando restan cinco días para las elecciones generales en Bolivia, el 18 de octubre, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de esa nación y la Organización de Estados Americanos (OEA) firmaron este martes un acuerdo para que una Misión de Observación de esta organización asista a los comicios.

Según el acuerdo, el trabajo de la Misión estará enmarcado en la normativa electoral y el derecho internacional, y presentará al TSE un informe final. Asimismo, deberá actuar con imparcialidad, objetividad, independencia, responsabilidad, legalidad y no injerencia.

La Misión de Observación también se desplazará por el territorio boliviano y observará la elección en el exterior, en particular en Argentina, España y Estados Unidos.

Por su parte, el TSE garantizará el pleno acceso de los cerca de 30 funcionarios integrantes de la Misión de la OEA a información sobre las actividades previas, durante y posteriores a la jornada de sufragio. El ente electoral, además, brindará los datos requeridos sobre el padrón electoral biométrico y el detalle técnico sobre el funcionamiento de los sistemas de cómputo provisional y definitivo.

Papel de la OEA en elecciones de 2019

Días atrás, la fundación política alemana Friedrich-Ebert-Stiftung, dedicada a nivel internacional a la promoción de la democracia, la justicia social y otros temas, sondeó las opiniones de 108 actores políticos, analistas, periodistas y especialistas bolivianos en distintos ámbitos, y el 38 por ciento de ellos afirmó que no «tiene ninguna confianza» en la OEA como observador.

Esta apreciación está vinculada a la aseveración de la OEA de que en las elecciones realizadas en Bolivia en octubre de 2019 se produjo fraude a favor del Movimiento al Socialismo (MAS).

Según estudios del Centro de Investigación en Política y Economía (CEPR, por su sigla en inglés), el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por su sigla en inglés) y las universidades estadounidenses de Pensilvania y Tulane, en aquella elección la votación a favor de Evo Morales y el MAS superó el umbral de los 10 puntos sobre su rival más cercano.

Estas investigaciones demostraron que muchos seguidores del MAS votan en áreas alejadas de la capital y sus votos se reportan más tarde, y que se trata de una tendencia recurrente en Bolivia, la cual se observó en elecciones anteriores que fueron observadas por la OEA sin que esta pusiera en duda su legitimidad.

De acuerdo con estas instituciones, a partir de su mala práctica estadística la OEA exigió al día siguiente de la elección que el TSE respetara lo que consideró «la voluntad ciudadana» y anunció que haría recomendaciones de cara a una segunda vuelta.

Esta actitud fue considerada un acto de injerencia, y con ella la OEA violó su Código de Conducta, la Carta de la OEA y los principios internacionales de observación.

A partir de estos pronunciamientos, medios internacionales reprodujeron la matriz de que se había producido un fraude a favor del MAS, lo cual contribuyó a la radicalización de la oposición y al golpe de Estado del 10 de noviembre, suscribe el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (Clajud).

Sin rectificar su error, la OEA publicó horas después su informe preliminar de auditoría, en que denunció una «manipulación dolosa» de los comicios y recomendó «otro proceso electoral» con «nuevas autoridades electorales para poder llevar a cabo comicios confiables».

El Clajud considera que, entre otras cuestiones, la observación y posterior auditoría de la OEA no brindó recomendaciones, interfirió en procesos, causó perturbaciones y no formuló declaraciones oportunas, precisas e imparciales.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *