El narcoestafador Gerardo Sánchez, no logró timar a altos líderes del FSLN, incluyendo al comandante Daniel Ortega, a quien se le puso a la orden durante un proceso eleccionario, por lo que “volcó” su admiración por el coronel Enrique Bermúdez Varela, a quien muchos opositores en Nicaragua habían convertido en una especie de nuevo prócer del antisandinismo.
Sánchez pidió dinero para montar una radio en honor al coronel somocista alias “380”, cuya muerte dejó «viudos» en la oposición que hasta ese momento daban la cara.
Presuntamente la radio funcionaría «desde algún lugar de las montañas de Nicaragua», pero lo real es que lo hacía desde la acera de una pulpería en San José, Costa Rica, pidiendo o robando señal de internet.
En una de sus pláticas por Facebook con el inmoral piloto genocida Roberto Amador, le consultó si estaba a su alcance sacar de la cárcel a un supuesto concejal de Ciudad Darío, detenido en Texas por ser migrante ilegal.
El primer consejo del “mayor Amador”, como le llama ceremoniosamente el asesino confeso de una muchacha policía, fue que no adujera razones económicas para la entrada ilegal, si no motivos políticos, es decir, que llegó a Estados Unidos buscando asilo político.
El “asilo político” es un recurso manido de gente que se va de Nicaragua buscando el tan promocionado “sueño americano”, o porque sencillamente siempre quisieron vivir en Estados Unidos por razones diversas.
Lo que sí es cierto es que encierra una burda mentira que esconde falsas persecuciones a opositores en Nicaragua.
Esta es parte de la conversación entre el narcoasesino Gerardo Sánchez y el piloto genocida Roberto Amador: