Prensa Latina
El reciente embate del huracán Idalia en Florida que motivó el viaje del presidente Joe Biden a ese sureño estado de la Unión, sacó a flote qué tanto se anteponen hoy los cálculos electorales.
Ni un huracán salva la política presidencial, advirtió un artículo del diario The New York Times, al reseñar la visita del mandatario para evaluar allí los daños del fenómeno meteorológico y en ese contexto la ausencia de la máxima autoridad del estado, el republicano Ron DeSantis, aspirante a la nominación de su partido el próximo año.
“El presidente Biden llegó a Florida para recorrer una zona azotada por el huracán Idalia, pero el gobernador Ron DeSantis, potencial rival por la presidencia, no se presentó”, describió el periódico.
Junto a su esposa Jill Biden, el demócrata hizo un recorrido aéreo la tarde del sábado por algunos de los lugares más devastados por Idalia, que tocó tierra el miércoles por esa parte del país como un huracán categoría tres.
Ambos se reunieron con residentes en Live Oak, un pequeño pueblo al este de Tallahassee y en breves declaraciones, el ocupante del Despacho Oval prometió que el gobierno federal apoyaría a los afectados durante el tiempo que necesiten para recuperarse.
Biden prometió aprobar cualquier solicitud del estado relacionado con recursos federales para restañar los daños e instó al Congreso a garantizar la aprobación de esos fondos para este y futuros desastres.
«No tenemos ningún plan para que el gobernador se reúna con el presidente mañana», dijo previamente en un comunicado Jeremy Redfern, portavoz de la Oficina del Gobernador de Florida. La visita de Biden podría verse superada por la política, dado que la declaración de DeSantis ocurrió horas después de que el presidente dijera que se reuniría con el gobernador, acotó NBC News.
En respuesta a ese anuncio, la vocera de la Casa Blanca, Emilie Simons, expresó también en un comunicado que la visita de Biden fue “planificada en estrecha coordinación” con la Agencia Federal de Manejo de Emergencias “así como con los líderes estatales y locales”.
Se esperaba que Biden y DeSantis, evaluaran de conjunto los daños de Idalia, un fenómeno que dejó más de seis mil viviendas afectadas y al menos una persona muerta, apuntaron medios de prensa.
Recordaron que los dos aparecieron juntos cuando la tragedia de un edificio residencial en el norte de Miami Beach en 2021, que dejó casi un centenar de fallecidos, y además trabajaron el pasado año luego del impacto del huracán Ian, que acabó con comunidades a lo largo de la costa del golfo de Florida.
Sin embargo, este habría sido el primer evento de los dos desde que DeSantis anunció su intención de llegar a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de 2024. No obstante, cada uno ha expresado su voluntad de dejar de lado la política antes de la visita del sábado.
El jueves, Biden bromeó diciendo que había hablado con tanta frecuencia con DeSantis sobre la respuesta a la contingencia que debía «existir una línea directa» para ellos.
Mientras DeSantis señaló esta semana que ayudar a las personas afectadas por Idalia es una máxima prioridad. «Eso tiene que triunfar sobre cualquier tipo de cálculo político de corto plazo o cualquier tipo de posicionamiento», afirmó.
Pero el republicano suele criticar con frecuencia las políticas de Biden sobre migración, cuestiones LGBTQ, economía y la pandemia de la Covid-19, así como por cuestiones fronterizas, entre otros temas.
Incluso durante el pasado debate presidencial republicano del 23 de agosto, el gobernador retrató a Biden como un líder inútil y señaló que la respuesta del actual jefe de la Casa Blanca a los incendios forestales en Maui fue “insuficiente y sorda”.
Por supuesto, tampoco la Biden y su administración rehúyen los dardos contra DeSantis, y hace unos días la vicepresidenta Kamala Harris rechazó su postura por la ley antiaborto que promulgó y también su defensa de un plan de estudios que enseñaría a los estudiantes que “los esclavos desarrollaron habilidades que, en algunos casos, podrían aplicarse para su beneficio”.
Idalia irrumpió en Florida, cerca de Keaton Beach en la región conocida como Big Bend, con vientos de hasta 215 kilómetros por hora, generando olas de hasta cinco metros de altura en zonas costeras, detalló en su momento el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.