El periodista y documentalista colombiano, es autor del libro El Equipo de choque de la CIA, recién traducido en italiano, y por el cual el autor está haciendo una gira en ese país. Se trata de Hernando Calvo Ospina, quien escribió un volumen palpitante y documentado que se centra en las estrategias de interferencia llevadas a cabo por el imperialismo estadounidense en el siglo XX y que permite enmarcar sus opciones actuales sobre todo en América Latina.
Al referirse a su libro, Calvo Ospina expresa que no recuerda que existiera una situación particular en el 2009 cuando lo escribió. Agregó que la razón fundamental es que un día cayó en cuenta que en sus anteriores investigaciones, que terminaron en libros, siempre encontraba los mismos personajes de la CIA y del alto poder estadounidense mezclados en diversas operaciones de desestabilización a gobiernos legales y asesinatos masivos o selectivos.
“Desde Vietnam, Congo, Chile o Argentina hasta Cuba, Nicaragua o Guatemala, todos estos mismos personajes estaban involucrados en el tráfico de opio o cocaína a gran escala para financiar las «operaciones sucias». Por decenios y decenios protegidos por el velo de la impunidad, al estar «luchando» por la «libertad», la «democracia» y los «valores occidentales cristianos». Entonces decidí recopilar sus nefastos pasos”, señaló.
Calvo Ospina manifiesta que su obra tiene una extraordinaria actualidad, aunque hay cosas que cambiaron. Sobre todo la forma en que actúan hoy el grupo de choque, la CIA y todo el aparato del imperio contra los que considera sus enemigos.
“La mayoría de ellos ya están retirados y otros muertos. Fue extremadamente raro que alguno de ellos pagara algo por sus crímenes y acciones. Y los que viven, empezando por Bush padre, parece que duermen sin que la conciencia los atormente. Ellos dejaron unas huellas que no se borrarán en la historia de América Latina, Asia y África, principalmente. Por ejemplo, miremos las sociedades chilena o argentina hoy día: las dictaduras que ese Equipo impuso y mantuvo viven aún latentes de diferentes maneras. En Colombia hicieron de unos simples procesadores de cocaína, terribles narcotraficantes y paramilitares. Toda la guerra política y terrorista que ese grupo impuso a Cuba sigue ahí…”, indicó.
Sobre un análisis de la situación en el continente latinoamericano, expresó que es el único lugar en el planeta donde se han promovido verdaderos cambios sociales; donde se ha actuado bajo el bello ideal de que otro mundo, para la inmensa mayoría, es posible.
“Fidel y Chávez sacudieron al Continente. Cuando Washington creyó que no había posibilidad de rebeldías en su patio, porque su Doctrina de la Seguridad Nacional implementada en casi todas las naciones la había acabado, llegaron Evo, Correa, Lula, Ortega o los Kirchner que le dijeron ¡No! a muchas de sus exigencias, e implementando medidas que iban contra el neoliberalismo”, subrayó.
Añadió que desde hace unos años, en particular con la muerte de Chávez, Washington está haciendo todo lo posible para recuperar los espacios perdidos. Ya sin golpes de Estado tradicionales, pero imponiendo gobiernos a partir de golpes de estado, legislativos y judiciales.
La lucha no es fácil -concluyó- y es más difícil cuando las mayorías ven a una izquierda que se dice revolucionaria, pero que en realidad sirve de accesorio al sistema. Hoy en día esa autollamada izquierda es más nefasta que la propia derecha, porque confunde y desmoviliza al movimiento social que se levantó en varios países en estos últimos 20 años.
En ese sentido, se refirió a Ecuador, diciendo que “Lenin Moreno es uno de los mejores golpes que ha dado la CIA, o Washington, si no queremos culpar siempre a la Agencia. Moreno fue un huevo que se puso a empollar. Y se dejó pasar el tiempo tranquilamente, hasta que nació, engañando hasta al propio presidente Correa que lo lanzó como su sucesor. Lenin Moreno ha sido, lamentablemente para los pobres del Ecuador, un trabajo bien hecho de Washington. Casi no se posesiona para empezar a entregarle el poder político, militar y económico al embajador estadounidense”.