Se desvanece la ilusión de la “inmunidad de rebaño” y el mundo tendrá que aprender a convivir con el virus

Desde el principio de la pandemia se instaló un horizonte esperanzador llamado “inmunidad de rebaño”, ese punto a partir del cual el coronavirus ya no encontraría fácilmente a quién contagiar. Poco más de un año después, la temida segunda ola arrasa la India y los casos siguen aumentando desde Asia hasta Latinoamérica.

Ahora los expertos dicen que el virus está mutando con demasiada rapidez, que las nuevas variantes supercontagiosas se propagan con demasiada facilidad, y que la vacunación es demasiado lenta como para que alcancemos la inmunidad de rebaño en un futuro cercano.

Conclusión: que si el virus sigue su alocada carrera a través del planeta, la pandemia va camino a convertirse en una endemia, y el virus, en una amenaza siempre presente.

Las nuevas variantes del virus están arrasando en los lugares donde la gente se aglomera sin cumplir con los protocolos pandémicos, como usar barbijo o mantenerse a distancia, dice el doctor David Heymann, profesor de epidemiología de enfermedades infectocontagiosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

Pese a que la India alcanzó los 100 millones de vacunas aplicadas, atraviesa una mortal tercera ola con un número de fallecimientos por Covid-19 que representa el 25% de los decesos a nivel global (Getty Images/)

Si bien el brote que concentra actualmente la atención es el que sufre la India, Heymann dice que la penetración generalizada del virus a nivel mundial aumenta las probabilidades de que el patógeno se instale definitivamente en muchos lugares.

Cuando haya más personas con cierto nivel de inmunidad, ya sea por haber contraído el virus o por una aceleración de campaña de vacunación en todo el mundo, los futuros brotes ya no serán de la escala de los que están devastando la India y Brasil, dice Heymann. Lo esperable es que surjan brotes más pequeños, que si bien serán menos letales, implicarán una amenaza constante, dice el académico.

“Esa es la progresión natural de muchas infecciones que tenemos en humanos, como la tuberculosis o el VIH”, dice Heymann, exmiembro del Servicio de Inteligencia Epidemiológica de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y exfuncionario de alto rango de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Esos patógenos se han vuelto endémicos y aprendimos a vivir con ellos. Aprendimos a evaluar riesgos de contagio y a cuidar a nuestros seres queridos”.

Las vacunas que son altamente efectivas contra el Covid-19 se desarrollaron rápidamente, pero su distribución mundial está siendo lenta y desigual. Mientras los países ricos acumulan dosis, los países más pobres enfrentan grandes desafíos logísticos para distribuir las que logran conseguir, y la intermitencia de las campañas de vacunación es un problema en todo el mundo. Los expertos advierten que la vacunación es demasiado lenta para albergar muchas esperanzas de eliminar el virus.

Solo dos países han completado el esquema de inmunización de más de la mitad de su población, según el proyecto de recolección de datos Our World in Data, de la Universidad de Oxford. Son Israel y las Islas Seychellesun archipiélago paradisíaco en el océano Índico con una población de menos de 100.000 habitantes. Y apenas un puñado de otros países han vacunado al menos parcialmente al 50% o más de sus adultos, incluidas Gran Bretaña, el pequeño Bután y Estados Unidos.

Menos del 10% de la vasta población de la India recibió al menos una dosis de la vacuna, un freno mínimo para la avalancha de infecciones que sufre actualmente. En África, el promedio continental está apenas por encima del 1%.

Israel logró vacunar a más de la mitad de su población

De todos modos, los sanitaristas dicen que hay un número relativamente pequeño de países, en su mayoría insulares, que han logrado mantener el virus bajo control y podrían seguir manteniéndolo a raya si vacunan a un porcentaje suficiente de su población.

Nueva Zelanda, por ejemplo, prácticamente ha eliminado el virus, gracias a una combinación de cuarentenas estrictas y cierre de fronteras. El doctor Michael Baker, epidemiólogo de la Universidad de Otago y uno de los expertos que diseñó la respuesta del país ante la pandemia, dice que si Nueva Zelanda vacuna masivamente a su población podría lograr la inmunidad de rebaño, pero les queda un largo camino por recorrer: hasta ahora, solo un 4,4% de los neozelandeses ha recibido al menos una dosis de la vacuna.

“Todas las encuestas muestran que hay una porción de los neozelandeses que tiene dudas respecto de la vacuna, pero también hay mucha gente con ganas de vacunarse”, dice Baker. “O sea que a la larga creo que vamos camino a conseguirlo”.

Si bien la cifra de nuevos casos diarios a nivel mundial sigue batiendo récords, el número de muertes ha disminuido desde el pico alcanzado en febrero, contradiciendo el patrón normal de muchos casos seguidos de muchas muertes. Si esa tendencia se confirma, sería un rayo de esperanza en ese escenario futuro que hoy pronostican los científicos: aunque el virus se propague y se vuelva endémico, su amenaza podría ser menos letal si se la controla con dosis periódicas de refuerzo contra las nuevas variantes.

“Tal vez se vuelva endémico pero deje de ser potencialmente mortal”, dijo el doctor Michael Merson, profesor de salud global en la Universidad de Duke y exdirector del Programa Global sobre el SIDA de la OMS. “Será como un resfrío común, como suele manifestarse ahora entre los niños”.

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