La carrera de los billonarios por conquistar el espacio

Rosa Salvador

“Incluso la Vía Láctea parece demasiado pequeña para evitar que los egos de los billonarios colisionen”, señaló irónicamente esta semana una web científica estadounidense sobre el cruce de descalificaciones públicas en que se han enzarzado Elon Musk, el propietario de Space X y Tesla, y Blue Origin, la cabecera de las empresas espaciales de Jeff Bezos, el propietario de Amazon.

Bezos, considerado por la revista Forbes el hombre más rico del mundo, con una fortuna de 193.000 millones de dólares, y Musk, el tercero del ranking con 166.000 millones, libraron esta semana su enésima batalla pública a cuenta de uno de los varios proyectos espaciales en los que compiten: el lanzamiento de satélites en una órbita baja para ¬crear una constelación que permita ofrecer internet por satélite en todo el mundo.

Starlink, el proyecto de Musk, plantea poner en órbita 12.000 nanosatélites, de los que ya ha lanzado 1.200, y ha pedido autorización al Gobierno norteamericano para moverlos a órbitas más bajas para mejorar sus prestaciones.

Una de las compañías que han pedido que no se autoricen estos cambios es Blue Origin, la empresa de Bezos, que tiene en marcha una inversión de 10.000 millones de dólares para desplegar el Sistema Kuiper: una red de 3.236 satélites que también dará conexión global a internet.

Musk contestó personalmente desde su cuenta de Twitter, en la que tiene 52 millones de seguidores, que “al público no le sirve paralizar Starlink hoy por un sistema satelital de Amazon que, en el mejor de los casos, está a varios años de funcionar”.

A lo que la empresa de Bezos respondió en la CNBC que el cambio que pide Musk crea un riesgo de choque de satélites e interferencias de radio y “paralizaría la competencia entre los sistemas de satélites. Claramente, a SpaceX le interesa ahogar la competencia en la cuna si puede, pero ciertamente no es de interés público”.

“Esto es más que una simple batalla por el espacio”, reconoció Daniel Ives, analista de Wedbush Securities. “También hay egos en juego y se ha vuelto aún más personal”.

Bezos ha anunciado que dejará este año sus tareas ejecutivas en Amazon para dedicar más tiempo a otros proyectos, principalmente Blue Origin. Por el momento, sin embargo, Musk, que dirige personalmente Space X, va claramente por delante en la carrera espacial.

Su constelación de satélites, Starlink, está ya en fase de pruebas con clientes beta, a los que ofrece una conexión de 50 MB por segundo, aunque aún no las 24 horas, y prevé empezar el lanzamiento comercial antes de fin de año. Blue Origin, como recordaba irónicamente Musk, aún no tiene ninguno en órbita.

Pero donde más importante es la ventaja de Musk es en los viajes espaciales gracias a los contratos clave que le ha adjudicado la NASA. El último hito de Musk con la agencia ha sido un contrato de 2.900 millones de dólares para desarrollar un módulo de aterrizaje para astronautas en la Luna, los primeros que pisarán el satélite desde las misiones Apollo, en 1972.

Space X se ha impuesto a Blue Origin, pese a que esta había formado un equipo con Lockheed Martin, Northrop Grumman y Draper, especialistas en ingeniería y aviación y proveedores del ejército americano. La NASA ya utiliza los cohetes Falcon 9 y las cápsulas Dragon de la compañía de Musk para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional, y la firma ha realizado ya tres misiones tripuladas en menos de un año.

Blue Origin y Dynetics (otro perdedor, contratista habitual de Defensa) han presentado alegaciones ante la NASA contra la adjudicación del módulo de aterrizaje lunar a SpaceX. La compañía de Bezos calificó la adjudicación de “defectuosa” y aseguró que la NASA “movió los postes de la portería en el último minuto”. La agencia, añadió, “elimina las oportunidades de competencia, reduce significativamente la base de suministro y no solo retrasa, sino que también pone en peligro el regreso de EEUU a la Luna”.

Musk respondió rápido y, también desde Twitter, hizo un juego de palabras con una imagen de Bezos presentando su prototipo de transporte lunar: “Can’t get it up (to orbit) lol.” Un comentario que podría leerse como que no se le levanta, o no puede ponerlo en órbita.

Pero Bezos tampoco ha eludido el conflicto y se ha burlado públicamente de la idea de Musk de colonizar Marte. “¿Quién quiere mudarse a Marte?”, preguntó al audi¬torio en una conferencia en el 2019. “Hágame el favor de ir primero a vivir un año a la cima del Eve¬rest y mire si le gusta, porque es un jardín paradisiaco comparado con Marte”.

La rivalidad entre los dos millonarios, sin embargo, tiene unos motivos muy terrenales. Según Wedbush Securities, “Bezos y Musk saben que el ganador de la batalla espacial será coronado dentro de uno o dos años” y hay un negocio de miles de millones en juego.

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