El debate entre Trump y Biden provoca consternación, desesperanza

El espectáculo poco edificante del debate presidencial del martes en la noche, provocó algo de consternación, de tristeza y de hastío el miércoles tanto para los aliados de Estados Unidos como para sus rivales.

Cuando el presidente Donald Trump vociferó, fanfarroneó y calló a gritos tanto al moderador, Chris Wallace, como a su oponente, el exvicepresidente Joe Biden, y cuando Biden respondió llamando “payaso” a Trump, muchas personas se preguntaron si el caos y el tono del evento representaban algo más esencial acerca del estado de la democracia de Estados Unidos.

“Desde luego, el elector estadounidense tendrá la última palabra”, señaló Ulrich Speck, analista del German Marshall Fund en Berlín. “Pero en Europa hay un consenso de que esto se está saliendo de control, y este debate es un indicador del mal estado de la democracia estadounidense”.

Entre los aliados siempre hubo la sensación de que en Estados Unidos, pese a la desavenencia política, “hay una república, y el conflicto se resolverá mediante el debate y la concertación”, y “que el poder estaba casado con algún tipo de ética”, afirmó Speck.

Pero ahora está en duda esa opinión, comentó.

“En realidad, el debate no fue ningún debate, sino dos personas aplicando sus estrategias”, señaló Speck.

Muchos analistas europeos, al menos la mayoría, responsabilizaron a Trump del desorden.

“El debate fue una broma, un mal momento, una vergüenza para el país”, publicó en Twitter Markus Feldenkirchen de la revista alemana Der Spiegel. “Berridos, insultos, dos personas de más de 70 años interrumpiéndose como niños de 5 años… y un moderador que no mantiene el control. Por supuesto, el detonador fue el comportamiento burdo e indigno de Trump”.

John Sawers, un exdiplomático británico y director de una empresa de análisis de riesgo, dijo sencillamente: “Mi respuesta es que esto hace que me sienta descorazonado acerca de Estados Unidos. El país al que recurríamos para liderar ha caído en una horrible trifulca”.

Jeremy Shapiro, un exdiplomático estadounidense que ahora es director de investigación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, señaló que los extranjeros tal vez verían el debate “como otra señal de la degradación de la democracia en Estados Unidos”, como ya lo ven algunos estadounidenses. El debate no cambiará la opinión de los extranjeros sobre Trump ni Biden, comentó, pero detrás del espectáculo hay algo más preocupante.

Tanto los aliados como los rivales “ven que Trump y la cultura política que lo creó presagian el deterioro de la democracia y de la cultura estadounidenses”, comentó Shapiro. Añadió que esa idea “se ve reforzada por la respuesta al coronavirus, no solo por la ausencia de Estados Unidos en el liderazgo global, sino por la asombrosa incompetencia para manejarla dentro del país”.

La vulgaridad del debate tendrá repercusiones en el extranjero, señaló Shapiro.

“Hace cuatro años, Biden no habría llamado payaso y mentiroso al presidente de Estados Unidos bajo ninguna circunstancia”, afirmó. “El hecho de que haya sentido que tenía que hacerlo es una señal para los extranjeros de que la cultura estadounidense está en una espiral de deterioro”.

Thomas Gomart, director del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, dijo que el debate subrayó la impresión de que “Estados Unidos se ha retirado de la escena global y se ha encerrado en sí mismo”. Señaló que Trump “se ha retirado de manera explícita de la posición de líder mundial y quizás Joe Biden también lo esté haciendo implícitamente”.

Gomart afirmó que el debate demostró el profundo partidismo del Estados Unidos actual, incluso frente a la pandemia.

“Ambos pertenecen a la misma generación, al mismo mundo”, comentó. “Y, sin embargo, son los dos rostros de una sociedad tremendamente polarizada”.

Esa opinión fue compartida por Nicole Bacharan, una historiadora y analista política francoestadounidense que radica en Francia, quien mencionó que estaba “consternada” con lo que vio en el debate, y añadió: “Transmitió una imagen deprimente de Estados Unidos, de la democracia estadounidense y de su papel en el mundo”.

Parece que los acontecimientos van a aumentar el desasosiego de los europeos, comentó Bacharan.

“Seguramente los líderes europeos se despertaron esta mañana pensando: ‘El liderazgo estadounidense se acabó por el momento, incluso si eligieran a Biden y este tratara de reconstruir lo que Trump ha destruido’”, señaló.

En el mejor de los casos, el daño que han sufrido las relaciones transatlánticas tardará años en repararse, añadió.

“La verdad es que los dirigentes europeos se sienten solos porque saben que lo que Trump ha destruido no puede reconstruirse tan rápida ni tan fácilmente”, señaló. “En cuanto a los otros mandatarios como Putin, Bolsonaro o Erdogan, deben estar diciéndose lo que ya sabíamos: que pueden hacer lo que quieran porque Estados Unidos ya carece de liderazgo”.

Esa fue sin duda la perspectiva inmediata en China, donde la reacción oficial fue cautelosa, pero la del Global Times, un periódico propagandístico del Partido Comunista, fue de regocijo.

Hu Xijin, el editor del periódico, dijo que Trump y Biden “evidentemente no dieron ningún ejemplo al pueblo estadounidense de cómo participar en un debate”. Y añadió: “Tal situación caótica en los niveles más altos de la política estadounidense denota división, inquietud de la sociedad estadounidense y una pérdida cada vez mayor de las ventajas del sistema político de Estados Unidos”.

Casi no se mencionó la política exterior en el debate, pero China ha sido un blanco constante durante la campaña respecto de temas tan variados como la pandemia del coronavirus y el comercio. Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, mencionó el miércoles que el gobierno “rechaza categóricamente” los intentos de involucrar a China en las elecciones estadounidenses y que las acusaciones dirigidas a Pekín durante el debate eran “infundadas e insostenibles”.

En las redes sociales chinas, otras personas dijeron que el debate les causó perplejidad y las divirtió. Un usuario comentó que las frecuentes interrupciones de Trump a Biden le confirieron una “sensación cómica” a lo que debió haber sido un diálogo serio, mientras que otro comparó el debate con una pelea en una verdulería.

En Singapur, que se enorgullece de su gobierno tecnocrático y de un cauteloso tipo de democracia, el exembajador Bilahari Kausikan calificó el debate como un teatro político.

“¿Debate? ¿Cuál debate?”, preguntó. “Este evento no tuvo como fin cambiar opiniones ni esclarecer asuntos. Solo fue una especie de entretenimiento que no encumbró ni al titular ni al contendiente. Resumió todo lo que ha estado mal en la política estadounidense”.

En Japón, un debate que se celebró a principios de septiembre entre los tres candidatos que contendían por el cargo de primer ministro fue un contraste circunspecto —si no es que francamente soporífero— comparado con el espectáculo del encuentro entre Trump y Biden.

Los japoneses son observadores sofisticados de la política estadounidense, y Trump es un personaje conocido, pero el tono de este debate resultó una sorpresa. A muchos les desconcertó que en determinado momento Biden le dijera a Trump que se callara, comentó Ichiro Fujisaki, exembajador de Japón en Estados Unidos. “Si el presidente lo dice, es normal para todos, pero que un hombre respetable como Biden lo diga es algo asombroso”, añadió.

Trump tiene partidarios en Japón. Un tuit sobre el debate que decía “parece casi seguro que Trump será reelecto” recibió cerca de 9000 me gusta y fue retuiteado mil veces. Otra publicación en redes sociales interpelaba a la NHK, la radiodifusora pública, por eliminar las “malas actuaciones de Biden” y afirmaba que los editores “tradujeron mal intencionalmente los comentarios de Trump”.

Yujin Yaguchi, profesor de Estudios Estadounidenses en la Universidad de Tokio, señaló que los estudiantes de inglés en Japón a menudo veían los debates presidenciales para analizar las técnicas discursivas.

“Lo que vimos hoy no es nada útil”, dijo Yaguchi cortésmente. “La mayoría de los japoneses estaban consternados por el estilo ofensivo del debate”.

Fujisaki señaló que la reacción de Japón dependería de los resultados. En referencia a un chiste diplomático, comparó las elecciones con un regalo de Navidad.

“No decimos nada hasta el día de la Navidad, y cuando abrimos el regalo exclamamos: ‘¡Es justo lo que quería!’”, comentó. “Si reeligen a Trump, diremos: ‘Encantados de trabajar con usted otros cuatro años’, y si Biden resulta electo, diremos: ‘Usted es a quien estábamos esperando’”.

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