El patrón de las mentiras para hacer guerras

 

Elson Concepción Pérez | Granma

El 20 de marzo de 2003, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ordenó atacar e invadir a Irak. Ni siquiera se consultó a la ONU. Para qué consultarían; ellos iban a atacar de todas formas, como antes hizo otro presidente, Bill Clinton, contra Yugoslavia, sin el consentimiento de nadie.

La «justificación» fue la gran mentira de que Bagdad contaba con armas de exterminio masivo. El propio presidente Bush, unas semanas después, y cuando ya se superaban los 100 mil civiles iraquíes muertos o mutilados, confesó que fue falsa la información que le proporcionaron los servicios de inteligencia de su país, sobre las armas de exterminio.

El pasado viernes, también sin consultar a la ONU e, incluso, sin que el actual Gobierno de Bagdad fuese informado al respecto, el mandatario Joe Biden ordenó que sus bombarderos lanzaran cohetes contra la provincia iraquí de Anbar, situada en el oeste del país. Mataron a 16 personas e hirieron a otras 25.

El pretexto, eliminar a grupos de la 13ra. Brigada Al Tafuf, de la milicia popular que, según Washington, están vinculados con los recientes ataques a una base estadounidense en Jordania.

También esta vez un presidente estadounidense mintió, dijo el vocero del Gobierno iraquí, Bassem al Awadi, quien aseguró que «no hubo ninguna coordinación previa entre Bagdad y Washington» respecto a la embestida contra la gobernación de Anbar, la que calificó como «una agresión contra la soberanía de Irak».

El propio vocero iraquí dijo que Estados Unidos falseó deliberadamente los hechos, con el objetivo de «engañar a la opinión pública internacional». Por su parte, Rusia calificó los ataques del Pentágono contra territorios de Irak y Siria como «deliberadamente diseñados para avivar el conflicto en el Oriente Medio», reportó Russia Today.

Los bombardeos efectuados contra Siria e Irak «vuelven a demostrar a todo el mundo la esencia agresiva de la política estadounidense en Oriente Medio y el desprecio total de Washington hacia las normas del derecho internacional», dijo la portavoz de la Cancillería rusa, Maria Zajárova.

«Los intentos de mostrar músculo, con el objetivo de influir en la situación política interna de EEUU, el deseo de corregir de algún modo el rumbo fallido de la actual administración estadounidense en la arena internacional, a la luz del impulso que está cobrando la campaña electoral, conducen a una mayor escalada de las tensiones internacionales y socavan aún más la posición de EEUU en el mundo árabe», argumentó la vocera, citada por RT.

La agresión estadounidense también fue condenada por el Gobierno cubano, que la calificó de flagrante violación de la soberanía de ambos países.

El miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, afirmó en su cuenta en X que esta irresponsable acción, al tiempo que viola el Derecho Internacional, aumenta la escalada de violencia y alienta la posibilidad de un conflicto regional.

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