La intolerancia de Ramos Allup y su vocación imperialista

(II entrega y final)

La intolerancia política es una de las causales de la polarización actual entre los opositores venezolanos. Los conlleva a actuar en función de imponerle a la sociedad, por cualquier vía, sus ideas antagónicas, así como sus proyectos y planes ocultos.

 

El presidente de la Asamblea Nacional se ha mostrado públicamente con comportamientos raros, no propios de alguien que pretende administrar uno de los poderes más importantes del Estado. Ha mostrado un trastorno de personalidad sin límite desde que asumió el poder, detrás de sus actuaciones hay intenciones ocultas.

Por ejemplo, ensañarse contra una imagen de Simón Bolívar y otra de Hugo Chávez como lo hizo en enero del 2016, de forma descarnada, solicitando que lo grabaran y colocaran el video en las redes sociales, manifiesta su odio acumulado a la palabra «bolivariana» tan enaltecida por los revolucionarios en el poder.

Para satisfacer sus frustraciones, ira y pretender humillar a sus contrincantes, el sociópata Ramos Allup ha intentado profanar los mitos revolucionarios, su cultura, sus ideas y sus iconos, develando su nivel de intolerancia política e intelectual. Algo que debe ser deplorado por cualquier persona consciente y racional.

Lo que ha hecho, es lo que hacen los hombres peligrosos para la paz, para la democracia, incluso para la estabilidad de los gobiernos de la región que en su mayoría son de tendencia de izquierda. No hay que subestimarlo y tratarlo con mucha astucia por lo que es: un hombre ambicioso y peligroso.

Él mismo ha reconocido públicamente que dentro de la bancada opositora hay diputados que le han dicho que le baje dos al enfrentamiento y busque la conciliación con el gobierno. Pero ha dicho abiertamente que llegó para acabar con el gobierno de Maduro lo más pronto posible.

Lo peligroso es que Ramos Allup tiene seguidores y admiradores en los distintos estratos sociales. El más peligroso es el sector que se hace llamar  intelectuales, quienes terminan siendo más intolerantes que los sectores más pobres.

Ese sector debería dejar de elevar y animar el comportamiento irracional y desmedido del Presidente del parlamento, y dejar de tolerar ese estilo inconveniente para el país.

Dicho estilo es ofensivo, provocador, de palabras grandes y oscuras, a veces rimbombantes, pero cargados de conflictos emocionales que se reflejan en su comportamiento inadecuado, anárquico, que socava el sentido común, aniquila la razón, lo conduce a la ilegalidad y le abre puertas al imperio de la violencia.

Todo lo anterior evidencia que el diputado Henry Ramos Allup fue escogido por el gobierno de los Estados Unidos y la CIA para crear una crisis política en Venezuela en el corto plazo. Fue puesto con luz verde para atacar e intentar destruir la revolución lo más pronto posible. 

Es un «loco» con la venía imperial para desestabilizar al país, porque el juego democrático, la estabilidad política y el respeto a la legalidad no son los escenarios más convenientes para que el gobierno estadounidense alcance su objetivo de destrucción y dominación del territorio venezolano.

 Barack Obama sale este año de la presidencia del Imperio, allí es donde será más peligroso. Antes cumplirá con la derecha internacional, transnacionales armamentistas y energéticas, e intentará entregar una región de América Latina con una izquierda cada vez más reducida en el manejo del poder.

De seguro la oposición intransigente e intolerante liderada por Ramos Allup buscará el choque de Poderes. No escatimarán en desconocer a los otros poderes. Querrán imponer la agenda política nacional e ir disminuyendo la atención hacia otros poderes hasta doblegarlos a sus ansias de dominación y aniquilamiento. Seguirán subiendo el enfrentamiento político, buscarán calentar las calles, irrespetarán y atacarán con sandeces y ofensas todas las decisiones de los demás poderes públicos.

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *