Leonard Peltier, preso político indígena encarcelado en EEUU desde 1976

Por José Blanco 

 Cada día las noticias de los abusos de los poderosos sobre los débiles abundan y, con seguridad, se refieren sólo a parte del cúmulo cuya mayor proporción permanece en la oscuridad. Los medios de los centros desarrollados suelen armar escándalo cuando las autoridades judiciales de un país de la periferia incurren en prácticas indecentes con los de abajo, como no es extraño que ocurra. Pero Estados Unidos puede mantener indefinidamente la infamia innombrable de Guantánamo o proseguir con sus prisiones repletas, con el campeonato mundial en ese rubro: a fines de 2016 había 2.16 millones de personas en prisión y esa cifra representaba la tasa más baja de los 20 años previos. De acuerdo con un informe de la ONU (https://www.un.org./es/chronicle/article), EE.UU., con sólo 5 por ciento de la población del planeta, representaba 25 por ciento de la población penitenciaria mundial. Además, 67 por ciento de los reclusos son personas de color, a pesar de ser sólo 37 por ciento de la población de EE.UU.: los pobres son delincuentes por definición. 

Lo peor de ese escándalo carcelario es que es un negocio rapaz al estilo yanqui. Según el New York Times (12/10/17), el sheriff Jonah Engel Bromwich dijo, a propósito del impulso a unas reformas al sistema penitenciario de Luisiana: Están dejando en libertad a los buenos que utilizamos cada día para lavar coches, cambiar el aceite del motor, preparar la comida, en fin, todo eso que nos permite ahorrar dinero. Una típica mente gringa sureña esclavista. 

De acuerdo con el informe de la ONU señalado: “El ánimo de lucro contamina casi todos los aspectos de la vida en la prisión, desgarrando a las familias sin ninguna razón que se pueda justificar por las normas de seguridad comunitarias. Por ejemplo, las costosas ‘visitas por video’ han remplazado a las visitas familiares presenciales y gratuitas en algunos centros. Detrás hay empresas privadas que cobran el minuto en pantalla a más de 1.30 dólares…; la pena de prisión cada vez guarda menos relación con la justicia y más con el afán de lucro. Además de la industria del trabajo carcelario, que mueve en torno a mil millones de dólares, las prisiones privadas y las compañías con fines de lucro continúan prosperando…” 

Súmese el tema canalla de los presos políticos. Ayer lunes fue recordado en la tribu Oglala Sioux de la reserva Pine Ridge (Dakota del Sur), que su demanda más importante sigue siendo la liberación de Leonard Peltier, un preso político indígena que ha estado encarcelado desde 1976; pronto cumplirá 79 años de edad. 

A inicios de 1970 reinaba en esa reserva un régimen de terror bajo el mando del entonces presidente tribal Dick Wilson, que contaba con milicias fuera de regulación para ejercer la represión contra sus opositores. A la vista de la policía y de la FBI, esas milicias ilegales cometieron cerca de 60 asesinatos con armas que provenían de la propia policía y de la FBI. Ante el terror cotidiano, un día siniestro los ancianos tribales y los líderes tradicionales de los Oglala-Lakota llamaron a los activistas del Movimiento Indio Americano (AIM, por sus siglas en inlés), quienes montaron un campamento de protección. El 26 de junio de 1975 dos agentes de la FBI, Jack Coler y Ronald Williams, llegaron al campamento en automóviles no identificados buscando, dijeron, a un ladrón adolescente. En el marco de una política tribal autocrática, de acosos policiales y de las milicias, y de obligada resistencia de los indígenas, se produjo una escalada de violencia en la que murió un joven activista de la AIM y los dos agentes de la FBI. Se lanzó entonces una de las mayores operaciones de búsqueda en la historia policial de Estados Unidos contra tres activistas del AIM: Bob Robideau, Dino Butler y Leonard Peltier. A la postre, los dos primeros fueron absueltos en un juicio debido a las fuertes sospechas de que las pruebas presentadas habían sido manipuladas por el FBI, y al reconocimiento de una situación de legítima defensa. Peltier permaneció preso para establecer un precedente judicial. 

El 26 de junio fue establecido en Oglala como Día de Leonard Peltier desde 2013. En esa fecha se recuerdan los sucesos de hace 48 años relacionados con Peltier; también que el AIM acudió a proteger a los suyos. Dennis Banks, uno de los fundadores del AIM, fallecido en 2017, dijo en su momento que el AIM había sido llamado para ayudar; no vinieron a matar, sino a proteger vidas. Arriesgaron su vida y su libertad. 

Leonard Peltier cumplirá 79 años en septiembre próximo. Tenía 31 cuando fue encarcelado. Ha estado preso durante 47 años y 140 días, cumplidos ayer lunes. En Oglala, pero también en otros lugares del mundo, ciudadanos solidarios volvieron a exigir la libertad de uno de los presos políticos más antiguos de EE.UU. Sólo en Europa, hubo ayer acciones de remembranza al menos en Francfort, Main, Leipzig, Düsseldorf, Milán, Val Sula y Viterbo. 

En todas partes se cuecen las monstruosas habas de la injusticia. 

 

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