Los Chamorro piden respeto

A Violeta Barrios le gustaba enseñar en los años 80 el deterioro de La Prensa, que adjudicaba a la revolución. Lo cierto es que ella y su familia fueron cómplices de la muerte de miles de personas y de la destrucción del país con apoyo de Estados Unidos.

La expresidenta Violeta Barrios viuda de Chamorro, de 89 años casi cumplidos, está gravemente enferma, y desde las páginas de La Prensa sus hijos piden se respete la privacidad de su madre y la de su familia. Ellos demandan respeto, los mismos que no respetan la vida de nadie, ni siquiera la del actual presidente Daniel Ortega y su familia, contra quienes a diario lanzan el peor de sus venenos a través de su “república de papel”.

Es interesante lo que plantean los hijos de la exmandataria, cuando ellos mismos se han encargado de manchar la imagen de su mamá con su involucramiento en una guerra informativa sin cuartel en contra del sandinismo, que incluye el acopio de dinero proveniente de entidades desestabilizadoras norteamericanas.

Ese dinero ha sido recibido precisamente por la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, nombre que utiliza su hija Cristiana para financiar entrenamiento a grupos desafectos al gobierno del FSLN, incluyendo a medios de comunicación y periodistas.

El uso del nombre y la imagen de la señora Barrios viuda de Chamorro para fines criminales como el recién fallido golpe de Estado, es el peor irrespeto a la imagen de una expresidenta, que nos ha querido ser vendida por los medios de su familia, como una devota madre de familia que vio como sus hijos a todos los nicaragüenses.

Lo cierto es que doña Violeta Barrios nunca gobernó, ya que las riendas del poder fueron tomadas desde un inicio por su yerno, ya fallecido, Antonio Lacayo y su hija Cristiana, una furibunda antisandinista que defiende a rabiar lo que considera derechos históricos y divinos de la oligarquía de Nicaragua.

Y el atol con el dedo que intentaron darnos con la imagen “maternal” de la señora del reparto Las Palmas, queda nada más en eso: intento. Las malas obras del gobierno de Chamorro se encargaron de poner las cosas en su lugar.

No solo llegó al poder con la ayuda del imperio norteamericano y su presidente, el multiasesino Ronald Reagan, sino que lo hizo sobre un mar de sangre de nicaragüenses que defendieron su revolución, y otro tanto de inocentes víctimas de la agresión norteamericana.

Ya en el gobierno, una de sus primeras acciones fue perdonarles a los gringos –como agradecimiento por entregar el poder a la oligarquía-, la deuda de más de 17 mil millones de dólares que la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Holanda, había determinado que tenían que pagarle a Nicaragua por los daños ocasionados durante la guerra.

Y después, como su familia se desplaza siempre en camionetonas del año con combustible ilimitado debido a sus numerosos privilegios y empresas, vendió como chatarra el ferrocarril, junto a nueve locomotoras diésel que habían sido donadas a mediados de los años 80.

La excusa del “yernazo” fue que tenían que cancelar las prestaciones de los obreros del Ferrocarril de Nicaragua que habían sido lanzados al desempleo. Miles y miles de familias que utilizaban ese medio de transporte barato para movilizarse, resultaron afectadas por la insensibilidad de Violeta Barrios y su familia.

Y les recordamos otra cosa a los Chamorro que ahora piden respeto: en agosto del año pasado fue asesinado en un “recupere de arma”, el policía Leonel Eduardo Medrano Rodríguez, de 31 años, quien cuidaba la vivienda de la señora Barrios vda. de Chamorro.

Tras el crimen, Cristiana Chamorro vda. de Lacayo, quien ahora junto a su familia llama “guardias asesinos” a los policías, dijo:

“La Policía siempre resguarda la casa de mi mamá, vamos a averiguar la investigación, a conocer qué fue lo que pasó, y vamos a ponernos de acuerdo con la Policía para que la seguridad siempre se mantenga y no pasen estas cosas, nosotros queremos expresar sí que lamentamos la muerte de este oficial que murió en el cumplimiento de su deber”.

Investigación del asesinato del policía que cuidaba la vivienda de Violeta Barrios.

Claro, cuidar a su mamá oligarca era el “deber” del policía asesinado, pero cuando la institución del orden actúa en defensa de la población agredida por los frustrados golpistas de los cuales los Chamorro Barrios son parte, se convierte en “genocida”.

Viendo lo ocurrido con el intento de golpe de Estado, planificado desde hace varios años, no es descabellado pensar que el AK-47 que le quitaron al agente de policía asesinado, era parte de la acumulación de armas de los actuales golpistas fracasados.

Es que en las páginas de La Prensa nadie está a salvo de la real voluntad de sus dueños, las diferentes ramas de la familia Chamorro que comparten acciones. Son ellos los que deciden quién tiene la razón –aunque no la tenga-, y por supuesto contra quién se utilizan las páginas que ya casi agonizan por falta de anuncios y compradores.

Pese al comunicado sobre la salud de Violeta Barrios vda. de Chamorro, no hay que creer mucho en la devoción familiar de esta camarilla. Jamás le perdonaron al ingeniero Xavier Chamorro Cardenal que se separara del clan para ir a fundar El Nuevo Diario, cuyas páginas defendieron los intereses populares hasta que sus hijos tomaron las riendas del rotativo.

Don Xavier contaba que sus hermanos Jaime y Ana María no le dirigían la palabra y solo podía reunirse con ellos en Navidad, cuando su madre, Margarita Cardenal, convocaba a la familia.

Fue tanto el odio contra el ingeniero Chamorro, que su hermano Jaime y su sobrino Hugo Holmann fundaron el periódico Hoy como contraparte de El Nuevo Diario, a fin de sacarlo del mercado y quedarse con el monopolio que siempre han querido tener, el que en parte han logrado gracias a las generosas dádivas que la Fundación Violeta Barrios ha entregado en los últimos daños a diferentes medios de comunicación y periodistas con fondos de la USAID.

Hay otras muchas verdades sobre el gobierno de Violeta Barrios vda. de Chamorro que de seguro sus vástagos no quieren oír. Por eso, ahora que la ven al borde la muerte, recurren a normas sociales y sobre todo humanas como la solidaridad y el respeto, que son válidas, pero que ellos nunca han practicado.

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