Un estudio de Oxfam revela que estos estados llevan tres años sin cumplir su compromiso de movilizar 100.000 millones de dólares. Además, la financiación se concede principalmente en forma de préstamos, algo que agrava la situación de países fuertemente endeudados.
Hace una década que los países más ricos —y también los con más gases de efecto invernadero emiten— se comprometieron a destinar, para el año 2020, cien mil millones de dólares anuales al apoyo de medidas de adaptación y mitigación del cambio climático en los países de renta media y baja.
Han pasado tres años desde esa fecha límite y el dinero sigue sin llegar. De hecho, en la COP27 se acordó un fondo de compensación para los países más vulnerables, pero no se concretaron los detalles para implantarlo.
Los países donantes afirman haber movilizado 83.300 millones de dólares en 2020, pero el Informe paralelo de 2023 sobre financiación climática de Oxfam Intermón lo desmiente: revela que las cifras declaradas en realidad están maquilladas y que el valor real de la financiación no sobrepasa los 24.500 millones. Y, de ellos, solo entre 9.500 y 11.500 millones se destinaron específicamente a la adaptación climática.
La inflación de las cifras, explica la entidad, resulta de la inclusión de «proyectos en los que se ha exagerado el objetivo climático o porque los préstamos se han contabilizado según su valor nominal». Además, los países donantes están reasignando a la financiación climática hasta un tercio de su contribución a la ayuda oficial en lugar de aportar financiación nueva y adicional.
Asimismo, la manera en que se utiliza o quién se beneficia de esta financiación carece de transparencia. «Según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la financiación privada movilizada para fines de adaptación aumentó significativamente de 1.900 millones de dólares en 2018 a 4.400 millones en 2020.
Este aumento se debe principalmente a la financiación de un gran proyecto energético de gas natural licuado en Mozambique, que no revela ninguna actividad de adaptación», asegura.
Una ayuda a devolver
Más de la mitad del total de la financiación climática se concede a través de préstamos. Estos hacen poco favor a los países que los reciben, ya que agravan aún más la deuda existente, especialmente teniendo en cuenta el actual aumento de los tipos de interés.
Entre los países que aportan financiación climática bilateral, Francia es quien concede una mayor parte de la financiación pública en forma de préstamos, con un 92%. Por detrás la siguen Austria (71%), Japón (90%), y España (88%).
La financiación climática aportada por bancos multilaterales de desarrollo entre 2019 y 2020, por otra parte, se concedió en forma de préstamos en un 90%.
“Es muy injusto», afirma Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam Internacional. «Los países ricos están menospreciando a los países más pobres, y esta es una actitud que socava profundamente la confianza en las negociaciones sobre el clima. Están jugando a un juego muy peligroso del que todos saldremos perdiendo”.
En estos últimos años, varios países como la India o Pakistán han registrado olas de calor e inundaciones sin precedentes. Solo en 2022, las pérdidas que conllevaron las diez catástrofes climáticas más destructivas fueron de al menos 3.000 millones de dólares cada una. La falta de financiación perdura a pesar de que la situación cada vez es más crítica para los países más pobres.
Las predicciones para estos últimos no son buenas: podrían enfrentarse a costos de hasta 580.000 millones de dólares anuales de cara a 2030.
«Los proveedores de financiación climática deben aumentar considerablemente sus esfuerzos y declarar su financiación climática de manera detallada en base a cada proyecto, remarcando los porcentajes que se destinan a medidas de mitigación y adaptación», concluye Oxfam.
«De la misma forma, es necesario que se destine urgentemente una mayor financiación a las medidas de respuesta al cambio climático mediante subvenciones, además de frenar la tendencia de los proveedores a conceder en forma de préstamos la suma que se han comprometido a aportar».