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Ocho días después del lanzamiento de la contraofensiva ucraniana, uno de los comandantes ucranianos anunció que sus tropas habían recuperado el control de una zona de más de 100 kilómetros cuadrados, anteriormente controlada por los militares rusos.
Por el contrario, los representantes de las fuerzas armadas rusas subrayaron que habían infligido importantes daños a Ucrania durante los combates. Por ejemplo, el Ministerio de Defensa ruso declaró que, en un solo día, la víspera del pasado viernes, habían muerto más de 400 soldados ucranianos en los ejes meridionales de la región de Donetsk.
El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, declaró la semana pasada en la sede de la OTAN en Bruselas que “Ucrania ha lanzado una ofensiva y ha realizado progresos sostenidos”, pero también se refirió a las “grandes dificultades” encontradas en la contraofensiva lanzada recientemente. Sugirió que los avances de las fuerzas ucranianas no eran aún muy significativos. Los combates se desarrollan con “gran intensidad”, y la operación ofensiva de las fuerzas ucranianas “probablemente llevará mucho tiempo y requerirá gastos considerables”, añadió Mark Milley.
Del lado ucraniano llegan señales similares. En una rueda de prensa celebrada el jueves de la semana pasada, el jefe adjunto de la Dirección Operativa del Estado Mayor Conjunto del ejército ucraniano, Oleksii Jromov, declaró que estaban dispuestos a luchar por la liberación de su territorio, incluso “con las manos vacías”. También anunció que se había restablecido el control sobre parte del territorio anteriormente ocupado por los rusos.
Jromov afirmó que el ejército ruso había sido expulsado de siete localidades del este de la región de Donetsk y del sur de la región de Zaporiya. El mando del ejército ucraniano también afirmó que las fuerzas ucranianas habían logrado avances en la región de Donetsk, al este de la ciudad de Bajmut, y en la región de Ugledar, al sur, pero esto se confirmó, como señalaron los representantes del mando estadounidense y de la OTAN, tras “combates difíciles y encarnizados”.
Si las fuerzas ucranianas hubieran logrado un éxito significativo, sin duda se habría reflejado en las declaraciones del mando ruso. Pero están hablando de una situación completamente diferente. El Ministerio de Defensa ruso informó de que el ejército ucraniano había perdido más de 400 soldados en un solo día, en la mañana del pasado viernes, en los ejes meridionales de la región de Donetsk.
En el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, Putin declaró que la contraofensiva ucraniana no tenía ninguna posibilidad de éxito. Además, Ucrania ha perdido decenas de tanques, vehículos blindados y otros equipos militares. El país se ha convertido en el mayor cementerio de material militar occidental.
El 12 de junio Ucrania perdió 16 vehículos blindados de fabricación estadounidense, según informó la CNN, mientras que el Ministerio de Defensa ruso anunció la destrucción de 8 tanques Leopard de fabricación alemana.
El gobierno de Kiev no ha facilitado información oficial sobre las pérdidas en el campo de batalla, pero el sitio web de análisis de operaciones militares Oryx, que recopila información de fuentes abiertas, indica que el ejército ucraniano ha perdido al menos 16 vehículos blindados Bradley y 4 tanques Leopard por el fuego de la artillería rusa y los campos de minas.
Ésta es la razón por la que en los últimos días los europeos hayan vuelto a plantear la posibilidad de suministrar más tanques a Ucrania, a pesar de sus afirmaciones anteriores de que las fuerzas armadas ucranianas tienen “todo lo necesario” para lanzar una contraofensiva.
Estados Unidos también ha decidido enviar más vehículos blindados a Ucrania, dado que su ejército ha sufrido importantes pérdidas en su primer intento de contraatacar a las fuerzas rusas.
El periódico alemán Handelsblatt asegura que Dinamarca y Holanda han comprado 14 tanques Leopard 2 al fabricante de armas alemán Rheinmetall para enviarlos a Ucrania.
Durante la pausa invernal-primaveral de los combates, Rusia tuvo tiempo suficiente para preparar sólidas y extensas posiciones fortificadas. Esas zonas se han convertido en un auténtico “cementerio” para las decenas de blindados que los países europeos y la OTAN han suministrado a las fuerzas armadas ucranianas.
El senador estadounidense y coronel retirado Dick Black, veterano de la guerra de Vietnam, escribe que el “muro de acero”, como denominó a las líneas defensivas rusas, estaba impidiendo el rápido avance de la contraofensiva ucraniana. Dice que han muerto unos 7.000 soldados en la contraofensiva, que no se ha conseguido nada “convincente”, con 160 tanques y 360 vehículos blindados (de las fuerzas ucranianas) destruidos o perdidos irremediablemente en sólo una semana.
“Todo lo que vemos son Bradleys y Leopards ardiendo en muchos lugares”, añade Black. Es “inhumano enviar personal a una muerte segura” en esas condiciones, aunque a los ucranianos se les ordenara “luchar hasta el último hombre”, concluye el senador.
Michael Waltz, otro congresista y militar estadounidense que combatió en Afganistán, también cree que los avances de las fuerzas armadas ucranianas en su contraofensiva son muy limitados (si es que los hay), pero sin duda provocarán importantes pérdidas a las fuerzas ucranianas. “Como antiguo oficial de blindados, puedo decirles que atravesar estas líneas de defensa rusas será muy costoso y difícil”, declaró a la prensa.
“Habría sido mejor que los ucranianos hubieran hecho las cosas bien y hubieran conservado los tanques suministrados por Occidente para lograr el éxito en otro eje”, concluye.