Un llamado a la sensatez

Nuria Barbosa León | Granma

Preocupa el pueblo estadounidense por la falta de atención médica para sus ciudadanos ante la pandemia de la Covid 19, un coronavirus invisible pero palpable que hoy juega con exterminar la vida del ser humano en el planeta.

Recientemente el programa This Morning de la cadena CBS, puso de ejemplo el caso de Gary Fowler, un hombre de 56 años, con síntomas de padecer la enfermedad, que murió tras ser rechazado por tres hospitales de Detroit, en Míchigan.

Su hijastro, Keith Gambrell, confirmó que este deceso tuvo lugar el pasado 7 de abril en su domicilio después de recorrer las salas de emergencias de tres centros sanitarios, donde ni le admitieron ni le hicieron pruebas a pesar de las señales que ofrecía su estado de salud.

Un día antes de este suceso murió por Covid-19 el padre del fallecido, un hombre de 76 años, y poco después su esposa comenzó a presentar indicios de padecer la enfermedad, quien terminó hospitalizada y conectada a un sistema de respiración asistida, afirmó Keith Gambrell. Achacó tal actitud de irresponsabilidad de los cuidados de urgencia por un tema discriminatorio, ya que todos son negros.

Un relato similar, lo hizo una colega del semanario Granma Internacional, porque su hijo, natural de Estados Unidos, tuvo los síntomas respiratorios y llamó a su médico. Este le sugirió quedarse en casa porque no valdría la pena acudir a ningún hospital y sólo sería recibido si llegaba en un estado de gravedad.

Ni siquiera le ofrecieron medicamentos para aliviar su malestar o para prevenir una evolución tórpida del padecimiento, simplemente ocurrió lo que esperaban: Ahora su esposa está enferma y tampoco ha podido acceder a una prueba diagnóstico.

Estos casos se dan diariamente en un número excesivo de la población norteamericana. Ellos no acuden a los centros de salud por falta de dinero o por carencia de un seguro médico que lo respalde. Peor suerte, la corren los inmigrantes indocumentados, unos 11 millones de personas, que ni siquiera se acercan a esos lugares para no ser detectados por las autoridades migratorias.

En twitter pululan mensajes de varios galenos referidos a la falta de recursos en los hospitales de EEUU y a la medida de bajar sus salarios por falta de entrada de ingresos financieros a los centros asistenciales.

Mike Larsen dice en un tweet, que su hija trabaja de médico de la primera línea y recibirá un recorte salarial de un 15% por disminución de las cirugías electivas en su hospital, lo cual representa que los pacientes no recurran en estos tiempos de pandemia a tales procederes y por tanto las instituciones dejan de cobrar.

Algo similar plantea en su tuit Cameron Beach porque su padre es médico en el área de urgencia: «Su hospital está recortando su salario, y el de todos los demás de primera línea porque están perdiendo dinero de pacientes que no tienen Covid» y agrega: «la afluencia de pacientes de la sala de emergencias se ha desplomado porque las personas no salen a la calle, no se lastiman y no se enferman por otra cosa que no sea Cov1d 19».

Quizás resulte irracional lo que ocurre en Estados Unidos, pero lo que sí podemos asegurar es su veracidad. Ese país de primer mundo es incapaz de solucionar un tema sanitario porque el sistema político y económico asumido, dejó en manos de aseguradoras privadas la atención médica de la población.

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